Por Leonid Savin

Una de las palabras más comúnmente usadas hoy es “geek”, un término anglosajón que significa pasión u obsesión por toda clase de innovaciones tecnológicas.

La tecnología es muy importante a la hora de pensar la geopolítica, aunque se la ignore en la mayoría de los análisis relacionados con este problema. La aparición de la navegación creó la dicotomía entre el poder marítimo y el poder terrestre. El siglo XX amplió esta confrontación al aire y al espacio. Pero el siglo XXI ha dado nacimiento a una nueva dimensión: el ciberespacio, un campo de lucha completamente artificial y que está transformándose continuamente. Esto le otorga al ciberespacio un carácter inestable y fluido que es muy importante para el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.

Por ejemplo, el lanzamiento de un satélite artificial soviético en 1957 llevó a que Estados Unidos creara la agencia ARPA en 1958 (que luego fue rebautizada como DARPA). De esta última nació el Internet. Este ejemplo nos revela la importancia que tiene la tecnología para la geopolítica tanto en la teoría como en la práctica.

Pero lo que importa no es tanto el acceso a la tecnología (es decir, el comprar o utilizar los resultados obtenidos por la misma), sino el control total y la autarquía que se consigue al poseer toda la cadena producción tecnológica como medio para evitar que los competidores estén a la par o consigan logros superiores.

Es por esta razón que Estados Unidos evitó que China comprara la planta ucraniana de Motor-Sich, ya que con ello Pekín hubiera tenido la capacidad de crear sus propios motores a reacción. Washington lo consiguió fácilmente gracias a la mucha influencia que tiene la Casa Blanca sobre Kiev. Todo el complejo político y los servicios de inteligencia de los Estados Unidos están constantemente monitoreando esta clase de cosas para asegurarse de que no se afecten los monopolios que hoy tienen las empresas estadounidenses.

Por otra parte, estos monopolios resultan muy peligrosos para los demás países, especialmente si se trata de tecnologías que hoy resultan imprescindibles. Un caso típico sería lo que aconteció el 14 de diciembre de 2020 (1) cuando varias aplicaciones de Google dejaron de funcionar en todo el mundo durante aproximadamente una hora. Teniendo en cuenta la enorme cantidad de usuarios que usan los servicios de Google en todas partes, se puede decir que un incidente como este provocó graves daños. Y dado que algunas empresas de TI occidentales son abiertamente hostiles hacia ciertos países, resulta necesario plantear la creación de una alternativa que garantice la seguridad nacional.

También se puede pensar en otros argumentos. Cecilia Rickap dice que “los monopolios intelectuales no son única ni exclusivamente el resultado de la investigación y el desarrollo interno que han conseguido las grandes corporaciones. Su monopolio del conocimiento se basa en la apropiación y monetización de los resultados obtenidos por numerosas redes de innovación, organizadas en forma de células modulares de conocimiento que están a cargo de diversas organizaciones (desde startups hasta organismos públicos de investigación y universidades) […] La distribución desigual de estas innovaciones en el mundo es estructural y se encuentra exacerbada en muchas ocasiones por el monopolio intelectual capitalista. Los monopolios intelectuales surgen en ciertos países, particularmente en Estados Unidos, pero sus consecuencias se extienden a todo el mundo […] Los países periféricos deben desarrollar sus propias agendas para luchar contra estos monopolios intelectuales y eso debe incluir el limitar cualquier clase de extractivismo (además de los datos y conocimientos se debe incluir los bienes, algunos de los cuales son necesarios para las cadenas de valores digitales)” (2).

Lo paradójico de todo esto es que mientras los países periféricos se encuentran pensando y discutiendo las consecuencias de semejantes monopolios, Estados Unidos se está esforzando por conseguir una completa autarquía y autonomía en este área.

El 4 de marzo del 2021 se presentó al Congreso de Estados Unidos un informe donde se habla de la rivalidad entre las grandes potencias, hace énfasis en la importancia de las diversas tecnologías que se están desarrollando en el terreno militar, las redes, la computación cuántica, la biología, la ciencia aplicada, etc… y el papel que jugarán en el enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos contra Rusia y China.

