Enrique Muñoz Gamarra
Ciertamente, hasta aquí (2021) la destrucción de fuerzas productivas y exterminio de poblaciones (genocidios), han sido monstruosas. El único responsable de todos estos crímenes ha sido el ejército estadounidense que desde el 11 de septiembre de 2001 (auto-atentado a las Torres Gemelas) esta orientado hacia las guerras de agresión contra naciones y pueblos inermes del mundo, so pretexto de la contención del ascenso económico de algunos países asiáticos (China, India, etc.).
En marzo del 2007 el general de 4 estrellas Wesley Clark, quien fuera comandante de la OTAN de 1997 a 2001, reveló en una entrevista con la periodista, Amy Goodman, que cuando era parte de la administración de George Bush, en el 2001, se le hizo saber el plan de invasión y ocupación de siete países: Iraq, Siria, Líbano, Libia, Somalia y finalmente Irán, como parte de la estrategia bélica a largo plazo del siniestro Pentágono (el primer país fue Afganistán).
El apunte:
«El general retirado Wesley Clark, quien fuera Comandante Supremo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte durante la Guerra de Kosovo, confesó en 2007 en declaraciones a Amy Goodman de Democracy Now, que desde el año 2001 el gobierno de Estados Unidos tenía en sus planes intervenciones militares en Iraq, Libia, Siria, Líbano, Somalia, Sudán e Irán» (1).
En efecto, a 2021 aquel siniestro plan ha sido cumplido, solo a excepción de Irán. Así fueron arrasadas: Afganistán (2001), Irak (2003), Libia (2010), Siria (2011), Yemen, (16 de septiembre de 2014), etc.
Pero, lo más brutal fue el ataque bacteriológico desatado a finales de 2019 contra una población mundial totalmente indefensa. Ocasionó monumentales destrucciones de las fuerzas productivas incluso el cierre de las principales vías de suministro mundiales (2020-2021). Además, el premeditado asesinato de millones de personas, genocidios en masa (las cifras oficiales al 31 de octubre de 2021 indican que las muertes a nivel mundial por el COVD-19 han sido de cinco millones de personas: ver el siguiente enlace: (2). Así estaban aplicando la criminal teoría fascista de disminución de población de Thomas Robert Malthus.
A no dudarlo, la destrucción de las fuerzas productivas y los genocidios de los pueblos han llegado a ser casi similares a las destrucciones y muertes ocasionadas en su tiempo por la Segunda Guerra Mundial.
La historia nos enseña que las burguesías no habían encontrado, otra solución que la guerra, hasta el año 1913-1914, para salir de sus mortales crisis económicas. Históricamente, por ejemplo, las tormentas económicas de los años 1910-1913 fundamentalmente a consecuencia de la expansión del capitalismo inglés y alemán, se saldaron con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), mientras la Gran Depresión Economica de 1929-1930, se cerraron con la Segunda Guerra Mundial.
Si el 18 de febrero de 1943, el siniestro Ministro de Propaganda Nazi, Joseph Goebbels, arengaba a gritos a sus camisas pardas (paramilitares fascistas) desde el Palacio de los Deportes de Berlín, aniquilar a los bolcheviques («¿Quieren ustedes la guerra total? Clamor: Si, si, si-aplausos. Si fuera necesario, ¿quieren ustedes una guerra más total y más radical que lo que hoy no podríamos ni siquiera imaginar? Clamor: Si. Aplausos»). Este mismo grito de guerra resuena hoy con fuerza desde Washington a sus obsoletas fuerzas armadas y recientemente a sus paramilitares fascistas talibanes en Afganistán pretendiendo engatusar a Rusia y China e ir sobre Teherán y Caracas y, ya está oyéndose también sobre Moscú y Pekín e incluso están muy cerca de sus fronteras. Realmente son muy graves las provocaciones de los fascistas estadounidenses.
Cierto, la burguesía estadounidense que controla al milímetro el siniestro aparato político-militar de aquel país, está en un afán similar a sus homólogos de Berlín en 1939. Biden y sus guerreristas del Pentágono, prácticamente están enloquecidos como Hitler y Joseph Goebbels en aquellos fatídicos años.
Sin embargo, hay algo en todo esto que ahora (2021) no cuadra y le revienta el cerebruto de la cruel burguesía estadounidense. Aquel es: ¿Por qué no ha sido resuelto la gran fase depresiva iniciada en 1973, particularmente, la Gran Depresión Economica del 2008 y luego recientemente la Gran Depresión Economica del 2020, si todos sus arrasamientos militares que vienen desde el año 2001 han sido tan mortíferos como las que ocasionó la Segunda Guerra Mundial?
Cierto, no hubo una Tercera Guerra Mundial, pero las consecuencias de semejante afán destructivo que hasta ahora la mantienen, han sido enormes.
Esto ciertamente, el curso de los hechos mundiales que se baten incluso desde la apertura de aquella fase depresiva en 1973, amerita un serio análisis.
En primera instancia, la nueva coyuntura mundial al que había asumido el mundo tras el final de la Segunda Guerra Mundial con la aparición del armamento nuclear, había dado origen a la paridad estratégica entre las principales potencias militares de entonces, Estados Unidos (16 de julio de 1945, primera prueba nuclear) y la URSS (29 de agosto de 1949, primera prueba nuclear), al que luego se sumó China (16 de octubre de 1964, primera prueba nuclear).
Entonces las burguesías habían aceptado a regañadientes que no podían medirse militarmente como lo habían hecho hasta antes del año 1939. Estas, tenían pleno conocimiento que en sus arsenales de guerra estaban depositadas un buen número de armas nucleares. Eran armas que no podían usarla así libremente como si lo habían hecho antes de la Segunda Guerra Mundial. Consecuentemente cada burguesía estaba incapacitada por asumir una guerra nuclear. La llamada Guerra Fría entre las burguesías de Estados Unidos y la ex URSS había enseñado aquella dolorosa lección. Por supuesto la habían asimilado. Entonces esto está latente desde esos años (1945) que hoy (2021) apesadumbra muy hondamente a cada uno de estas burguesías (China, Estados Unidos y Rusia).
Cierto, a medida que se acentuaba la gran fase depresiva, sobre todo a partir del 2008, empezó a imponerse la ley «Fricción histórica» (Paridad Estratégica). Las burguesías empezaron a sentir una fuerte presión. En realidad, era una auto presión, porque temían al armamento nuclear y querían conservar sus privilegios.
Por supuesto después de la gran guerra (Segunda Guerra Mundial) el capitalismo no tenía problemas económicos extraordinarios, sencillamente porque estaba en una fase expansiva de 1945 a 1972 y, en aquellas condiciones las fricciones inter-imperialistas de calado no eran muy profundas. Pero, esto no indicaba que estaba exenta de las fricciones propias de su desarrollo, las fricciones han sido permanentes, eso no se puede negar, por eso estaba en la cresta de aquellas confrontaciones, la llamada Guerra Fría entre las burguesías de Estados Unidos y la ex URSS.
En efecto, no todo el tiempo el sistema capitalista estaba en una fase expansiva. En este caso aquella fase expansiva iniciada en 1945 se cerró en 1972 y, en su lugar se abrió la dura fase depresiva en 1973 que como sabemos avanza hasta la actualidad. Ciertamente el sistema capitalista había llegado a un periodo de serio agotamiento. El desarrollismo de las fases expansivas anteriores estaba quedando en el pasado. Esto sí que fue un gran problema para las burguesías, que acentuó en extremo las confrontaciones inter-imperialistas a medida que transcurría el tiempo.
Por otra parte, era innegable la sobreacumulación de capitales basuras que desde los años setenta y ochenta del siglo pasado iban creciendo. Sus déficits comerciales eran persistentes. Entonces, sobrevino en los ridículos cerebros de la burguesía, la emisión de billetes. Aquello había sido lo más fácil en los elucubramientos de estas burguesías. Saltaban con un solo pie emitiendo billetes sin fondo, las emisiones eran cuantiosas, estaban muy complacidas por las directrices que les alcanzaban sus «sabios» e ignaros apologistas, se las creían que la permanente emisión de billetes no iba traer consecuencias, y si las hubieran, fácilmente podían remontarlas, pues tenían a la mano sus poderosos Estados y ejércitos, según ellas, garantías supremas para su existencia, que las permitirían salir en su momento de cualquier trance difícil.
Entonces, tras la apertura de la fase depresiva en 1973, el agotamiento histórico del sistema capitalista y los afanes de las burguesías por sobrevivir aprovechando el retraso de la concreción de las tareas del proletariado en el marco de la tendencia mundial, se hizo nítidamente visible la caída del capitalismo a un periodo de evolucionismo económico. En realidad, un periodo de profunda agonía del sistema capitalista y de la humanidad que probablemente sea larga.
