El 13 de mayo La Sociedad de Pediatría sede Esquel, el Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Zonal de Esquel y los Pediatras de la región Noroeste del Chubut rechazaron los proyectos de megaminería en la región mediante una “Carta abierta” donde explicitaron extensamente los fundamentos científicos, médicos y técnicos que sustentan sus argumentos, quienes obtuvieron el apoyo del Concejo Deliberante de la ciudad a través de un proyecto de Declaración.
Podemos decir que lo apuntado por los médicos, no se apartan de las consideraciones que a lo largo de todos estos años y particularmente durante el 2011, hemos profundizado en distintas notas periodísticas, escritas o dirigidas por personas con amplio conocimiento en la materia, especialmente sobre los efectos contaminantes y altamente tóxicos de la megaminería, nueva producción que se instalará en Santa Cruz, en muy poco tiempo.
La vecina arrepentida
Luego de la aparición de la Carta abierta de los pediatras, la empresa Minas Argentians SA que opera en la zona de Esquel y busca explotar minería a cielo abierto por medio del emprendimiento “Suyai”, impulsó una reunión de “vecinos”, con el fin de contrarrestar el documento, que fundado en razones científicas y profesionales (algo que siempre cuestionan las empresas, como si quienes hablan sobre los efectos de la megaminería fueran todos ignorantes) conforma un cuadro lapidario contra la megaminería y sus efectos altamente contaminantes en las poblaciones de impacto, en este caso, puntualmente sobre las posibilidades del desarrollo del denominado “Proyecto Suyai” que la minera intenta instalar en el Cordón Esquel.
La reunión fue realizada en el Barrio Don Bosco y de acuerdo a las fuentes periodísticas consultadas en la ciudad chubutense, todos los asistentes cabían “muy cómodamente” en un aula de la escuela Nº 76, reunión a la cual no asistieron los pediatras ni lo concejales de la ciudad. Ante las averiguaciones de los motivos que generaron estas ausencia, se nos dijo que están cansados de no ser escuchados ni tomado en cuenta por las empresas, que apañadas por el poder político, producen daño sin límite, aún en contra de lo que opina la gente. “Nunca escuchan a nadie, siempre hacen lo que quieren y ahora, cuando trasciende la opinión profesional de médicos que hacemos clara nuestra postura y los elementos científicos que se aportan, hacen una reunión de apuro y pretenden que estemos ahí para discutir lo que solo a ellos les interesa”, señaló el Dr Mario Martínez.
Estuvieron presentes en la reunión convocada por la empresa Minas Argentinas S.A., sus profesionales, la Dra. Ivon García, directora del Hospital de Jachal (San Juan) y del vicepresidente de la empresa, Licenciado Mario Hernández, junto a un grupo de vecinos
Erica Pineda, actual presidenta de la Asociación Vecinal del Barrio Don Bosco, fue una de las coordinadoras de la reunión, que contó con la presencia de pobladores de la misma barriada y comentó: “Esta propuesta surgió de distintos vecinos que se acercaron a mí para que yo les sirviera de interlocutora, y parece que esto generó bastante ruido”, expresa el diario El Oeste Cordillerano, de Esquel.
Luego la vecina agregó “La intención es que luego de escuchar todas las campanas, la gente pueda tomar sus propias decisiones teniendo información de las diferentes posturas pero en un mismo ámbito porque eso genera a que no nos mientan, no nos confundan y que nuestra gente pueda seguir defendiéndonos”.
Más adelante señaló “En el 2003 también me interesé por el tema y en esa oportunidad no me gustó el proyecto minero porque nos manipularon, nos mintieron y como vecinos fuimos usados”.
Esa opinión – dice el medio cordillerano – desencadenó la pregunta del porqué después de nueve años, renace su interés, a lo que respondió: “Creo que ahora se está hablando con más seriedad, lo que nos lleva a nosotros, como ciudadanos, a saber de qué se trata esto que se propone ahora. A aquel momento, dijimos no”.
Minero mentiroso
Ocasionalmente – redacta El Oeste – aprovechando su estadía en Esquel, Carlos Vidal, un trabajador minero residente en Santa Cruz, se interesó por la propuesta y nos contó: “Yo esperaba escuchar a los médicos pediatras para saber el porqué ellos manifiestan algo que todavía no es. Y el porqué se anticipan a algo que todavía no tenemos”.
