Dentro de lo que conocemos como el Derecho Internacional no hay nada lícito en la práctica. Un famoso proverbio popular dice que “las leyes se hicieron para quebrantarlas”. Todos conocemos cómo la potencia dominante hizo para precisamente dominar: mucho dinero para los países pobres y subdesarrollados que a cuenta gotas, y a la suma, son más, para que se lo repartieran sus políticos corruptos. Mientras, ese dinero se cobraba en efectivo, con los recursos naturales de los países “beneficiarios” de esas “ayudas” y con un dedito levantado en la Organización de las Naciones Unidas para favorecer al padrino benevolente que ayudaba con sus divisas. De esos deditos levantados frente a cualquier descabellada petición del país poderoso dependía, y depende aún, que el chorro se cierre o deje fluir más dinero sucio. Así, desde sus inicios, la ONU nació prostituida, considerando que después la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos era el único país dentro de la conflagración que estaba intacto y con dinero suficiente para emprender la conquista del mundo.

Desde el fin de la última guerra, una “cruzada” económica y morbosa se emprendió a puertas abiertas, casi sin resistencia y con la modalidad innovadora del sistema capital por delante. Así hemos llegado a nuestros días. Países tutelados por Estados Unidos de manera directa, a través de Organizaciones no Gubernamentales (en lo teórico) o a través de la compra de conciencias de algunos traicioneros de los países conquistados. Ya las sociedades se acostumbraron impávidas a que grupúsculos desalmados regalen las riquezas naturales al imperio dominante a cambio de ínfimas cantidades de dinero, que a lo sumo, son grandes fortunas solo para los corruptos y no para los pueblos.
Así, procurando comprar más dedos levantados en la ONU, Estado Unidos conquista los últimos vestigios de civilizaciones irredentas para usurpar todos los aspectos macros de esos pueblos. Si no resulta ofreciendo dinero a los gobiernos, se inocula en las masas una falsa de laboratorio para que aborrezcan a las autoridades nacionales porque, a fin de cuentas, el pueblo siempre es vulnerable a la guerra psicológica foránea para que deponga los regímenes honorables. Las dos mecánicas anteriores, siguen siendo bastante económicas para las arcas de los desinformados contribuyentes norteamericanos.

Pero si el gobierno del país a conquistar no acepta la compra de conciencias ni el pueblo es manipulable ante la guerra de información cruzada, queda entonces la tercera opción. He allí donde EE.UU pasa factura a sus países tutelados, pobres y no tan pobres para que en la ONU levanten sus deditos y le dejen la puerta abierta para la invasión del estado “forajido”. Previo, los medios de comunicación norteamericanos reciben beneficios lucrativos del gobierno estadounidense y, como son referencia “informativa” mundial, no es difícil que los medios de comunicación fronteras afuera se hagan eco de las matrices de opinión de laboratorio que no son capaces de constatar o rebatir.

La Ruta del Petróleo (antigua ruta de las especias) que define la ramificación desde el medio oriente del suministro de hidrocarburos por tuberías hacia el Mediterráneo y hacia China (futuro mayor consumidor del mundo) inquieta sobremanera la vorágine depredadora del imperio norteamericano. Para dominar a China se debe tener la yugular del lejano oriente entre los dientes de un alicate o de un manifol (válvula de paso) y para ello es necesario dominar el mercado petrolero por tierra. Solo falta Irán…

¿Por qué el más reciente intento de invasión a Siria, que no es precisamente un país petrolero, no está al margen de ese proyecto de La Ruta del Petróleo? Ya fue dominado Irák, Afganistán, y por la vía de la 2da mecánica, Egipto. Pero, ¿cómo conquistar Irán, la mayor amenaza de laboratorio después de Irak? No hay manera, por ahora, mientras la logística represente una ruina. He ahí que Siria, geopolíticamente es necesaria y, estratégicamente, sería el punto de encuentro de todos los lobos hambrientos del primero mundo. Una vez dominada Siria, toda la logística, pertrechos de guerra y soldados de inagotables contingentes, usarían este país como cabeza de playa para el transporte y despliegue de todo tipo de monstruos de la guerra, por tierra, hacia las fronteras iraníes y, en ese caso, Irán quedaría rodeada, vulnerable e infelizmente será destruida. Esa es esta razón por la cual Siria es hoy el blanco más apetecible (después de Irán) para los depredadores más voraces que haya conocido la historia universal.

Hay un conflicto diplomático serio. Rusia y China serían afectadas en todos los aspectos globales. Rusia perdería mercados petroleros europeos importantes (sus principales clientes), descendería trágicamente el precio de los hidrocarburos y podría representar la ruina para el coloso de Eurasia. Mientras que China sabe el futuro que le espera si se les da un cheque en blanco a sus potenciales y futuros opresores y ni el uno ni el otro están dispuestos a permitir descabellada aventura bélica en contra de sus intereses. He ahí las razones por las cuales estos dos gigantes se oponen en la ONU a las pretensiones de mayor dominio terrenal de occidente haciendo uso del Veto.  Mientras que los que han levantado sus dedos a favor de la invasión a Siria, ya sabemos que deben sus almas al diablo y así es como deben pagar.

No es Al Assad, no es el pueblo “oprimido” sirio, no son las bajas de los civiles alzados en armas lo que les preocupa a Estados Unidos y a esos dedos levantados en la ONU que ya fueron pagados, porque de ser esa la preocupación, (los civiles que “sufren” ante un “régimen malévolo”), entonces ya la ONU hubiese dispuesto la toma del cuerno de África con alimentos y medicinas porque allí sí hay civiles padeciendo los más atroces rigores del hambre y las epidemias donde jóvenes, mujeres y niños mueren en centenares diariamente y que sí necesitan una ayuda de humanidad. ¿Cuál es la diferencia entre los civiles en armas que mueren en combates en Siria y los que mueren en combate contra el hambre y las enfermedades en el cuerno de África? La diferencia es que en el Cuerno de África hay más muertos; pero NO hay petróleo, ni recursos apetecibles. Por eso para Estados Unidos y su departamento bélico ONU, los rebeldes sirios, así como en su momento lo fueron los rebeldes irakíes y, eventualmente lo serán los rebeldes iraníes, tienen mayor “valor comercial” para estos paladines de la libertad, la democracia y los Derechos Humanos que estos otros hermanos que mueren en África. Todos lo saben; pero nadie lo dice porque ello implicaría el fin de la cargada ubre.
¡Ya no somos pendejos!: sabemos cómo se menea el chocolate…