Joe Biden emitió un decreto en marzo del 2021 cuyo fin era revisar la lista de proveedores de tecnología en sectores clave de la industria estadounidense – defensa, salud, transporte e información –, con ello Estados Unidos pretende evitar los problemas que puedan surgir en sectores que suministran equipos médicos, semiconductores y otros productos (3).

Otro decreto de Biden, pero esta vez del 12 de mayo de este año (4), busca mejorar la ciberseguridad de los Estados Unidos. Con ello se expresa el deseo de revisar su política en terrenos como la tecnología y de ese modo mantener el liderazgo en este sector.

Los riesgos que se corren para solucionar este problema son bastante complicados. La empresa coreana SK Innovation, que suministra baterías a las ramas de la Ford y la Volkswagen en Estados Unidos, terminó por ser incluida en la lista negra estadounidense debido al robo de propiedad intelectual, lo cual causó el bloqueo de suministros tecnológicos provenientes de Corea del Sur. Además, China es considerada un importador no deseado por Estados Unidos, sin hablar de que socios como Canadá y la UE pueden generar muchos problemas al hacer transacciones comerciales y económicas desiguales, lo que ha llevado a Washington denunciar intentos de estafa por parte de estos países (todo ello tiene implicaciones bastante serias).

Las cadenas de suministros son muy importantes para las tecnologías de doble uso y la industria de defensa. Por esa razón tanto DARPA como Intel anunciaron en marzo de 2021 una asociación de tres años con la intención producir nacionalmente varias aplicaciones electrónicas destinadas a la aviación civil y la defensa (5).

La UE también se enfrenta un problema similar, ya que depende muchísimo de importaciones que realiza de diferentes países. Por ejemplo, la UE depende casi por completo de Rusia para obtener níquel (72,5%), o el hecho de que el 30% de las máquinas que usa Europa para procesar datos, equipos de telecomunicaciones y tecnologías energéticas provienen de China. Más del 50% de los motores y sistemas (no eléctricos) vienen de EE. UU. y este país también le suministra a Europa equipos para hacer electro-diagnósticos y radiologías, instrumentos ópticos, médicos o aeroespaciales. La UE importa hierro y cobre de países como Brasil, Canadá, Chile y Ucrania.

La UE y EE. UU. están muy preocupados por mantener su monopolio en terrenos como las tecnologías informáticas, especialmente la microelectrónica. El problema es que la desindustrialización producida en estos países durante las últimas décadas ha llevado a que la producción se haya transferido a otros lugares debido a la globalización.

La inestabilidad global plantea la siguiente pregunta: ¿acaso es posible esperar que Estados frágiles, donde la situación política o económica se deteriora continuamente, sean capaces de permanecer fieles a las obligaciones que han contraído?

Podemos agregar otra clase de riesgos (6). Las sanciones tienen un efecto a largo plazo en terceros países debido a que son impuestas a sectores económicos que afectan directamente la competencia y la capacidad de defensa con la que cuenta una nación. En su afán por dañar la economía rusa, Estados Unidos llegó a incluir en su lista negra a empresas que tienen que ver con la industria de defensa, institutos de investigación y sectores relacionados con las materias primas. Estas restricciones privan a otros Estados de la posibilidad de comprar productos y servicios que necesitan para sí mismo. Por ejemplo, el hecho de que Turquía comprara los sistemas de misiles antiaéreos S-400 a Rusia provocó que se le impusieran sanciones, lo que terminó a afectando a Canadá, país que suministraba componentes a los turcos para su industria de vehículos aéreos no tripulados.

Otros creen que el cambio climático también representa una amenaza a la hora de acceder a productos esenciales que son necesarios para la innovación tecnológica.

La UE ha sacado las siguientes conclusiones de esta geopolítica de los suministros (7):

  • existen grandes riesgos al haberse diversificado el comercio debido a la creciente fragilidad del Estado, la coerción económica y la vulnerabilidad climática;
  • lo más probable es que se diversifiquen las fuentes de obtención de materias primas o de componentes importantes en lugar de áreas que tienen que ver con la alta tecnología como los son los procesadores de datos, las telecomunicaciones o las supercomputadoras, que requieren grandes inversiones para llegar a ser autosuficientes;
  • las asociaciones comerciales que tiene la UE le proporcionan la capacidad de llevar a cabo esta diversificación.