Pero, para que este periodo del evolucionismo económico finalmente se imponga, la mínima exigencia del sistema es la incineración de la burguesía estadounidense, es decir, su pulverización y su desmembración total. Sin esta cuota, el evolucionismo capitalista deviene en un serio riesgo de ser barrido por la tendencia mundial señalada por la historia y referida a la revitalización de las luchas del proletariado que pugnan por la sociedad socialista y comunista de forma ininterrumpida.
A partir de los años noventa del siglo pasado las preocupaciones de la burguesía estadounidense se tornaron muy desesperantes a consecuencia del alzamiento económico de los países asiáticos. Siempre aquella región les había causado una especie de resquemor. Era una región enigmática. Así fue en los años de la caída del sistema feudal. En la época capitalista aquello continúo siendo así. Allí había triunfado la revolución bolchevique que había instaurado el Estado del proletariado, un Estado absolutamente diferente y contrapuesto a los Estados capitalistas occidentales, una situación que los atemorizaba.
En este curso de hechos, el alzamiento de la ley Fricción Histórica (Paridad Estratégica) empezó a aplastar a las burguesías. La Tercera Guerra Mundial quedo relegado hasta nuevo aviso, hasta que la carrera armamentística la resolviera, no se sabe cuánto va demorar esto, pero cuando eso ocurra, cuando sea resuelta, entonces de inmediato se desatará la gran confrontación sin demorarse un solo día, que para las burguesías será la resolución de la nueva situación mundial. Una situación en la que el proletariado tiene su propio camino. El camino de su alzamiento en armas en procura de la concreción de la sociedad socialista y finalmente comunista. Aclaramos esto a fin de que no haya confusiones.
Pero, la ebullición de los hechos mundiales recientes, muy claros desde el año 2008, empuja a un grave circulo vicioso que se envuelve en cadena e impide el cierre de la gran fase depresiva y la apertura de un nuevo ciclo económico largo en el sistema capitalista. Así, la ley de la Fricción Histórica (Paridad Estratégica) que no permite la gran confrontación empuja a la retroalimentación de la gran crisis, pues, en el curso de la dura presión de la Paridad Estratégica, las burguesías se permiten insuflar enormes cantidades de capital ficticio, capital sin fondo que inevitablemente conduce a la prolongación de la gran crisis económica. Sin olvidar sus ensañamientos con genocidios y destrucciones de fuerzas productivas. Entonces aquella (la gran crisis económica), en el curso de los hechos y a medida que sigue agudizándose, deviene en un riesgo muy grave.
Esto se llama acentuación de la sobreacumulación de capitales, una agudización muy grave que en el fondo lleva a la prolongación de la gran fase depresiva en la que naufraga el sistema capitalista. Entonces, las burguesías aún pueden sobrevivir, retroalimentando la gran crisis que crece como una gran bola de nieve que sigue avanzando.
De las graves provocaciones que hasta ahora viene desatando la cruel burguesía estadounidense, se concluye, que en efecto esta burguesía quiere a toda costa salir de esta fase depresiva que lo acogota en extremo. Pero como hasta ahora los resultados de aquellas graves provocaciones no han tenido los efectos suficientes, no ha trasuntado la grave fase depresiva, la siniestra burguesía estadounidense planea mayores destrucciones de fuerzas productivas y mayores genocidios que reemplacen el holocausto de la Segunda Guerra Mundial.
En la concreción de semejante plan, la cruel burguesía estadounidense necesita desatar los siguientes hechos:
Primero, debe continuar con sus graves provocaciones militares. Esto quiere decir que debe acentuar sus ataques en Siria, Irak, Afganistán, Yemen y ocupar a como dé lugar, Irán y Venezuela.
Segundo, acentuar sus provocaciones a China y Rusia (No se sabe si en esto existe alguna colusión a fin de crear la mayor zozobra en el mundo).
Tercero, también debe profundizar la gran crisis economica capitalista, empujando a un caos premeditado el sistema financiero, aquello se logra con la emisión descontrolada del dólar y la manipulación de las llamadas cripto-monedas a fin de ocasionarle dificultades a China.
Cuarto, acentuar sus pillajes incluso chocando con los intereses capitalistas de sus socios, o más bien, sus vasallos, ejemplo, el caso del cierre del contrato de submarinos entre Francia y Australia.
Así la burguesía estadounidense se las juega, el todo por el todo, a fin de salir en mejores condiciones de la gran crisis, sobre todo, manteniendo su poderío mundial.
