Entrevista de Crónica Popular a Juan Manuel Sánchez Gordillo, antes de que fuese proclamada oficialmente su candidatura como número 1 de las listas de IU por Sevilla al parlamento andaluz.
Con las elecciones autonómicas andaluzas en el horizonte próximo, el diputado autonómico andaluz y alcalde de Marinaleda (http://www.marinaleda.com/) está en el ojo del huracán. Con su habitual desparpajo, este enemigo público de las componendas se expresa así ante las puertas de la sede de IU en Sevilla:
¿A qué vienes aquí, Juan Manuel?
Porque hay una reunión de la comisión de candidaturas, y como sé que pueden estar queriéndome cortar el cuello, entonces vengo por lo menos a estar presente en mi sacrificio.
Para que, por lo menos, te vean la cara mientras te descabezan.
Eso es.
Pero, ¿quién te quiere cortar el cuello?
Yo soy claramente contrario a cualquier acuerdo con el PSOE, lo he dicho públicamente, y puede haber gente que esté tentada por llegar a algún tipo de acuerdo con el PSOE… Creo que el PSOE y el PP son dos caras del capitalismo y que ni con uno ni con otro hay que llegar a acuerdos de ninguna de las maneras.
Más alto, quizás, pero más claro es difícil decirlo. Juan Manuel Sánchez Gordillo es de esa gente que mira recto a los ojos y saluda apretando la mano con fuerza, como si estuviera agarrándose a una cuerda en un naufragio. Le conocí en su pueblo, Marinaleda, con motivo de una reunión estatal del 15M. Uno de los organizadores, recuerdo, le preguntó dónde podía imprimir unos programas. Gordillo rebuscó en su bolsillo y le dio una llave. “Es la del Ayuntamiento -le dijo- luego, ya me paso por allí y me la devuelves”.
Volvimos a hablar con motivo de la visita a Marinaleda del hijo de la duquesa de Alba, Cayetano Martínez de Irujo, conde de Salvatierra. Entre decenas de periodistas y cámaras, sobre todo de la prensa del corazón, Gordillo le estuvo paseando por la envasadora, los olivares, las tierras y el molino del aceite. El conde acabó fatigado de tanto ver trabajar. Pero aguantó hasta el final, quizá por recordar que, días antes, 800 jornaleros en paro le habían ocupado la finca de La Arroyuela en protesta por sus insólitas declaraciones televisivas.
¿A quién te crees más, al conde que salió en la tele o al que vino aquí?
Me creo mucho más al conde de la tele. De la aparente sinceridad del que vino aquí a que lo demuestre en la práctica falta un trecho. Nosotros le hemos pedido un cortijo, por supuesto no nos lo va a dar.
¿Cayetano se ha comprometido a algo?
Se ha comprometido a algunas cosas pero, por supuesto, a la cesión de su tierra no. Que si es de sus hermanos, que si él no puede disponer de ella… Que eso le hemos dicho, como tú has declarado que los jornaleros no tienen iniciativas, que no quieren trabajar, pues tú nos das un cortijo, aunque sea por 10 años y tú demuestras tu solidaridad y tu generosidad y la gente demuestra que los trabajadores del campo sí que tienen iniciativas cuando consiguen los medios, pero no tienen medios porque no tienen la tierra. La tierra la tenéis unos pocos.
¿Tú crees que él vino, más que a otra cosa, para evitar que le ocupéis un cortijo?
Sí, además de para lavar su imagen.
Eso, seguro.
A lavar la cara, seguro, pero si él piensa que porque tenga una reunión con nosotros para intentar incumplir lo que dijo en la primera reunión, que le vamos a hacer un seguimiento, si piensa que por venir lo va a evitar, pues es que no nos conoce bien. Ya una vez Chaves nos ofreció 300 millones de pesetas en subvenciones si nosotros no nos metíamos con él y, si no, que nos cortaba las subvenciones y le dijimos que íbamos a seguir metiéndonos con él y reclamando las subvenciones. Por tanto, a estas alturas, nadie debe pensar que no vayamos a seguir reclamando la reforma agraria porque creemos que uno de los problemas que tiene Andalucía es que el dos por ciento de los propietarios posee el cincuenta por ciento de la tierra y este conde es el mayor terrateniente que hay en Andalucía, con 35.000 hectáreas. Nosotros vamos a seguir reivindicando la tierra y sí que vamos a seguir ocupando fincas, incluidas las de la Casa de Alba.
¿Qué entiendes por soberanía alimentaria?
La soberanía alimentaria es la capacidad que tiene un pueblo para decidir sobre su propio modelo agrícola y alimentario, que hoy no la tiene. Andalucía no decide, el Estado Español no decide y ni siquiera Europa decide. Deciden las multinacionales, decide la Organización Mundial de Comercio, decide el Fondo Monetario Internacional. No deciden los pueblos su propia política, no deciden los campesinos ni los consumidores el modelo agroalimentario que quieren. El concepto de soberanía es que los recursos naturales, tierra, agua y semilla, tienen que ser de la comunidad que trabaja esa tierra o maneja esa semilla o tiene ese agua, y no un negocio. Tiene que ser y es un derecho, no un negocio.