La UE debe tener en cuenta que los proyectos tecnológicos e innovadores deben ser tomados en serio y no dejar que se desarrollen por sí mismos (8).

El proyecto francés Minitel, que se inició en la década de 1980 como un intento para crear un Internet propio por medio de terminales especiales que proporcionaran acceso gratuito a las cuentas bancarias, información y otros servicios, ha fracasado rotundamente.

El proyecto espacial Galileo, anunciado en 1999 como un intento de crear un sistema GPS europeo, también fracasó hace unos años. La UE apenas logró contar con la capacidad para lanzar sus propios satélites en el 2011, pero no se encontraban con los sistemas operativos para hacerlos funcionar sino hasta el 2019. Como resultado, el presupuesto se triplicó, la implementación del proyecto se retrasó significativamente y no se obtuvieron logros o tecnologías nuevas.

También podemos mencionar el intento europeo de crear un sistema de almacenamiento propio con su nube GAIA-X. Este proyecto se lanzó con la intención de fortalecer la soberanía digital de Europa durante el 2020. En él participaron 22 empresas, pero no ha conseguido ningún resultado hasta ahora. El objetivo del proyecto GAIA-X es muy obvio: reducir la dependencia que tiene Europa de los servidores de almacenamiento en la nube que monopolizan empresas estadounidenses como Amazon y Microsoft. Al mismo tiempo, la UE ha introducido aranceles y medidas restrictivas con las que espera obtener ventajas competitivas. Sin embargo, Microsoft también está involucrado en la creación de GAIA-X.

La tecnología más importante a día de hoy son los semiconductores.

Después de décadas de producir masivamente chips que contienen un número creciente de circuitos, se ha llevado a cabo un cambio radical de la economía de la computación y se ha revolucionado por completo la economía global. Tanto la revolución de las computadoras personales de la década de 1980 como la revolución de Internet de la década de 1990 o la revolución de los teléfonos inteligentes y las redes sociales de principios de la década de 2000 estuvieron basadas en el silicio. La próxima generación de aplicaciones industriales y de consumo potencial construidas sobre la base de las redes 5G también dependerá de las mejoras de rendimiento y potenciación por medio de chips avanzados. El acceso a los semiconductores avanzados también es fundamental para equilibrar el poder militar global a través del uso de la inteligencia artificial (IA) y la informática de alto rendimiento, al igual que del Internet de las cosas o del papel fundamental que juegan las plataformas de sistemas y armas de próxima generación que se están desarrollando en estos momentos.

Solo existen dos empresas hoy que pueden producir semiconductores a escala industrial para las tecnologías más avanzadas: la surcoreana Samsung y la taiwanesa TSMC. Ambas compañías están produciendo comercialmente circuitos de 7 nanómetros (nm) y tienen el objetivo de llegar a los 5 nm y, finalmente, a los 3 nm para mediados de esta década. Si comparamos esto con los fabricantes de chips integrados como Intel, que tienen su sede en los Estados Unidos y que buscan producir chips de 7 nm, podemos decir que a tal compañía le ha resultado extremadamente difícil lograr sus objetivos. Intel anunció en julio de 2020 que la producción de chips de próxima generación se retrasará hasta el 2022.

Actualmente, los chips de 7 nm, incluido el sistema Kirin 990 de Huawei, son fabricados por la empresa TSMC en Taiwán: estos son los semiconductores más avanzados actualmente en el mercado. La rama de diseño de chips de Huawei, HiSilicon, trabajó junto con TSMC en este proyecto y consiguieron un chip de 5 nm.

A pesar de la creciente competencia de las empresas tecnológicas chinas en áreas como el 5G, la inteligencia artificial, las aplicaciones móviles y la computación cuántica, resulta obvio que este país todavía se encuentra muy atrás a la hora de contar con las tecnologías de los semiconductores. Esto se debe a que las empresas de tecnología china dependen de fábricas extranjeras a la hora de obtener chips y ello le impide a Pekín cumplir con su objetivo de competir en el mercado mundial.

