Níkolas Stolpkin



 

Indudablemente lo que se ha denominado como “Movimiento 15-M” ha venido teniendo un desarrollo significativo el cual sería una terquedad no reconocerlo (de la Puerta del Sol a los Barrios, y ahora hacia los espacios de Poder Político.).

Por lo que podríamos ver en ello cierta flexibilidad para tomar positivamente las críticas que han sido expuestas desde un principio. Nos habla de que no son sordos a las críticas, por muy duras que fueran.

El avance hacia los barrios y los espacios de Poder Político han sido detonados innegablemente por las innumerables críticas que el movimiento ha tenido desde el principio.

Es muy significativo todo aquello porque hace frente a sus flaquezas y porque nos habla de un Movimiento en continuo movimiento, valga la redundancia, que no se detiene ante sus éxitos sino que ya viene trazado su próximo paso a medida que da cada paso, y porque, de seguir desarrollándose, deberá llegar irremediablemente a un punto donde podrá tropezar con ciertos límites, los cuales les podrían determinar ciertos rumbos a seguir para conseguir ciertos objetivos.

Lo importante a destacar es que el Movimiento 15-M es un movimiento que está dispuesto a escuchar y a no tapar sus oídos. Y eso ya es muy positivo. No por nada el reciente éxito logrado en el 19-J se debe en mayor medida por haber digerido bien las innumerables críticas hacia el movimiento.

Sus propios avances cada vez son más osados, y eso es muy perceptible tanto en la acción como en el lenguaje. De las plazas han ido a los barrios, y de los barrios están yendo a los espacios de Poder Político. Ahora faltarían los espacios del Poder Económico… Pero lo importante ahora es reconocer los avances… Claro que, tampoco debemos obviar sus puntos negros como: el carácter individualista del movimiento. Carácter que obviamente no se refleja en la forma de trabajar sino en la forma de pensar. Y es allí donde se tendrá que intervenir quirúrgicamente a futuro si se busca desarrollar más el trabajo popular de Masas.

El 19-J ha significado claramente tres cosas para el Movimiento 15-M:

1.- El movimiento no está muerto, está más vivo que nunca.

2.- El movimiento ha demostrado que no es sordo a las críticas.

3.- El movimiento ha reconocido indirecta y tenuemente la necesidad de incluir a las organizaciones que se han dado el lujo de ignorar desde un principio.

Este último punto es muy significativo ya que implicaría dar un paso gigante en el desarrollo acelerado que está teniendo hoy dicho movimiento. Al dar muestras de querer ir por una Huelga General, por ejemplo, OBLIGARÍA a sacrificar ciertas ideas que han venido acompañando al movimiento desde sus inicios y a sustituirlas por ideas que dieran más credibilidad a tamaña hazaña para un movimiento aún inmaduro o muy joven.

Pero el gran reto para el movimiento, por ahora, será poder mantener intacto sus ideas pacifistas mientras el movimiento avance considerablemente. ¿La conducta pacifista se mantendrá firme frente a los muros de contención que se les ha de presentar en su acelerado avance? ¿Los niveles de conciencia y organización que terminen por desarrollarse en el camino determinarán el futuro de las conductas pacifistas?

El movimiento deberá entender en algún punto del camino de que cerrar los caminos al andar, por parte del Estado, es también ejercer violencia, y que mantener prolongadamente la posición pacifista, a pesar de los cierres de camino, obligaría en algún momento, al verse agotada dicha opción, abrir los caminos por otros medios. ¿Cuáles serían esos medios? Pero aún falta camino por recorrer.

Lo que hay que avocarse en estos momentos es a la organización. Es de perogrullo señalar que el infiltrarse en los movimientos son prácticas habituales por parte del Estado opresor y más aún cuando estos movimientos adquieren cierta fuerza. Por lo que reforzar la organización será fundamental para no darles de comer a los que hoy están hambrientos por tragarse a todo el movimiento, no sin antes sacrificar ciertas ideas que han venido permaneciendo obstinadamente en su base estructural.

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Níkolas Stolpkin