Alejandro López González
Introducción
De acuerdo a información publicada por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU (NOAA, por sus siglas en inglés), el primer semestre del año 2.015 ha sido el más caluroso en la historia registrada (desde 1.880) superando el récord anterior que lo tenía el año 2010. Particularmente, el mes de julio de 2015 ha sido el sexto mes de julio más caliente de la historia en cuanto a temperaturas terrestres y número uno en cuanto a los más calientes en temperatura media de los océanos que se ha registrado [1]. Por otro lado, esta misma institución informó que, actualmente, las capas de hielo en el Ártico y Antártico están un 9,5% y 3,8% más bajas respecto a la medias respectivas del periodo 1981-2010. En el año 2.013, un estudio de la Academia de Ciencias de Estados Unidos titulado «Abrupt Impacts of Climate Change: Anticipating Surprises» [2] y dirigido por el Consejo Nacional de Investigaciones de EE.UU. (NRC, por sus siglas en inglés) reveló que el clima estaba próximo a cruzar un umbral luego del cual podrían ocurrir cambios «mayores y rápidos», como los que ya se observan en el Ártico y Antártico. Todos los estudios anteriores habían siempre coincidido en que el derretimiento masivo y sostenido de este hielo podría suceder de manera acelerada causando la elevación del nivel del océano mundial, algo que haría desaparecer a varias ciudades costeras importantes [3]. Cabe recordar que en el informe del año 2007 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) se concluye que la temperatura media de nuestro planeta ha aumentado entre 0,5 y 0,8 K (0,9 a 1,44°F) entre el año 1750 y 2005, al mismo tiempo que la concentración de CO2 ha crecido desde un valor de 280 ppmv (partes por millón por volumen) previo a la revolución industrial, en 1750, hasta 380 ppmv en el 2005. Es decir, hay una relación directa entre las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) y el aumento global de la temperatura. Los combustibles fósiles han sido y siguen siendo el motor de la economía capitalista global mundial debido a su elevada densidad energética. Sin embargo, la contraparte más importante a estas capacidades y ventajas es que la combustión de estos recursos energéticos en calderas y turbinas en grandes centrales de generación de electricidad es la causa principal de la emisión de gases de efecto invernadero, fundamentalmente Dióxido de Carbono (CO2) [4]. Esto se debe a que el 67,9% de la energía eléctrica a nivel mundial es generada a través de combustibles fósiles.
Ante la situación planteada, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) afirma que los acuerdos vigentes a nivel internacional están aún muy lejos de lograr los cambios requeridos para lograr un sistema energético sustentable y sólo acciones efectivas y contundentes de los gobiernos podrían lograr la transformación del modelo energético. Aún en el escenario de aplicación de las nuevas políticas energéticas requeridas dentro del actual modelo capitalista global, la demanda mundial de electricidad se incrementaría en casi un 80% para el 2040, con respecto a la demanda eléctrica del 2012. En el año 2.010, la IEA propuso un escenario en el cual las emisiones de CO2 en 2020 solo deberían ser un 6% superiores a las emisiones en 2007. En caso contrario, las consecuencias de una concentración mayor en las emisiones de CO2 podrían ser catastróficas. Se asume la implantación de políticas más fuertes para el fomento de las energías renovables y reducción de emisiones, eficiencia energética, entre otras (políticas que hasta el momento no se han implantado y ni siquiera remotamente cumplido). Esta agencia internacional estimó en 2010 que cada año que pasa sin que se tomen medidas urgentes contra el cambio climático, los costos por «corregir» el camino hacia un verdadero «crecimiento verde» se incrementan en 500 mil millones de dólares [5]. Ante esta compleja situación, la escritora e investigadora canadiense Naomi Klein afirma que: «No hemos hecho las cosas necesarias para reducir las emisiones porque todas esas cosas entran en conflicto de base con el capitalismo desregulado, la ideología imperante durante todo el período en el que hemos estado esforzándonos por hallar una salida a esta crisis (…) las acciones que nos ofrecerían las mejores posibilidades de eludir la catástrofe son sumamente amenazadoras para una élite minoritaria…» [6].
¿Y qué sucederá con los pobres del mundo?
En la actualidad, más de 620 millones de personas en el África subsahariana permanecen sin acceso a la electricidad. Los africanos que tienen acceso a la electricidad a menudo se enfrentan a precios muy altos para un servicio que es insuficiente y poco confiable. Casi 730 millones de personas utilizan leña para cocinar, con las asociadas consecuencias negativas en su salud y el medio-ambiente. En general, los países con economías emergentes representan el grueso del incremento de esta demanda, liderados por China (33%), India (15%), el sudeste de Asia (9%) y el Oriente Medio (6%). Desde una perspectiva humanista es evidente que estas personas tienen derecho a disfrutar de un servicio eléctrico de calidad como el que se disfruta en Europa, Estados Unidos, Rusia y, en las últimas décadas, también en gran parte de los países latinoamericanos. Para que eso sea posible se requiere que, al menos, el 50% del crecimiento de la demanda eléctrica en esos países sea suplido con energías renovables, tecnología que se encuentra en manos de los países más industrializados y que ha sido y sigue siendo muy costosa para los países pobres de este mundo. Por lo tanto, la rápida expansión que se requiere en la aplicación de las tecnologías de generación con energía eólica y energía solar fotovoltaica en África, China, India y el Sudeste Asiático plantea cuestiones fundamentales acerca de la obsolescencia e incapacidad del fundamentalismo de libre mercado para «libremente» provocar las condiciones de inversión que garanticen la sostenibilidad del sistema energético de esta aldea global.
No es justo ni ético que quienes apenas comienzan a desarrollarse deban pagar costos exorbitantes por tecnologías que usan energías amigables con el medio ambiente, cuando los países ya industrializados se han desarrollado con tecnologías termoeléctricas con base en el carbón, petróleo y gas que han obtenido, a muy bajo costo, expoliando a los países que precisamente ahora comienzan a desarrollarse. Los causantes de este daño catastrófico a nuestro medio ambiente, los países hoy ya industrializados, tienen una deuda ecológica con los más pobres de este mundo y es en los actuales momentos cuando esta deuda comienza a ser claramente ineludible. Estimaciones del Reino Unido [7] afirman que se necesita una inversión equivalente al 1% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial para mitigar los efectos del cambio climático y que de no hacerse dicha inversión el mundo se expondría a una recesión que podría alcanzar el 20% del PIB global. Esto se debe al nexo entre alimentos, agua, energía y cambio climático que será uno de los aspectos determinantes en la forma de la sociedad global hacia el año 2030. La severidad de los patrones climáticos se intensificará, con zonas húmedas cada vez más húmedas y zonas secas y áridas cada vez más secas. Si los neofascistas se regocijan hoy en el supuesto fracaso del llamado Socialismo Real en un tercio de los países del mundo que estuvieron bajo la órbita soviética, lo cierto es que el «capitalismo triunfante» conducirá, con su ciega persecución insaciable de fortuna, a la ruina total de la civilización y humanidad entera.
Sobre los refugiados climáticos y la solidaridad de los países desarrollados
Hace ya más de dieciséis (16) años, el 14 de enero de 1999, se presentó ante el parlamento europeo el documento A4-0005/99 titulado «INFORME sobre medio ambiente, seguridad y política exterior Comisión de Asuntos Exteriores, Seguridad y Política de Defensa Ponente: Maj Britt Theorin»[8], donde se tratan temas muy interesantes sobre armas climáticas y refugiados climáticos. En ese informe se dice textualmente lo siguiente: «Se calcula que un tercio de la población mundial y algo más de un tercio de las infraestructuras se encuentran en las zonas costeras del mundo. Un aumento del nivel del mar sumergiría extensas zonas y varios millones de personas estarían afectadas por el hambre debido a la pérdida de grandes extensiones agrícolas (…) Estas y otras amenazas medioambientales pueden dar lugar a un éxodo de refugiados (…) Se calcula que 25 millones de personas son refugiados de la sequía, la erosión terrestre, la desertificación y otros problemas medioambientales, frente a 22 millones de refugiados «tradicionales». Los refugiados medioambientales pueden, según los expertos, ser la causa de una de las peores crisis humanitarias de nuestra época. Estos refugiados sufren problemas sociales, políticos y económicos que pueden dar lugar a conflictos y violencia».
La situación para los actuales y futuros migrantes climáticos no se presenta muy esperanzadora. La Unión Europea actualmente gasta más recursos «en vigilancia y contención» de inmigrantes que huyen de la guerra en Siria que en la mejora de las condiciones de su recepción. Entre esas dos tendencias, el viejo continente parece haber optado por la primera opción. Reino Unido culpa a Francia por dejar que en Calais se concentren 5.000 inmigrantes y estos dos países culpan a Grecia, Bulgaria o Italia por permitir que los inmigrantes alcancen sus costas y tengan que verse obligados a acogerlos. La verdad es que Europa no es víctima ni abnegada benefactora en este caso pues la gran mayoría de desplazados por los conflictos en Siria se queda en países en vías de desarrollo y solo una pequeña parte, un 15%, alcanza Europa. Un 15% que sufre en Europa un trato racista y violento. Y no solo por parte de la gente común, sino también por parte de personajes públicos como el primer ministro, David Cameron, para quien son un «enjambre»[9].
Suiza, claramente, espera lo peor para Europa y lo muestra con su gran simulacro de guerra bajo el nombre de Conex15, que durará hasta el 22 de septiembre del presente año. En el ejercicio, se parte del escenario supuesto en que los grandes movimientos migratorios que cruzan Europa resultaron en la destrucción de la U.E y surgieron nuevas fronteras y nuevos países, el orden público se descompuso y se suceden sabotajes y asaltos por toda la región. Este idílico país de Heidi, dedicado a ganar dinero como paraíso fiscal para el narcotráfico, blanqueo de capitales, venta de armas a países y grupos no democráticos, circulación de dinero negro, crimen organizado, evasión fiscal, entre otras muchas cosas conocidas y aún por conocerse, se comporta como el más cínico al realizar este tipo de ejercicios. El gobierno y ejército suizo se preparan ante una apocalíptica defensa contra la invasión de éstos migrantes. Migrantes, que muchas veces han sido empujados al mar por quienes llenan las arcas de los bancos de los paisanos de Heidi de dinero proveniente de la venta ilegal de armas a bandas terroristas de oriente medio, bandas de narcotraficantes, trata de blancas y tráfico de seres humanos, todo esto llenando de horror y terror las tierras de Eurasia, del norte de África y Colombia. El contenido del plan Conex15 no podía ser más cínico: «En una Europa del futuro, con nuevos países y fronteras (…) las consecuencias también tienen un impacto en Suiza: la escasez de suministros, mercado negro, las organizaciones criminales hacen blanco de las reservas de petróleo, gas y granos a través de sabotaje y saqueo. Por otra parte, las tensiones étnicas conducen a mayores flujos de refugiados a Suiza» [10]. A estos príncipes Suizos, no se les ocurre dar un aporte humanitario sino prepararse para la defensa de sus verdes campos y montañas cubiertas de nieve, ante las hordas de pobres que se avecinan e invaden a sus incómodos vecinos europeos, lamentablemente, afectándoles también a ellos.
Conclusión: Economía Ecológica
El cambio climático requiere acciones que escapan a lo posible dentro del fundamentalismo económico imperante en el mundo, la religión fundamentalista de libre mercado. Para la promoción de sistemas energéticos sostenibles, surge la necesidad de un análisis económico distinto, un análisis económico ecologista, que integre a los países en desarrollo de la mano con los más ricos, todos como parte de un sistema energético global integrado y único. En este sentido, la economía ecológica tiene como interés principal el estudio de la economía como un sistema físico y lo observa como sistema con entradas de energía y materiales y con salida de residuos que afectan al ambiente, ecosistemas y al sistema climático terrestre. Esta disciplina propone que se estudie la economía a través de un lenguaje físico adecuado para un sistema que transforma energía y materiales en productos y servicios útiles pero que, finalmente, se convierten en residuos, tal y como sucede con el metabolismo de los organismos vivos [11] A través de un modelo económico ecologista se puede desarrollar un modelo energético sustentable a nivel global, que garantice el acceso a la electricidad a los millones de seres humanos actualmente excluidos sin afectar de forma irreversible al sistema climático terrestre. Solo resta la aprobación de los amos, principados y potestades de este mundo ¿Estarán dispuestos a abandonar el fundamentalismo de libre mercado? ¿Estarán dispuestos a abandonar su idolatría al perverso dios de los mercados de futuros, de los mercados financieros, del dinero inorgánico, del dinero del tráfico de armas, del tráfico de drogas? ¿Estarán dispuestos a abandonar libremente las enormes ganancias de los cárteles norteamericanos y europeos que se enriquecen con la expoliación de los recursos fósiles de áfrica y medio-oriente? ¿Estarán los primos de Heidi dispuestos a clausurar su fuente de vida idílica, sus prestigiosos bancos para mafiosos, traficantes y corruptos del tercer mundo? ¿Qué dirán de la economía ecológica los principados de la banca especuladora de los Estados Unidos?.
@aleslogo
REFERENCIAS
[1] El primer semestre de 2015 ha sido el más caluroso de la historia – Disponible en: http://elpais.com/elpais/2015/08/20/ciencia/1440084196_720250.html
[2] Abrupt Impacts of Climate Change: Anticipating Surprises Disponible en: http://dels.nas.edu/resources/static-assets/materials-based-on-reports/reports-in-rief/abrupt-climate-change-brief-FINAL-web.pdf
[3] EE.UU.: Un estudio oficial revela las amenazas de los cambios medioambientales repentinos – Disponible en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/113170-EEUU-estudio-amenazas-cambios-medioambientales-repentinos
[4] PACHAURI, R.K. «Climate Change 2007: Synthesis Report». Disponible en: https://www.ipcc.ch/publications_and_data/publications_ipcc_fourth_assessment_report_synthesis_report.htm
[5] IEA, «World Energy Outlook 2010».Disponible en: http://www.worldenergyoutlook.org,
[6] KLEIN, Naomi «Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima» Disponible en: http://estaticos.elmundo.es/documentos/2015/03/02/esto_lo_cambia_todo_intro.pdf
[7] STERN, Nicholas «INFORME STERN: La Economía del Cambio Climático» Disponible en: http://www.ambientum.com/documentos
[8] A4-0005/99 – Disponible en: http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//NONSGML+REPORT+A4-1999-0005+0+DOC+PDF+V0//ES
[10] «CONEX 15: Aufruf gegen die Militarisierung unseres Lebens» – Disponible en: http://antira.org/d/conex-15-aufruf-gegen-die-militarisierung-unseres-lebens/
[11] MARTÍNEZ ALIER, Joan (2009[2002]). El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguaje de valores. España. Icaría Editorial S.A.