Sostuvo además: “me voy con esa inquietud, pero tranquilo porque sé lo que es minería. Trabajo en minería hace trece años. Y hoy estoy en una mina en producción (de oro y plata) que es el proyecto San José. Mucho se habla del tema, y en esas afirmaciones hay grandes mentiras, lo que muy bien se puede comprobar en la comunidad de San Julián (jurisdicción de la Mina San José). Más allá que trabajamos con excelentes normas de seguridad y donde diariamente se realizan controles, tanto ambientales como en lo que hace a la salud”, afirmó finalmente.
En el armado de esta noticia, por parte de Minas Argentinas SA se cometen varios errores, que demuestran que tan “espontánea” declaración de un “minero santacruceño”, tiene la misma entidad que la del trabajador minero “sin afiliación ni interés gremial” que le pusieron por teleconferencia a la presidenta, a defender la minería, que luego resultó un militante del FPV y delegado gremial de AOMA.
En este caso el Sr Vidal o miente o no conoce la geografía de Santa Cruz; más allá de no dar ninguna precisión técnica de porqué si o no de la minería, ubica al proyecto San José, en cercanías de Puerto San Julián, hecho que le quita absolutamente toda seriedad a sus declaraciones y demuestra que la empresa intentó manipular la opinión pública a través de testigos falaces, ante la falta de un argumento técnico y científico que se le opusiera a los médicos.
Cabe aclarar, para los lectores de otras provincias, que San José, es un proyecto de Minera Santa Cruz que se asienta a 50 kms de Perito Moreno, en cercanías de la cordillera; en tanto San Julián es una ciudad atlántica que tiene próximo al yacimiento Cerro Vanguardia.
La Carta Abierta
La Carta abierta de la asociación de Pediatras de Esquel y otras asociaciones similares publicada por el diario Río Negro es por demás extensa y explicativa de la problemática. Si bien el texto tiene una métrica “anti-web” decidimos insertarlo completo, dado el valor que tiene desde el punto de vista de la salud y porque se encuentra avalado y respaldado por organizaciones médicas con enormes fundamentos y criterio, a la hora de juzgar la incidencia de la megaminería en la salud de los chicos.
CARTA ABIERTA MÉDICOS PEDIATRAS CONTRA LA MEGAMINERÍA HIDROTÓXICA
Esquel, 2 de Mayo de 2012
Los abajo firmantes, pediatras del Área Sanitaria Noroeste del Chubut, miembros de la Sociedad Argentina de Pediatría, sede Esquel y el Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Zonal de Esquel, en virtud del rol que desempeñamos como parte del equipo de salud y en general de todos aquellos colectivos que se ocupan de preservar, promover, asistir en el cuidado, la educación y la salud de los niños, niñas y adolescentes de nuestra ciudad y su área de influencia, nos vemos en la necesidad y obligación profesional de expresar nuestra posición respecto de la posible instalación de la Megaminería Extractiva en la región Noroeste del Chubut, tanto en zonas de la meseta como en las regiones cordilleranas, incluyendo nuestro ejido municipal.
La minería extractiva ha desarrollado en las últimas décadas tecnologías que le permiten obtener metales de valor comercial elevado de sustratos rocosos con muy baja concentración metalífera, lo que implica en todos los casos la afectación de áreas muy extensas de territorio, la puesta en práctica de procesos químico-industriales a gran escala, con el uso masivo de agua y sustancias químicas peligrosas, así como la producción de enormes cantidades de “residuos minerales estériles” previos a las fases químicas, y de residuos tóxicos posteriores a la misma.
Si bien toda actividad humana produce un impacto en el ambiente, algunas como la Megaminería metalífera extractiva, son de tales dimensiones que la afectación ambiental tanto en las fases de exploración, las de explotación como en las posteriores al cierre de la mina, se cuentan entre las de más intensas y persistentes que se conozcan. Estos impactos no son negados ni siquiera por las mismas empresas de megaminería, las que obviamente proponen tareas de remediación o minimización de riesgos que hasta ahora y por los antecedentes mundiales conocidos, son de muy escasa y dudosa efectividad y casi en todos los casos implican que los estados, o sea las mismas poblaciones afectadas, deben pagar por esas tareas para evitar la extensión de los daños producidos ya que no para lograr una “restitutio ad initio”, que hasta la actualidad no ha sido cumplida por ninguna empresa minera.
Debemos aclarar que como trabajadores de la salud consideramos como ambiente todos los aspectos geográficos, químicos, físicos, biológicos, sociales, económicos y culturales en donde los seres humanos en general, pero muy especialmente los niños, niñas y adolescentes se gestan, nacen, crecen y desarrollan.
Creemos por lo tanto que es de suma importancia y de responsabilidad fijar nuestra posición respecto al tema en cuestión y llamar la atención sobre algunos puntos específicos que atañen a nuestra tarea como médicos y médicas pediatras, ya que parte esencial de ella es ocuparnos de la prevención de los problemas sanitarios, y no sólo asistir a las personas cuando ellos ya se han producido.