China está haciendo grandes esfuerzos para dominar las tecnologías que permiten fabricar semiconductores. A través del Fondo Nacional de Inversiones IC ( creado en el 2014 y recapitalizado en el 2019), así como apoyándose en otros fondos regionales y locales, este país ha invertido más de $ 200 mil millones. Todo ello suma una inversión superior al costo del vuelo del cohete Apolo a la luna durante la Guerra Fría. Sin embargo, China ha conseguido pocos resultados. La empresa más importante de semiconductores en China, Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), está atrasada en un total de 3 a 5 años con respecto a los líderes de la industria como lo son Intel, Samsung y TSMC. SMIC dijo que para agosto de este año sería capaz de producir circuitos de hasta 7 nm. Aunque es un gran avance para la empresa, no deja de estar muy atrás con respecto a otros líderes en la industria.

Intel, Samsung y TSMC ya han tenido que encontrar formas de trabajar juntos y compartir costos con tal de mantenerse a la vanguardia de las innovaciones tecnológicas. La inversión agregada en I + D y el capital de las empresas de semiconductores de los EE. UU. paso de $ 40 mil millones en el 2007 a $ 72 mil millones en el 2019, lo que confirma los crecientes costos de la Ley de Moore. Otro actor importante, GlobalFoundries, que es propiedad del soberano Mubadala de los Emiratos Árabes Unidos, anunció en el 2018 que abandonaría la carrera por alcanzar el liderazgo mundial en la fabricación de circuitos de 7 nm debido a los altísimos costos de estas herramientas…

Uno de los mayores obstáculos para la empresa SMIC y otros fabricantes chinos es dominar la tecnología de litografía Ultravioleta Extrema (EUV), una tecnología de fabricación de próxima generación que se necesita para el funcionamiento de los circuitos que estén por debajo de los 7 nm. La EUV se utiliza para producir longitudes de onda más cortas por medio de la luz ultravioleta, con ello se trata de producir circuitos más delgados y diminutos a los de tecnologías anteriores. Está tecnología está siendo utilizado por TSMC y Samsung con circuitos de 7 nm. Intel está tratando de integrar la EUV en sus productos comerciales, pero ha tenido muchos problemas. TSMC, Samsung e Intel dependerán de la tecnología EUV para la producción de cables de 5 nm.

El desarrollo de la tecnología informática es realmente importante en esta carrera. Google logró producir una computadora cuántica de 53 qubits en el 2019 (9). Esta computadora fue capaz de resolver problemas complejos en aproximadamente tres minutos. Puede que esto no parezca muy impresionante, pero si tomamos en cuenta que una computadora no cuántica tardaría alrededor de 1000 años en realizar estos mismos cálculos nos damos cuenta del gran potencial que tiene la computación cuántica.

Todas las empresas, ya sean grandes o pequeñas, están invirtiendo enormes cantidades de recursos en el desarrollo de computadoras cuánticas, y muchos dicen que esta podría ser la próxima gran novedad en el mundo de la tecnología. Según algunas estimaciones el mercado de la computación cuántica alcanzará los 770 millones de dólares para el 2025. Entre 2017 y 2018, la computación cuántica experimentó una especie de «fiebre del oro»: en esos años se invirtieron 450 millones de dólares en el desarrollo de estas tecnologías. IBM anunció recientemente planes para construir una computadora cuántica de 1.000 qubit que estaría disponible para el 2023.

El transporte es otro sector donde se está invirtiendo mucho. Compañías como Tesla, Uber, Cruise y Waymo han prometido crear automóviles conducidos por robots que sean capaces de llevarnos a cualquier lugar simplemente usando nuestros teléfonos inteligentes (10) … TuSimple está tratando de conseguir esto mediante la combinación de tecnologías únicas y una serie de asociaciones estratégicas que incluyen a la compañía Navistar, la cual se dedica a producir camiones, así como una alianza con el gigante de envíos a domicilio UPS. TuSimple ya hace pruebas de manejo en Arizona y Texas para que los camiones se conduzcan solos de un depósito a otro. TuSimple planea que estos se conduzcan con un Nivel 4 de autonomía para el 2024, lo que significa que sus camiones podrán operar sin un conductor humano en condiciones limitadas, como lo son rutas diurnas, con un clima favorable y por zonas mapeadas de antemano.

La industria automotriz china también está desarrollando vehículos autónomos (11). China también esta integrando estos desarrollos tecnológicos a la tecnología 5G y el desarrollo de la inteligencia artificial, con lo cual espera lograr un efecto sinérgico.

