El pasado 31 de julio de 2012, la República Bolivariana de Venezuela ingresó formalmente como miembro pleno del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), una de las asociaciones a nivel internacional con mayor potencial de desarrollo, crecimiento y posibilidades de proporcionar bienestar, seguridad y estabilidad social y política a los ciudadanos y ciudadanas de los países que la integran.

La incorporación de Venezuela al Mercosur fortalece las ya amplias posibilidades a dicha Asociación, y le permitirá interactuar con el resto del mundo como parte de un bloque homogéneo que, por ahora, cuenta con un territorio cercano a los 14 millones de Km2 y más de 280 millones de seres humanos. La integración de la América Latina, desde la tierra del fuego hasta las costas venezolanas en el Caribe, constituye una de las mayores fortalezas desde el punto de vista geopolítico del Bloque Suramericano.

Obviamente, el mundo de hoy exige e induce a la cooperación entre países o grupos de países, para fortalecer las industrias y complementar sus economías, y en este sentido Mercosur no es la excepción; sin embargo, el potencial de recursos minerales, energéticos, agua, biodiversidad, campos y tierras de primer orden para la industria agro-alimentaria que poseen en su conjunto los países del bloque, le permiten seguir avanzando en su fortalecimiento con cierta autonomía y tener, en un futuro cercano, la posibilidad de concretar objetivos en materia industrial, financiera y especialmente en materia de infraestructura adecuada para despegar, definitivamente, como un gran polo de desarrollo económico e industrial.

El ingreso de Venezuela al Mercosur constituye un éxito y un hito histórico en la política exterior del Gobierno Bolivariano que, siguiendo el ideario integracionista de Simón Bolívar ha buscado, con resultados altamente favorables, el acercamiento entre todas las naciones de la región, y seguramente esta unión se continuará ampliando, para felicidad de los pueblos Latinoamericanos y Caribeños.

MERCOSUR es y seguirá siendo, una organización que está llamada a dar respuesta, digna y oportuna, a las necesidades de la población de los países que la integran y para ello cuenta, más allá de los recursos y potencialidades, con la voluntad y visión política de quienes, hoy por hoy, dirigen con sentido humanista, los Gobiernos de Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela.