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Juan Manuel Parada.-Aporrea

En el marco de la contradicción entre los pueblos que aspiran su plena soberanía y el imperialismo, se suscita en Nuestra América otro acontecimiento que amenaza los procesos de liberación nacional estrechamente vinculados a la integración latinoamericana y caribeña.

Se trata de la amenaza de expulsión de Venezuela del Mercosur, precedida por el golpe dado a su legítimo derecho a ejercer la presidencia Pro Témpore, tal como lo establece su normativa de funcionamiento y tal como la ha ejercido en otras ocasiones.

Los argumentos esgrimidos por la Triple Alianza conformada por los gobiernos pro imperialistas de Paraguay, Argentina y Brasil, tras una decisión ilegítima que no fue aprobada en consenso (Venezuela no participó y Uruguay se abstuvo) como lo establecen las normas del Mercosur, además de ridículos, no tienen sustento jurídico. En sus respectivos comunicados, cada uno de estos países dice que Venezuela no puede asumir la Presidencia del Mercosur porque no ha incorporado a su legislación interna algunas normas del bloque, cosa que tampoco ellos como fundadores han logrado en pleno, tras 25 años de activación, mientras que Venezuela ha internalizado el 85% del conjunto de normas (unas 2.500 en total), en apenas 4 años, y muchas de las que no ha podido asimilar lo justifica en el hecho de que colidan con la Constitución Bolivariana.

La ridiculez e ilegalidad de esta nueva movida del imperialismo y sus sirvientes criollos, asciende a una dimensión escandalosa cuando revisamos que en ninguna de las normas del Mercosur aparece la categoría de “Estados Fundadores” que están asumiendo estos países, excluyendo a Uruguay, lo que hace más clara la violación del marco jurídico, con la venia de su patrón del Norte, al mismo estilo que lo hicieron en Brasil para derrocar a la presidenta Dilma Rouseff, a quien eligieron 54.5 millones de brasileros.

El diputado Daniel Caggiani, vicepresidente del Parlasur es contundente al escribir:

Cuándo se suscribió el Protocolo de Adhesión de Venezuela al Mercosur, se fijaron los “principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio, reconocimiento de las asimetrías, y del tratamiento diferencial” en el ingreso al bloque. Todos esos criterios que sustentan cualquier modelo de integración en el mundo, están siendo totalmente desconocidos por parte de Argentina, Brasil y Paraguay.

Esta acción de carácter meramente político, evidencia el mismo trasfondo del intento de aplicación de la Carta Democrática, impulsado por Luis Almagro desde la presidencia de la OEA, con el falaz argumento de la crisis humanitaria y la necesidad de resolverla con la convocatoria, a destiempo y con trampas, del Referendo Revocatorio Presidencial, y tiene como objeto aislar y desprestigiar a Venezuela ante la comunidad internacional, así como bloquearla económicamente hasta lograr el ansiado cambio de gobierno y con ello, el cambio de modelo político, hacia uno que beneficie los intereses del imperialismo y no de los pueblos, como sí lo hace la Revolución Bolivariana.

Tanto el deplorable Decreto de Obama que declara a Venezuela como una Amenaza Inusual y Extraordinaria a la primera potencia armamentística y financiera del mundo, así como las pésimas calificaciones que le otorgan las serviles calificadoras de Riesgo País, y el golpe certero al mercado petrolero que hundieron los precios desde hace más de un año, son maniobras del imperialismo para desmantelar a la Revolución Bolivariana y acabar el proceso de integración de Nuestra América.

Ahora bien, lo que no ven las mediocres derechas criollas de estos países, es que el objetivo supremo del imperialismo es ir desmantelando el Mercosur, el más poderoso instrumento de integración comercial y social del sur de América, que aún con sus deficiencias, representa un estratégico aparato geopolítico con más de 275 millones de habitantes, 13 millones de kilómetros cuadrados de territorio, ingentes reservas energéticas, de agua y de biodiversidad, para tomarlas a garras llenas, tal como lo han hecho durante siglos, en la medida que nos mantenemos desunidos y sin liderazgos regionales.

Sacando a Venezuela del Mercosur, cuyo liderazgo en materia de integración de Nuestra América se evidencia en el Alba, Petrocaribe, Celac y Unasur, el imperialismo tiene garantía de que sus asalariados brasileros, paraguayos y argentinos sabrán desarticular ese fundamental bloque que tantos años ha costado a nuestros pueblos y sus líderes, para abrirle paso al ALCA, destruir nuestras fuerzas productivas, contaminar el medio ambiente y convertir a nuestra gente en consumidores ciegos y mano de obra barata.

Por esa razón, digo con el filósofo Fernando Buen Abab:

“No nos alcanzará la eternidad para arrepentirnos, si no sabemos generar un gran movimiento planetario en defensa de la Revolución Venezolana”.

paradacreativa@gmail.com