Respecto al tema del riesgo sobre la salud que la alteración del ambiente natural que tales emprendimientos conllevan, debemos señalar en primer término que el ser humano en gestación, y durante toda su etapa de crecimiento y desarrollo infanto juvenil, tiene una vulnerabilidad muy superior a la que presenta en su etapa adulta, lo que obliga a extremar las precauciones sobre estos potenciales daños.
En el caso de las iniciativas megamineras en nuestra región, hay una serie de problemas que son a nuestro entender de grandes proporciones y que no existen garantías de poder controlar su peligrosidad o de revertir sus consecuencias.
Enumeraremos un número limitado de los mismos que analizaremos en detalle, no porque sean los únicos a observar, sino porque desde nuestra perspectiva médica y pediátrica consideramos suficientes para sustentar nuestra postura.
Acerca de las sustancias químicas peligrosas: El transporte e introducción en el ambiente de grandes cantidades de sustancias químicas de alta toxicidad, tales como sales de cianuro, explosivos de diferentes clases, sales de plomo como el litargirio, es característico de la megaminería. Si bien otras actividades humanas también utilizan ciertas cantidades de estos elementos en su desarrollo, es en la megaminería donde su uso por unidad de superficie y por unidad de tiempo es de las más elevadas. Una vez introducidas en el ambiente, no existe ningún procedimiento de probada eficacia que garantice que no quedarán residuos tóxicos en los suelos, el agua o el aire ya que muchos de ellos han fracasado en diversos sitios del mundo, y otros aún no han sido suficientemente testeados.
Acerca del Drenaje ácido de Minas y la liberación de metales pesados: Este problema es de gran relevancia pues la actividad de la megaminería, sea esta en forma de galerías o a tajo abierto, implica la voladura de grandes volúmenes de roca virgen, su fragmentación y la pulverización de cierto porcentaje para el proceso de lixiviación. Sea cual fuere su exacto volumen y técnica extractiva, no existe otro método que el de movilizar inmensas masas rocosas fragmentadas, que una vez expuestas al aire, la luz y la humedad ambiente indefectiblemente van liberando sustancias que de por sí contiene, tales como el arsénico, el cadmio, el talio… etc. Esta liberación se acelera enormemente cuando las características de la roca permiten la formación de ácidos, en especial azufrados, que terminan drenando flujos de agua hacia las napas subterráneas y escorrentías superficiales contaminados con esos metales pesados. Es destacable que los tóxicos de este tipo producen daño acumulativo, por lo que la salud se podría ver afectada no en lo inmediato, sino cuando los niños expuestos sean ya adultos. Como dato importante señalamos que los informes técnicos revelan la presencia de altas concentraciones de compuestos arsenicales en la roca del cordón Esquel, así como en muchos otros macizos montañosos de la provincia, por lo que se dá por descontado que esos compuestos se liberarán al ambiente de llevarse adelante la actividad. Los daños a la salud que provoca la incorporación de estos metales pesados al organismo, en especial aquellos en pleno crecimiento y desarrollo, son tantos y tan conocidos por la historia actual y pasada de la medicina, que nos eximen de enumerar las patologías de la que son causa o factor de riesgo, y que constan en cualquier texto de toxicología médica.
Acerca del uso y afectación del agua: De todos los informes consultados acerca de la propuesta del cordón Esquel, así como de otros emprendimientos propuestos o ya en curso, en todos los casos es preocupante el volumen ingente de agua que diariamente debe usarse para los procesos de lixiviación.
En el caso específico de Esquel, basados en el Estudio de Impacto Ambiental presentado por minera El Desquite para el proyecto Esquel en el año 2003 y sus anexos, que por otra parte es el único informe de ese tipo hasta ahora conocido, nos vemos obligados a señalar, al menos, los siguientes hechos:
Que en tal estudio existen discrepancias entre las necesidades de agua que se declaran necesitar, que es de 1.555.200 (un millón quinientos cincuenta y cinco mil doscientos) litros al día (18 litros por segundo), obtenidos de diversas fuentes de la alta montaña de las cuencas de los arroyos que abastecen parte de las necesidades actuales de la ciudad de Esquel, con el objeto de diluir el cianuro y efectuar otros procedimientos químico-industriales, y las cifras que pueden calcularse a partir de la cantidad de agua que se necesita para lograr las mismas diluciones cianuradas que la empresa propone realizar, que es inmensamente mayor, llegando a multiplicar por diez el consumo diario del vital elemento.
Para un proyecto del tamaño del de Esquel, como por ejemplo la Mina Gualcamayo, en San Juan, el caudal de agua en realidad utilizado es de 108 litros por segundo, lo que coincide con las cantidades utilizadas por otras empresas similares. Esto sería la mitad de lo que toda la población de Esquel consume en un día.
Pero aún si damos por ciertos y precisos los datos que brinda el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Esquel, y los comparamos con los que la OMS considera la cantidad básica de agua que un ser humano requiere para su vida, que es de 80 litros por día, implica que con los requerimientos diarios aún exageradamente modestos que se pretenden declarar para este proyecto, podrían abastecerse básicamente casi 20.000 personas al día, y no menos.
También debe tenerse en cuenta que gran parte de esa agua no podrá ser utilizada posteriormente jamás por seres vivos por quedar definitivamente contaminada. Uno de los objetivos de minimización de daños que las empresas deben garantizar hasta el cierre de la mina y que luego del mismo debe continuar el Estado, es justamente mantener por tiempo indefinido en enormes depósitos confinados el agua contaminada y otros desechos tóxicos con el objeto de que no ingresen a las corrientes de agua superficial y profunda que nacen, casualmente, bajo esos mismos depósitos. Por desgracia y hasta la actualidad este objetivo es sólo una declaración de deseos, ya que en la práctica son innumerables los casos en nuestro país y en el mundo, en que es técnicamente imposible garantizar la confinación absoluta e indefinida de los desechos tóxicos y del agua contaminada.
Siendo el agua dulce un recurso cada vez más escaso en nuestra región y en el mundo, es primario defender este bien común imprescindible para la vida humana actual y futura y remarcar que se trata de un derecho humano básico el contar con acceso y disponibilidad de agua. Ningún emprendimiento económico que no contemple la conservación segura e incuestionable para las generaciones actuales y futuras de la calidad y cantidad de agua para uso humano podrá contar con el aval de ninguna sociedad médica, ya que por encima de todos los derechos se halla el de la vida misma, y luego el de la salud.
Acerca de los aspectos sociales y económicos: Por último y abordando un tema especialmente álgido en nuestra comunidad, consideramos que ya hace nueve años atrás y luego de arduos debates públicos y tras un proceso democrático incuestionable, la comunidad de Esquel de manera formal, y la de otros municipios del área noroeste informalmente, expresó en las urnas su deseo de no apoyar este tipo de emprendimientos mineros, lo que motivó una serie de disposiciones legales tanto a nivel municipal como provincial, que limitan tales desarrollos. Tales normas jurídicas aún están plenamente vigentes, y formalmente no existen nuevos estudios de impacto ambientales presentados para iniciar ningún emprendimiento local. Por lo tanto consideramos altamente preocupante que se estén efectuando promesas de puestos de trabajo a personas en situación de alta vulnerabilidad laboral y social, en casi todos los casos sostenes de familia, sin que sea factible darles cumplimiento, generando una situación de tensión social inadmisible, cuyo fin último no llegamos a comprender, pero que sin duda afecta a la paz social de nuestra comunidad y pone en riesgo aún más el frágil entorno de muchos niños, niñas y adolescentes.
Por otra parte, y siendo fieles a considerar a nuestros pacientes parte de un complejo entramado socioambiental, creemos que el trabajo digno y sustentable para sus padres es una necesidad ineludible de satisfacer, pero también sabemos que no es la megaminería ni una fuente laboral de grandes proporciones para la mano de obra local, ni tiende a crear empleos de largo alcance, ni genera industrias anexas, ni están dadas las condiciones jurídicas para que la pérdida de activos ambientales se compensen ni remotamente con los ingresos que se recibirían por la extracción y exportación de oro, plata, uranio, y otros elementos económicamente muy rentables para las empresas en el contexto financiero global.
Por todo lo expuesto es que la Sociedad de Pediatría sede Esquel, el Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Zonal de Esquel y los Pediatras de la región Noroeste del Chubut declaran su rechazo a llevar adelante proyectos de megaminería en la región, aplicando el Principio Precautorio a la Salud Pública , por comprometer seriamente la pureza del suelo, los alimentos y el agua en calidad y cantidad de tal manera que pone en peligro la salud actual y futura de los niños, niñas y adolescentes del área bajo su cobertura.
En el mismo acto declara también su firme apoyo a la decisión soberana tomada por el pueblo en el plebiscito el 23 de Marzo de 2003 y las disposiciones legales que de él se desprendieron, así como rechaza los intentos de modificar las mismas generando tensión social, para habilitar las actividades que la megaminería pretende llevar a cabo.