Con Monsanto hemos topado.
Topamos con Monsanto, topamos con las cuatro o cinco multinacionales que controlan todo el proceso de venta de alimentos del mundo, que controlan los agrotóxicos, los agroquímicos, los herbicidas, las patentes de las semillas y todo el comercio mundial de la alimentación, que está en manos de esas pocas multinacionales. Yo creo que hace falta otro modelo agrario. La soberanía alimentaria sería un modelo revolucionario; si la agricultura saliera del Fondo mundial de comercio y del FMI, estaríamos entonces en contra del modelo que defiende la Europa comunitaria.
Para financiar los recursos necesarios para intentar esta trasformación, entre otras opciones, ¿sería entonces imprescindible en Andalucía una banca pública potente?
Sería imprescindible. Yo creo que la crisis no es más que una gran estafa de 200 billones de dólares producida por el capital financiero y creo que, después de que han robado cuanto han querido, hace falta el control del capital financiero y que en cada Estado haya, al menos un Banco público fuerte. En Andalucía, ese Banco público sería imprescindible. Un Banco público que invirtiera, por ejemplo, en construir viviendas para aquella gente que no accede a ese mercado porque no tienen medios económicos, un Banco público que invirtiera en agroindustria, que sería la clave de Andalucía, que invirtiera en la pequeña y mediana empresa, en economías productivas para combatir el paro. Por lo tanto pensamos que la nacionalización de la Banca es un elemento fundamental en cualquier proceso mínimamente progresista o mínimamente de izquierdas.
“Mientras el rico sea tan rico y el pobre sea tan pobre, la libertad de elegir es mentira”
Pero eso nos conduciría no solo a la nacionalización de la Banca, sino a todo un sistema financiero andaluz…
Por supuesto, y al control de la energía. Nosotros pensamos que la energía tiene que ser pública y renovable. Es fundamental que un recurso capital como es el de la energía no sea objeto de especulación. Y pensamos que la energía tiene que ser un derecho, lo mismo que la vivienda…, y que los trabajadores deben tener acceso a los medios de producción. La gran experiencia del Humoso (Cooperativa Marinaleda) es que tenemos la tierra del que la trabaja, la industria de quien la trabaja, que no se reparten beneficios y por eso hay empleo.
Se apasiona a medida que representa en su cabeza el modelo de sociedad al que aspira y se engalla al hablar de la finca que ocuparon y expropiaron hace ya diecinueve años. Curiosamente, cuando se refiere a las cosas de su pueblo Gordillo suele hablar en plural, no mayestático, creo, sino en lo que cabría definir como un plural solidario.
Y ese modelo de Marinaleda, ¿te parece exportable?
Totalmente.
Pero no hay tantos Gordillos ni tantos Cañameros en el mundo…
Pues habrá que inventarlos, o habrá que inventar asambleas populares que tengan esas mismas características, pero yo creo que es necesario plantearse que el problema es el reparto de riqueza y no la generación de la riqueza. Hay alimentos y riqueza en el mundo para que todos pudieran vivir, el problema es que un solo rico posee la riqueza con la que podrían vivir 800 millones de subsaharianos. Eso es lo que está mal. Aquí, el gran enemigo es el capitalismo. No se puede estar indignao, ni ser rebelde, ni llamarse ecologista ni llamarse nada, ni humanista siquiera, si no planteamos el cambio del sistema. Yo creo que el problema es el sistema.
‘Indignaos’ que molestan
Sentados frente a frente, desgranamos las ideas de este hombre al que demasiados ven como un peligro. Incluso desde Ferraz pretenden apartar a Gordillo de las listas de IU para las próximas andaluzas, sabedores de que está firmemente en contra de cualquier tipo de pacto.”Cualquier día vendrán a por mí, -me dice a menudo-. Ya lo han intentado y lo seguirán haciendo”.
Profundizamos en los pensamientos de quien tanto espanta a las derechas tradicionales como a muchos sectores de la izquierda acomodada.
¿Pero tú crees que sería posible la supervivencia de una Andalucía llevando su propio camino, al margen del resto de España, como si fuera Islandia, por ejemplo, teniendo en cuenta que Islandia es un país y Andalucía una comunidad autónoma dentro de un país?
