La guerra comercial entre Estados Unidos y China sumó hoy un nuevo capítulo luego que el gobierno de Pekín anunció una lista de bienes por valor de 60 mil millones de dólares que incluyen café, miel y productos químicos industriales, como represalia si Washington cumple su amenaza más reciente de imposición de aranceles.

El presidente estadounidense Donald Trump tomó la delantera el jueves al proponer como medida de presión sobre China aumentar del 10% al 25% el tipo arancelario para productos del gigante asiático valorados en más de 200.000 millones de dólares.

Por el momento se trata de una medida que no es firme, sino que será objeto de estudio hasta septiembre por la Oficina de Comercio Exterior de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) y abrirá un periodo de consulta pública para que las empresas estadounidenses puedan dar su opinión sobre estas sanciones comerciales. Estas sanciones se aplicarían por primera vez a un número considerable de bienes de consumo, incluyendo muebles, lámparas, alimentos y ordenadores.

China esperó unas horas y hoy respondió con dureza a la Casa Blanca. El Ministerio de Finanzas acusó al gobierno del presidente Trump de dañar a la economía global con su propuesta de imponer 25% de aranceles en productos chinos, en una disputa por la política tecnológica de Pekín.

«China está obligada a tomar contramedidas», anunció el ministerio en un comunicado. Los aranceles en represalia del 25%, 20%, 10% ó 5% se impondrán a 5.207 productos si «Estados Unidos persiste en imponer estas medidas arancelarias».
Washington impuso aranceles del 25% a bienes chinos por un valor de 34.000 millones de dólares el 6 de julio pasado.
Pekín respondió con tasas similares a la misma cantidad de productos estadounidenses.

Para intentar evitar que la situación se vuelva una bola de nieve imparable, hoy el vocero del Ministerio de Exteriores chino pidió a Washington que «entre en razón» y arregle la disputa.

El gobierno chino ofreció, a cambio, reducir su superávit comercial con Estados Unidos al adquirir más bienes estadounidenses, pero se niegan por el momento a cambiar sus planes de desarrollo tecnológico que consideran un camino a la prosperidad e influencia mundial.

La disputa creciente entre ambos gigantes, sin un acuerdo a la vista, está provocando fuertes temores -en particular en Europa- de que podría enfriar el comercio mundial y el crecimiento económico.

El responsable de Comercio Exterior de Estados Unidos, Robert Lighthizer, señaló que el gobierno «continúa instando a China a detener sus prácticas desleales, abrir su mercado y participar en una verdadera competencia de mercado». «Hemos sido muy claros sobre los cambios específicos que China debería emprender. Lamentablemente, en lugar de cambiar su comportamiento dañino, ha tomado represalias ilegales contra trabajadores, granjeros, rancheros y empresas de Estados Unidos», apuntó el responsable de Comercio Exterior. (ANSA).

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