Esto ocurre mientras la gran crisis economica empieza a agitarse de forma muy peligrosa, deslizándose a fondo abrumada por la exorbitante cantidad de capitales basuras que empiezan a circular en el sistema financiero por las descontroladas emisiones monetarias (dólares basuras). La coyuntura realmente es muy riesgosa. Pero para esta burguesía según sus apologistas, todas sus maquinaciones son manejables y controlables, cuando en los hechos no son así. Cada vez aquellas se vuelven absolutamente incontrolables.
Entonces, los hechos se balancean entre sus nefastas maquinaciones y lo que realmente se agita en las entrañas del sistema capitalista (su tendencia y la agitación de sus leyes, sobre todo, la gran crisis economica).
Esto, ciertamente, tiene sus consecuencias:
En primer lugar, empieza a agudizarse el hambre en el planeta, en realidad empieza a alzarse una verdadera hambruna mundial. Es un holocausto mucho más grave que la que ocasionaron los fascistas hitlerianos en el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Segundo, la consecuencia de lo anterior es el levantamiento de los pueblos en defensa de su vida y sus derechos conculcados por semejante genocidio. El proletariado empieza a definir su situación. El Maoísmo como tercera etapa del marxismo empieza a alzarse en el mundo. Es el proletariado mundial el que debe definir la coyuntura histórica.
Las graves confrontaciones inter-burguesas aplastadas por la ley de la Fricción Histórica (Paridad Estratégica), pero, sobre todo, por la actualización de la tendencia histórica del proletariado, prácticamente ha terminado encajonando a la burguesía estadounidense. Cierto, esto ocurre cuando en la palestra mundial está alzada, tras la pérdida de la hegemonía mundial estadounidense (2010) e implosión de la arquitectura del dominio imperialista occidental (2016-2017), una nueva estructura economica del sistema capitalista encabezada por China. También esta alzada en esa misma palestra mundial cuatro máximas potencias militares del mundo en la que precisamente Estados Unidos ya no figura como la máxima potencia militar, sino, Rusia. Además, la gran República Popular Democrática de Corea (RPDC) aparece como la cuarta máxima potencia militar del mundo. Son hechos que pesan muy fuertemente.
Esto de hecho ha conducido al impasse y entrampamiento geopolítico mundial. En realidad, una situación que resulta de la incapacidad de las burguesías por dirimir su futuro y la perdida de sus perspectivas.
Además, no es posible pasar por alto que paralelo a la ebullición de los hechos anteriores, sobre todo tras el ataque bacteriológico, está en proceso en estos momentos un periodo de languidecimiento del sistema capitalista. Es un periodo de inestabilidad, caos mundial y agonía de las masas trabajadoras del mundo, que inevitablemente conducirá a la reactualización de la tendencia mundial sostenida por la historia que no es otro que la agudización de la confrontación estratégica entre el proletariado y la burguesía. Es una aguerra a muerte entre estas dos clases. Un periodo que no se sabe el tiempo de su duración. Todo dependerá del accionar del proletariado que sepa asumir sus tareas y ubicarse en el curso de los hechos señalados por la historia. Un periodo de languidecimiento del sistema capitalista que los apologistas del sistema la encubren con una supuesta Era Digital que solo existe en sus cabezas.
Consecuentemente, el gran impasse y entrampamiento geopolítico mundial solo va ser resuelto por la carrera armamentística, un verdadero catalizador a toda esta caótica situación. El día que aquella carrera armamentística resuelva la paridad estratégica, sin pasarse un solo día, estallara inevitablemente la Tercera Guerra Mundial.
Así el mundo se crepita en esta ebullición de hechos que lo estremecen hondamente. Es una situación muy peligrosa que a medida que se profundizan las graves provocaciones de la burguesía estadounidense, que en forma ignara la sigue batiendo, el sistema le exigirá, con un inmenso puñal en su garganta, el saldo inmediato de la más grave de sus cuentas que no es otro, su incineración, a fin de profundizar al periodo del evolucionismo económico a cuenta de ser barrido, si no lo hace, por el alzamiento armado del proletariado.
NOTAS:
1.- «Ex jefe de la OTAN dijo EE.UU. tenía decidido intervenir en siete países del Oriente Medio, incluida Libia, desde 2001 (video)». Nota publicada el 11 AGOSTO, 2011, en: LA PUPILA INSOMNE https://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/08/11/ex-jefe-de-la-otan-dijo-ee-uu-tenia-decidido-intervenir-en-siete-paises-del-oriente-medio-incluida-libia-desde-2001-video/
2.- https://es.statista.com/estadisticas/1107719/covid19-numero-de-muertes-a-nivel-mundial-por-region/