Andalucía perfectamente podría, desde una soberanía absoluta, desde la independencia o desde la confederación con otras nacionalidades del Estado español, tener capacidad económica, social y política suficientes para ser un país más dentro de la Unión Europea. De hecho hay países mucho más pequeños, geográficamente y con menos riqueza que Andalucía. Está Holanda, que es más pequeña, están Bélgica, Luxemburgo…, es decir que hay un montón de países que son más pequeños que Andalucía…
Ya, aunque yo me refería a la autonomía andaluza dentro de España… ¿Tiene sentido que se pudiera trabajar en todas las líneas que has mencionado dentro de la estructura del Estado español?
Perfectamente. Sería posible trabajar federal o confederalmente. Porque en el mundo de las autonomías yo creo que el principal ladrón de la soberanía no es tanto Madrid, que también lo es, sino el capital financiero, el imperialismo económico. Por ejemplo, si en Andalucía tuviéramos poder político, se reclamaría otro modelo de agricultura frente a la política agraria comunitaria, el modelo que necesita Andalucía y que no lo defiende nadie, como tampoco el modelo económico que aquí se necesita.
¿Cuánta tierra hay en Andalucía infrautilizada o improductiva?
Por lo pronto, el propio IARA (Instituto Andaluz de Reforma Agraria), de la Junta de Andalucía, tiene y está intentando vender 20.000 hectáreas que no están bien aprovechadas. Ya hemos dicho que el 2% de los propietarios poseen la mitad de la tierra. El duque del Infantado tiene 27.000 hectáreas, la casa de Alba, 35.000… Hay miles y miles de hectáreas que no están bien aprovechadas, a las que no se están extrayendo todas las posibilidades agroindustriales y agroalimentarias que podría tener una tierra bien cultivada.
¿Cuántos puestos de trabajo está creando Marinaleda en su modelo de explotación?
Pues nosotros, en 2011 se han repartido tres millones y medio de euros de jornales. Para una población de 3.000 habitantes es como si nos tocara la primitiva cada año. Solo que esa primitiva se reparte entre los trabajadores del campo.
¿Hay paro en tu pueblo?
Prácticamente no hay paro. Puede hablarse de pleno empleo, porque nosotros encadenamos los cultivos de tal manera que cuando uno termina empieza otro y la industria la aprovechamos para los huecos en que hay menos trabajo en la tierra para intentar que haya trabajo continuado todo el año.
“Un solo rico posee la riqueza con la que podrían vivir 800 millones de subsaharianos”
Vuestras claves: democracia política, democracia social y democracia económica.
Efectivamente, que creo que son, además, imprescindibles. La económica, porque la democracia política sin ella es mentira. Mientras el rico sea tan rico y el pobre sea tan pobre, la libertad de elegir es mentira. Democracia política y democracia directa, en el sentido de que hay mecanismos suficientes en la sociedad de hoy para que la gente decida sobre su propia vida y no tenga que haber intermediarios que decidan por ella. Las asambleas de base, sea cual sea el sistema que se organice, deben ser el máximo órgano de decisión en todos los asuntos.
Hay alternativas actualmente en marcha para desplazar el poder hacia las asambleas populares en los más de 700 pueblos de Andalucía para que desde ellas se controlen las decisiones importantes de los cargos electos. ¿Qué te sugieren estas iniciativas?
A mí me parece que es imprescindible. Es necesario que el poder se le devuelva al pueblo. El poder político, porque el económico no lo catamos, que por eso es una dictadura, consiste actualmente en que los partidos políticos sólo van a las plazas de los pueblos cada cuatro años, para olvidarse luego de sus compromisos. Hay que devolverle el poder al pueblo para que la gente decida sobre su vida por sí misma todos los días. Todo lo que sea devolverle ese poder al pueblo y que las asambleas de base tengan el poder de decisión en cualquier organización sindical o política es fundamental. Imprescindible.
Entre otras cosas, porque revitalizaría un tejido social en el que el capitalismo está imponiendo la insolidaridad, el individualismo, la competitividad…
Una de las batallas que ha ganado la burguesía es la de las ideas. La lucha de clases se da a tres niveles. Al nivel económico, yo lo quiero tener todo para que tú no tengas nada, a nivel político, que el poder lo tiene la burguesía y las clases dominantes, y a nivel ideológico mediante el control de los grandes medios de comunicación que son hoy, no el cuarto poder sino el instrumento de propaganda de las clases dominantes. Ahí, en el campo de las ideas, no se ha hecho nada y los partidos políticos y los sindicatos que tenían fuerza tendrían que haber trabajado mucho más la conciencia de clase, pero parece que nadie quería un cambio revolucionario y han preferido tener clientes a tener militantes.
Los amargos frutos del clientelismo.
Por eso no se ha hecho trabajo de formación ideológica para que ahora, en un momento como éste de crisis donde al PSOE se le castiga por hacer política neoliberal, la gente como solución no ponga a un partido todavía más de derechas o igual de derechas que el que ya estaba o igual de capitalista. Yo creo que se ha perdido mucho tiempo en la no formación ideológica de la gente y que eso nos puede pasar una factura enorme.