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Científicos calcularon que los estadounidenses han perdido colectivamente un total de 41 millones de puntos de coeficiente intelectual como resultado de la exposición al plomo, al mercurio y a los pesticidas organofosforados. Según publicó el portal ‘Business Insider’, los especialistas determinaron la conexión entre la exposición química y la condición del cerebro. Los coeficientes de inteligencia de los niños cuyas madres habían sido expuestas a las neurotoxinas durante el embarazo resultan más reducidos que los CI de los niños cuyas madres se habían mantenido alejadas de las toxinas. Philippe Grandjean, de la Universidad de Harvard, y Philip Landrigan, de la Escuela de Medicina Mount Sinai en Manhattan, anunciaron que la «pandemia silenciosa» de toxinas ha estado dañando el cerebro de los niños aún no nacidos. Los expertos nombraron 12 productos químicos, sustancias que se encuentran en el medio ambiente y objetos de uso cotidiano como los muebles y la ropa, que causan no solo coeficientes intelectuales más bajos, sino también el trastorno del espectro autista y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). El número de productos químicos considerados como neurotoxinas se ha duplicado en los últimos siete años. Los pesticidas organofosforados, como el clorpirifós, figuran entre las toxinas identificadas. Aparte del clorpirifós, la lista incluye metilmercurio, bifenilos policlorados (PCB), etanol, plomo, arsénico, tolueno, manganeso, fluoruro, tetracloroetileno (PERC), polibromodefeniléteres (PBDE) y diclorodifeniltricloroetano (DDT). «Nuestra gran preocupación es que los niños de todo el mundo estén expuestos a sustancias químicas tóxicas no reconocidas que están erosionando silenciosamente su inteligencia, alterando su comportamiento, truncando sus futuros logros y dañando sociedades», señalan los investigadores de EE.UU.