En la agricultura como en la política existen dos mundos y dos ideologías. La revolución verde introdujo los monos cultivos y las semillas transgénicas para producir grandes cantidades de alimentos con plantas menos vulnerables a las plagas dependientes de químicos para alimentar 7.000 millones de humanos que cada día tienen hambre. Para este propósito enormes empresas alimenticias se fusionan con el interés de aumentar la producción alimentaria un 50% en los próximos 20 años cuando la población mundial llegue a unas 9.000 millones de gentes.

Es la proyección capitalista de carácter indeterminado para la humanidad por las semillas con gen modificado que ya alimentan a la humanidad sin que la ciencia se manifieste si habrá o no mutaciones en el ser humano con el tiempo.

Por el otro lado está la agricultura natural en donde las plantas heredan variaciones individuales de caracteres como nuevos cambios hereditarios como pasado histórico y transformador de la naturaleza mediante injertos naturales o sosteniendo las semillas nativas cuyo bio conocimiento se transfiere para evitar la pérdida de diversidad agrícola consumiendo alimentos de la época que no solo ayuda a la economía sino que transforma la cultura alimenticia manteniendo alimentos ancestrales.

La rotación de cultivos orgánicos no les interesa a las trasnacionales alimentarias porque la alimentación es, desde hace tiempo un importante asunto político que resta o quita seguridad o soberanía alimentaria a varios países por su fragilidad en su desarrollo. Son los gobiernos débiles o en crecimiento donde las trasnacionales biotecnológicas inciden notablemente con las semillas transgénicas.

En estos momentos según la FAO, 160 millones de hectáreas de cultivos transgénicos existen en 29 países del mundo siendo EEUU con 69 millones de hectáreas el principal productor, le siguen Brasil con 30.3, Argentina 23.7, India 10.6, Canadá 10.4, China 3.9, Paraguay 2.8/, Pakistán 2.6, Sudáfrica 2.6 millones de hectáreas los mayores productores de maíz, soya, caña, algodón, yuca, papa, arroz, remolacha transgénicos; se experimenta con el frejol, papaya, canola, para ayudar a la demanda de alimentos que cada vez es más creciente, por lo tanto, económicamente más rentable y políticamente más influyente en un mercado de 7-9.000 millones de personas.

En octubre del 2.000 Unilever compro Bestfoods por 24.210 millones de dólares, estos valores incluyen las deudas de la empresa adquirida. En octubre del 2007 Groupe Danone adquirió Kninklijke por 18.690 millones de dólares. Octubre del 2008 Mars se hizo de la producción de WM Wrigley Sr por 22.640 millones de dólares. En febrero del 2010 Kraft Foods adquirió Cadbury por 22.440 millones de dólares y la ultima y mayor compra la realizo Berkshire Hathaway en alianza con 3 G, esta ultima una firma de inversión brasileña liderada por Paulo Lemann, considerado el hombre más rico de Brasil.

De la mano de Warren Buffet, amigo de muchos años de Jorge Paulo Lemann, desde la época de Gillette, hacen de la suya fusionando compañías de bebidas y alimentos como cuando fusionaron Ambev cervecera brasileña con la belga Interbrey en el 2004 ya fusionadas pagaron 52.000 millones de dólares por Anheuser Busch, hasta hoy, el acuerdo cervecero más grande de la historia que involucra mucha compra de cebada y maíz..

Brasil está comprando empresas de alimentos como la estadounidense Pilgrims Pride por parte de gigante procesadora de carne JBS SA. Por 800 millones de dólares. Marfrig Group compro Keytone Foods uno de los principales proveedores de carne de Mac Donalds Corp.

En el 2010 3G Capital fondo privado de inversiones de Lemonn asociado con Marcel Telles y Carlos Alberto Scupira adquirieron Burger King por 3.300 millones de dólares “es apenas una muestra del crecimiento de los mercados emergentes, enseña la nueva cultura comercial que destruye los beneficios extravagantes de los trabajadores de las empresas estadounidenses” cuando son reemplazados por ejecutivos y directores brasileños reduciendo personal para obtener más ganancias dicen los estadounidenses a The Economist.

HJ Heinz Co, fabricante de Ketchup (salsa de tomate) impactara alianzas internacionales debido a la fortaleza de sus marcas y su presencia global. Heinz con sede en Pìttsburgh, genera dos tercios de sus 12.000 millones de ingresos en los mercados emergentes. Burger King y otras cadenas de comidas rápida son clientes de Heinz que a su vez adquirió Foodstar producto chino de salsa de soya, adquiere también el 80% de Qero una enorme empresa de condimentos, sin embargo, todo ese capital va parar a los bancos y aseguradoras estadounidenses.

EEUU, es el país que por su enorme potencial agrícola el que regula no solo los precios sino la producción de granos. Y, el problema de la migración que Obama desea solucionar pasa por la necesidad que tiene la agroindustria estadounidense de contratar cada cosecha mano de obra experimentada latina en las granjas por más o menos 1 millón de personas con un salario de 10.72 dólares la hora, según algunos datos del Departamento de Agricultura de EEUU.

Hoy se les ofrece a estos trabajadores una visa de trabajo temporal conocida como H-2A; los propietarios de las granjas contratan esa mano de obra por un tiempo breve, es decir, el oportunismo, la falta de garantías para los contratados se da con el permiso del gobierno federal de EEUU. En estos momentos la mano de obra es el principal problema en la agricultura estadounidense.

Los voceros oficiales manifiestan que esta situación se produce por el control más estricto en la frontera entre EEUU y México, pero, no dicen nada respecto a las leyes migratorias dictadas por algunos estados en donde criminalizan a los indocumentados y sancionan a quienes les ofrezcan trabajo.

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