El ecosistema de vehículos autónomos es parte de la Iniciativa para una Nueva Infraestructura, un proyecto que se lanzó en mayo del 2020. Este proyecto incluye un plan de cinco años al cual se le han asignado aproximadamente $ 1.4 billones.

Por supuesto, en términos geopolíticos el sector tecnológico más importante esta relacionado con la defensa y la seguridad. Estados Unidos está intentando vincular estos tres sectores por medio de una nueva estrategia del Pentágono (12).

Scott Sawitz, experto de la RAND Corporation, escribe que existen tres grandes vertientes tecnológicas y a subraya el impacto que tendrán en la guerra (13).

“La primera vertiente tiene que ver con la mejora constante y rápida de la tecnología de la información (TI) en áreas tan diversas como lo son el análisis de los big data, la inteligencia artificial y la realidad aumentada. Una de sus aplicaciones clave en la guerra es analizar rápidamente la información generada por los sensores de red distributivos con tal de que los humanos y las máquinas puedan interpretarla fácilmente. La segunda tendencia está relacionada con la anterior, pero se expresa claramente en un aumento de las capacidades de los sistemas no tripulados para realizar misiones importantes. Estas capacidades están creciendo no solo debido a la tecnología de la información avanzada que permite operaciones autónomas, sino también debido a las mejoras en la ciencia de los materiales, los nuevos compuestos de almacenamiento de energía, los diseños y otros campos de información. La tercera tendencia es mejorar los sensores hasta hacerlos más pequeños, más baratos y con mayor capacidad de respuesta, con menores requisitos energéticos y mayor durabilidad ante toda clase de entornos”.

En el sector armamentístico estas tecnologías también conllevan una serie de soluciones fascinantes para los militares. Uno de estas es la bomba electromagnética: un dispositivo que genera un pulso electromagnético o de microondas de alta potencia. A diferencia de las municiones cinéticas convencionales, las bombas electromagnéticas tienen un efecto devastador en los dispositivos electrónicos y las redes informáticas.

Si bien estas armas ya existen, las nuevas tecnologías permiten crear dispositivos más potentes (14).

El determinismo natural y la percepción del mundo externo (como lo son las potenciales amenazas), que tradicionalmente han sido los cimientos del pensamiento geopolítico y la cultura estratégica, no desaparecerán dentro de las próximas décadas. Sin embargo, la tecnología tendrá un impacto significativo en todo esto. Y este factor debe tenerse en cuenta a la hora de evaluar los riesgos y prever el futuro.

Traducido del ruso por Juan Gabriel Caro Rivera

Notas:

1. https://nation.com.pk/03-Jan-2021/digital-blackout

2. https://developingeconomics.org/2021/04/07/intellectual-monopoly-capitalism-and-its-effects-on-development/

3. https://www.politico.com/news/2021/02/24/biden-executive-order-supply-chain-industries-471304

4. https://www.whitehouse.gov/briefing-room/presidential-actions/2021/05/12/executive-order-on-improving-the-nations-cybersecurity/

5. https://breakingdefense.com/2021/03/a-wake-up-call-for-defense-it-comms-supply-chains-odni/

6. https://www.consilium.europa.eu/en/media/45910/021020-euco-final-conclusions.pdf./

7. https://www.iss.europa.eu/content/sovereignty-over-supply#_the_geopolitics_of_supply

8. https://www.discoursemagazine.com/economics/2021/02/11/can-european-style-industrial-policies-create-technological-supremacy/

9. https://interestingengineering.com/quantum-revolution-challenges-the-world-will-face

10. https://spectrum.ieee.org/transportation/self-driving/this-year-autonomous-trucks-will-take-to-the-road-with-no-one-on-board

11. https://www.eurasiagroup.net/live-post/chinese-autonomous-vehicleindustry-faces-geopoliticalheadwinds

12. https://www.elibrary.ru/item.asp?id=25625814

13. https://www.usni.org/magazines/proceedings/2021/february/deceive-enemy-emerging-technologies

14. https://interestingengineering.com/e-bomb-peril-high-power-microwave-weapons

Fuente: https://katehon.com/ru/