El líder del levantamiento campesino peruano Hugo Blanco.

 

A finales de enero, cientos de indígenas peruanos se plantaron ante la mayor explotación petrolera del país. Hombres, mujeres y niños entraron en las instalaciones de la compañía argentina Pluspetrol en la región de Loreto, al norte de Perú, y paralizaron la actividad de 14 pozos, bloquearon una carretera cercana y el paso por el río, para exigir el fin de la contaminación y una compensación por los daños causados desde que comenzaron las extracciones en 2001.

Hace casi un año, un informe certificó niveles de contaminación severa en el agua y los terrenos de la zona, fundamentales para la supervivencia de las poblaciones amazónicas que habitan en los alrededores. El Gobierno declaró la emergencia ambiental en el área a consecuencia de los derrames, pero poco o nada se ha hecho para remediarlo.

“El Gobierno peruano, como la mayoría de gobiernos del mundo, no es más que un sirviente de las transnacionales, y para eso aplasta la naturaleza peruana y a la población peruana”. El que habla es Hugo Blanco Galdós, histórico líder quechua de la izquierda peruana y protagonista de los levantamientos campesinos en los años 60 que terminaron con la aprobación de la Ley de Reforma Agraria y el fin del gamonalismo (caciquismo) en las regiones andinas.

«El Gobierno peruano no es más que un sirviente de las transnacionales»

Atiende desde México vía telefónica a este periódico para hablar de los últimos enfrentamientos a consecuencia de las actividades petrolíferas. Pese a las críticas a las autoridades, se muestra muy esperanzado: “Después de 20 años de aplastamiento por la guerra interna, en Perú quedaron destrozadas las organizaciones populares y por eso estamos por detrás de Ecuador y de Bolivia, pero ahora ya nos estamos recuperando. El último triunfo ha sido magnífico, el de los jóvenes, que van a seguir luchando contra la ley laboral que aplasta a los trabajadores y también están implicados en la lucha antiminera. Soy optimista acerca del futuro peruano, creo que hay avances en ese sentido”.

 

 

No es la primera vez que los indígenas toman la planta de la petrolera argentina en la zona norte del país. Pero puede que sí sea la última oportunidad que tienen de reivindicar a la empresa una compensación. La concesión de la explotación termina en agosto y, aunque Pluspetrol podría renovar su contrato, las comunidades indígenas temen que se marche sin más.

 

El proyecto gasístico de Plupetrol en la región de Camisera. AFP

El proyecto gasístico de Plupetrol en la región de Camisea. AFP

 

Sólo la base de Loreto produce entre 15.000 y 17.000 barriles cada día

“El proyecto se levantó sin consulta previa. El convenio 169 de la OIT (sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes) forma parte de la ley peruana porque fue aprobado por el Parlamento, pero no se cumple”, denuncia Blanco. “Y sólo ha tenido repercusiones nocivas, sólo contamina, les ha quitado territorio y no les da puestos de trabajo ni ningún beneficio. La empresa se comprometió a atender la salud de los habitantes pero no ha atendido nada. Es un atropello, un atentado contra las poblaciones amazónicas”. “Él (el presidente, Ollanta Humala) prometió un cambio, los primeros meses puso un gabinete más o menos progresista, pero luego inmediatamente ya cambió”.

Pluspetrol ostenta un gran poder en Perú. Sólo la base de Loreto produce entre 15.000 y 17.000 barriles de crudo cada día, la cuarta parte de todo lo que se extrae en el país. La compañía calcula que con la paralización de los 14 pozos, se ha perdido una producción de unos 3.100 barriles diarios. La compañía es también la empresa responsable de la explotación de Camisea, en la región sureña de Cusco, que produce la mayor parte del gas natural del país.

 

HUGO BLANCO

 

Además, tiene la concesión de explotación de unos terrenos en Pichanaki, en la selva central, sobre los que se estiman unas reservas de petróleo como para producir la mitad de la energía eléctrica del país. Durante la última semana, los vecinos de Pichanaki se han enfrentado a la compañía petrolera para pedir la cancelación de los permisos y evitar la posible contaminación de una zona con grandes recursos agrícolas. Durante las multitudinarias protestas ha muerto un joven de 25 años a y al menos 30 personas están gravemente heridas por la represión violenta de la Policía. En un acuerdo temporal alcanzado el vienes, los manifestantes se comprometieron a suspender las protestas y la compañía a salir del territorio hasta que se negocien el resto de reclamaciones de la localidad.

“Los derechos de los indígenas en Perú están pisoteados, pero afortunadamente hay cada vez más consciencia y los pueblos indígenas están cada vez más unidos. Cada vez están más conectados los de la sierra, que están afectados por los proyectos de minería a cielo abierto y los indígenas de la selva, con proyectos petroleros”, dice Blanco.