Juan Carlos Vallejo
Anncol

Las fotografías del cadáver del “Mono Jojoy” volvieron a mi memoria las dantescas escenas en Faluya (2004) y la Franja de Gaza (2009), cuando los ejércitos invasores utilizaron, contra toda norma internacional, el fósforo como arma letal para hacer salir de sus túneles a los combatientes y civiles que se resguardaban en ellos.


No hay lugar a dudas: con fósforo mataron al «Mono Jojoy». Los cuerpos inflados como globos y semiderretidos como si fueran de cera son la prueba fehaciente de la presencia de este elemento químico utilizado ilegalmente como arma de guerra.

¿Qué dirán la ONU, la OEA, La Cruz Roja Internacional, Human Rights Watch de esto?

¿Pedirle una investigación a la ONU?  ¡Jua, Jua, jua! La ONU ha avalado los más horrendos crímenes contra la humanidad y luego sale a darse golpes de pecho y a “reconstruir” lo que ella misma colaboró a dañar.  Si se le pide a la ONU que investigue, seguramente el obediente Secretario General nombraría a Uribe como “Capo” de la Comisión Investigadora.

La utilización de armas químicas está prohibida por natura y ley de los hombres; pero para los agresores eso poco importa con tal de salirse con la de ellos. Como tampoco tuvieron empacho en bombardear un territorio extranjero (Ecuador) para asesinar a civiles y guerrilleros; como tampoco lo tuvieron en utilizar el peto de la Cruz Roja Internacional para hacer una liberación, tampoco lo tuvieron esta vez para utilizar el fósforo.

Pero mientras subsistan las condiciones sociales, económicas y políticas que llevaron a los guerrilleros a empuñar las armas, ni con fósforo lograrán impedir que otros «Monos Jojoy» se levanten contra la injusticia en Colombia. Entonces, la insurgencia se creerá con el mismo derecho a utilzar estas mismas armas y estrategias y nadie podrá levantar la voz.


El futuro es trágico. Esta maldita guerra ha tomado la espiral del no retorno. El establecimiento colombiano está envalentonado y se cree y ve como ganador. La historia le dará otra bofetada más. La guerrilla seguro reacomodará sus cuadros y buscará nuevas estrategias para enfrentar su debilidad aérea y este nuevo hecho de guerra sucia. Tortuoso camino le queda a Colombia si este conflicto no para.