Por: C.T. Nocividad

El proyecto de la tecnocracia de artificializar el mundo, la vida y cada proceso, fenómeno, relación… que ocurre en ella, está siendo realizado gracias a convertir el planeta que habitamos en un inmenso laboratorio al aire libre en el cual probar todos los desarrollos tecnocientífcos y sus consecuencias económicas, sociales y ecológicas. Hemos sido convertidos en ´cobayas´de la tecnocracia. Obviamente las consecuencias de artificializar el mundo están siendo nefastas y catastróficas en todas las dimensiones. Especialmente después de la II Guerra Mundial es cuando el planeta se convierte en un auténtico campo de pruebas en el que experimentar el mundo diseñado y planificado en los salones de la tecnocracia, cuando la industrialización de gran cantidad de actividades, especialmente la industrialización de la agricultura mediante la llamada ´Revolución verde´ permitió en esa época iniciar la utilización y distribución masiva de una enorme cantidad y variedad de productos tóxicos y nocivos para nuestra salud: medicamentos industriales y vacunas, pesticidas e insecticidas que envenenarían la tierra, el aire y el agua así como los miles de productos químicos necesarios para la producción en masa de todos los artefactos de nuestra moderna y tecnificada sociedad.

Ahora con el paso del tiempo observamos los efectos de este experimento, podemos decir que hemos sido sometidos a un proceso de envenenamiento en bajas dosis: el suministro continuado, por la presión de la industria farmacéutica, de antibióticos, vacunas, quimioterapia, etc. ha provocado que la iatrogenia sea la tercera causa de muerte en los países desarrollados, así como también ha producido la pandemia de las enfer1 medades autoinmunes con tres millones de casos en Europa, estas enfermedades son producidas por nuestro propio sistema inmunologico que es alterado por la extrema cantidad de productos industriales introducidos en nuestro cuerpo o la pandemia de la infertilidad causada también por las ingentes cantidades de productos tóxicos en nuestro ambiente (disruptores endocrinos, ondas electromagnéticas, radioactividad…), la utilización de los excedentes bélicos de la II Guerra Mundial, como DDT, gases venenosos, o agente naranja, durante la ´Revolución verde´ junto a la industrialización de prácticamente de todas las actvidades daría al envenenamiento de tierra, aire y agua, siendo este proceso nocivo una práctica indisasociable de cualquier actividad industrial, sangrante es el caso de la producción industrial de energía, ya sea verde, nuclear o fósil y sus devastadoras consecuencias ecológicas y sociales. En definitiva, la persecución del “mejor de los mundos posibles”, el proyecto de tecnificar la sociedad, ha traído tras dos siglos de mundo industrial y sus nefastas consecuencias: la aniquilación de casi la mitad de las especies animales y vegetales, la contaminación de nuestros alimentos, un aire irrespirable, un ambiente infectado de radioactividad después de más 2000 pruebas nucleares, la deforestación de selvas, la acidificación y calentamiento de océanos, la extensión de monocultivos por todo el planeta, todo ello está llevando al planeta a borde del abismo. Ha llevado al planeta a convertirse en un inmenso laboratorio a cielo abierto en el probar todos sus productos tóxico-industriales.