Juan Manuel Karg
La agenda del ALBA: SUCRE, Ecuador, Venezuela, Cuba y Malvinas
En primer lugar, luego de la instalación llevada adelante por Jaua como anfitrión de la reunión, se procedió a dar cuenta de la primer operación comercial llevada adelante por Nicaragua con el SUCRE –Sistema Unitario de Compensación Regional-. Así, según dio cuenta el Banco Central de Venezuela, ese país adquirió 500 toneladas de frijol negro nicaragüense por un valor de 517 millones de sucres (XSU) –cifra equivalente a US$ 647 millones–. Eudomar Tovar, Presidente del Consejo Monetario Regional del SUCRE, informó que las 1.112 operaciones realizadas a través del SUCRE sólo entre Enero y Febrero de 2013 -por un total de XSU 404 millones, equivalentes a US$ 505 millones- representan un incremento de 42% con respecto al 2012. A su vez Nelson Merentes, Presidente del BCV, elogió la primera transacción con Nicaragua afirmando que es “de suma importancia contar con mecanismos financieros para nuestra integración; no podemos seguir dependiendo de los vaivenes de las grandes potencias y sus monedas, con crisis y sin crisis. Es primordial que nuestros países tengan estos mecanismos de transacción”.
Luego, tal como se puede visualizar en la declaración final del encuentro, el ALBA felicitó la reciente victoria de Rafael Correa en Ecuador, quien fue reelecto por el 57.7% de los votos, resultando ganador en primera vuelta. Aquel triunfo, contra nítidos exponentes de la derecha latinoamericana como Lasso y Gutierrez, fue saludado por el X Consejo Político del ALBA como “una victoria del ALBA, una victoria de Nuestra América, que permitirá consolidar las bases del cambio de época, hacia la verdadera independencia de la región”. Asimismo, el tema Ecuador también se hizo presente por el conflicto que este país mantiene con la transnacional Chevron. A principios de Febrero, un tribunal arbitral de las Naciones Unidas determinó que el país gobernado por Correa incumple leyes internacionales “al no haber impedido” la ejecución de un fallo contra Chevron que le obliga a pagar 19.000 millones de dólares por un caso de contaminación en la Amazonía. El ALBA se posicionó, entonces, contra este chantaje de Chevron, que pretende eludir el pago de esta millonaria indemnización por un grave daño del medio ambiente. Nicolás Maduro, Vicepresidente Ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela, fue muy claro sobre el tema, al afirmar que “nosotros tenemos que detener esta agresión porque la agresión de Chevron contra el Ecuador tenemos que entenderla como la agresión a todos los países del ALBA, y así Venezuela se declara: es la agresión también contra Venezuela”.
Como decíamos antes, tampoco faltaron en la reunión el tratamiento de importantes temas de soberanía. Así, se pudo dar cuenta del reclamo por el fin del bloqueo a Cuba, la exigencia de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, y el pedido de salida al mar para Bolivia. Respecto al primer punto, el documento final aprobado afirma que “levantamos nuevamente nuestra voz condenando la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba por parte de los Estados Unidos, exigiendo el cese inmediato del mismo, y el inicio de un proceso de diálogo con ese país, sobre la base del respeto a su soberanía y al derecho inalienable del pueblo cubano a la autodeterminación”.
La salud de Chávez y el futuro del ALBA
La reunión se dió en el marco del proceso de recuperación paulatino de Hugo Chávez, quien permanece en el Hospital Militar Carlos Arvelo de Caracas. Aquí hay que hablar con absoluta claridad para entender los desafíos próximos del ALBA: la ausencia de Chávez en este tipo de instancias internacionales se nota, por el papel de gran vigorosidad que Venezuela le imprimía a este tipo de reuniones con Chávez activo, sin problemas de salud. En las circunstancias actuales, en determinadas ocasiones, podemos dar cuenta de cierta falta de dinamismo en un bloque que, dadas las condiciones internacionales, debería tener aún mayor protagonismo que el que tiene en la escala regional. Esto es un punto a trabajar, que incluso va más allá de esta importante reunión de trabajo que ha tenido lugar en Caracas, a sabiendas que el proceso de recuperación de Chávez tendrá sus tiempos y que, por tanto, demandará mayor trabajo de parte de Maduro y Jaua, quienes tendrán ahora la tarea de reimprimir el dinamismo que el propio Chávez supo darle al ALBA –y, claro está, a otras instancias de integración, como Petrocaribe, Unasur y CELAC-.
En ese sentido es interesante retomar la exposición de David Choquehuanca, para entender el futuro del ALBA y las perspectivas continentales. El canciller boliviano afirmó durante la reunión que “la crisis global del capitalismo exige respuestas. Creemos en el ALBA porque en el ALBA empezamos a trabajar la unidad, la esperanza, la armonía. Tenemos que ser más activos, más proactivos, tenemos muchas iniciativas (…) entonces hay que ponerlas en práctica”. Precisamente, en relación a lo que decíamos con anterioridad, se visualiza la necesidad de darle un reimpulso al único bloque regional que tiene una perspectiva contrahegemónica, en momentos en que la crisis del capital sólo impone ajustes y recortes de derechos sociales en amplias franjas de la población mundial.
Partiendo de esa premisa, de la importancia que el ALBA juega (y debe jugar) en el contexto regional ante el avance de otro tipo de integración –por ejemplo, la planteada por los países de la Alianza del Pacifico, cuyo alineamiento con los intereses norteamericanos en la región es importante- es necesario hacer un balance de estos últimos años en nuestro continente para poder darle un reimpulso necesario a una herramienta de integración global: política, económica, cultural, y social. A nuestro entender, preservar las conquistas que ha soldado el ALBA en términos materiales –salud, educación, alimentación y trabajo-, pero también subjetivos -notorio avance en la conciencia de los pueblos del continente, con perspectivas antiimperialistas y socialistas en los países que componen el bloque-, es importante para evitar reflujos que puedan conducir a nuestro continente a un estadío anterior al actual (aquella pelea entre lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer, al decir de Antonio Gramsci). Se trata, retomando a Choquehuanca, de dinamizar una herramienta importante para no retroceder un sólo paso. Ese desafío, crucial para el destino de Nuestra América, de sus movimientos sociales y sus pueblos, tendrá que ser asumido con responsabilidad por los países miembros para no sólo preservar aquellas conquistas que enumeráramos con anterioridad, sino también poder avanzar en una necesaria profundización de los procesos emancipatorios en la región.
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Licenciado en Ciencia Política UBA