Edilberto Ferrer-Véliz
Se están cumpliendo cuarenta años de la Ira, Cumbre Ambiental Mundial, celebrada en Estocolmo durante la primavera de 1.972, del cinco al diez y seis de junio de ese año. Tal evento fue el corolario de una serie de circunstancias que llevaron al mundo a preguntarse si las catástrofes ambientales ocurrentes en el Planeta eran una consecuencia inevitable del progreso de la Humanidad. La inquietud generalizada de la mayoría de la gente, exacerbada por varios documentos críticos como Primavera Silenciosa, de Rachel Carson, La Bomba Poblacional de Paul Erlich, Los Limites al Crecimiento, del Club de Roma, Utopía o Muerte de René Dumont, entre muchísimos otros, así como las voces de advertencia de Barry Commoner, Ralph Nader, Bárbara Ward, René Dubos y tantos que clamaban por un cambio de actitud ante los múltiples desafueros cometidos contra la Naturaleza, Todos estos hechos movieron a las Naciones Unidas, personificadas en su Secretario General de entonces U Thant a materializar la iniciativa de un magno evento que recogiera todos esos anhelos.
Acababa de terminar la década de los 60s, muy prolífica en acontecimientos de toda índole, caracterizada por muchísimas cambios, adelantos y protestas. La nueva década fue escenario para la Guerra Fría, de los Kennedy -católicos, polémicos y audaces- tanto como Juan XXIII, quien, a contrapelo convocó un concilio que cambió la Iglesia; Yuri Gagarin orbitó la Tierra, como primer astronauta a bordo de la Vostok; era el tiempo de los hippies, cuya máxima expresión fue Woodstock; de la derrota gringa en Vietnam; de la Primavera de Praga y del Mayo Francés y de la Teoría de la Liberación.
Se creó la OPEP y Cristian Barnard hizo el primer trasplante de corazón; el Laser fue inventado y Wegener propuso su teoría de las derivas continentales; en África, diez y ocho naciones lograron su independencia, ocurrió la crisis de los misiles en Cuba; aparecieron los Beatles y la píldora anticonceptiva, se publicaron las controversiales polémicas de Sartre –Critica de la Razón Dialéctica, 1.960- y de Levy-Strauss –El Pensamiento Salvaje, 1.962- así como muchos miles de eventos poco conocidos. En Venezuela, Rómulo Betancourt asumía el poder, gracias al pacto de Punto Fijo; promulgó la fracasada Reforma Agraria; estrenamos una Constitución –hecha en caleta- Tuvimos las experiencias del Barcelonazo, el Porteñazo y el Carupanazo, preludios al Caracazo; AD se dividió tres veces y el Partido Comunista una. Betancourt le entregó a Leoni, algo insólito para esa época de repúblicas bananeras; asesinaron, entre otros, al Profesor Lovera; se rompieron las relaciones con Cuba y comenzaron las guerrillas urbana y rural.
En Lara, se creaban: por una parte FUDECO –hoy siquitrillado por la “Revolución”- y el CEDES, como embrión de la futura UCLA; se daban los primeros pasos en el cooperativismo y se comenzó el Proyecto Yacambú. Tales eran parte de los escenarios que envolvían el momento del Estocolmo de 1.972. Allí, bajo la batuta de Ingemund Bengtsson, Ministro de Agricultura sueco; con la participación de 1.200 delegados que representaban 110 países; quien suscribe, participó como integrante estudiantil de la delegación inglesa, capitaneada por Max Nicholson, autor del “best seller” “The New Environmental Age” La Secretaria General de la Conferencia, estuvo a cargo del antiguo director de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional Maurice Strong, uno de los principales promotores del evento.
Los debates de esta conferencia giraron en torno a las inevitables contradicciones existentes entre los países participantes a ese foro, lo que estimuló un mayor interés a distintas reuniones ecologistas que se celebraron en toda Suecia, aprovechando la convocatoria, que intentaron ofrecer alternativas al callejón sin salida en el cual se debatían los representantes del ecologismo oficial. En esos días, Barry Commoner preconizaba una civilización ecológica, respetuosa de los ritmos de la Naturaleza y la utilización de tecnologías suaves. Se acuño e esos tiempos, se acuñaron los términos “Ecodesarrollo” y “Desarrollo con Rostro Humano”
Hubo una “Declaración de Estocolmo” que partía de la premisa de que “…El Hombre es a la vez obra y artífice del medio del medio que le rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente…”. “…En la larga y tortuosa evolución de la raza humana en este planeta, se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, el Hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto lo rodea. Los dos aspectos del medio humano, el natural y el artificial, son esenciales para el bienestar del Hombre y para el goce de los derechos fundamentales, incluso el derecho a la vida misma…”
Esta Conferencia Mundial, dio lugar, además, en múltiples países, a la promulgación de instrumentos de legislación ambiental, así como la estructuración de Ministerios y Secretarías con responsabilidades ambientales. En Venezuela, se promulgó la Ley del Ambiente (1.975) y la creación del Ministerio del Ambiente (1.976). Se organizaron, así mismo, dentro del marco de la Organización de las Naciones Unidas de las agencias Programa de las NNUU para el Medio Ambiente y el Programa de las NNUU para el Desarrollo. Hoy, a cuarenta años de Estocolmo, los acontecimientos nos han dejado atrás; si bien ha habido muchos cambios positivos, estos han sido insuficientes y los problemas ambientales, no solo empeoran, sino que se aceleran al ritmo hasta que los políticos y economistas se den cuenta de que que no es posible comer dinero.
Posteriormente a la cumbre indicada, hubo varios eventos con fines similares, entre ellos, en 1.987 hubo una importante reunión donde se presentó el documento “Our common future” mejor conocido como “Informe Brundtland” el cual fue la base para el planteamiento del Desarrollo Sustentable, presentado posteriormente en la II Cumbre Ambiental de Rio de Janeiro en 1.992. En 2.008 se celebró la III Cumbre en Johannesburgo y posteriormente, en 2.010 se convocó la Cumbre sobre Cambio Climático en Copenhague, cuyo fracaso enfureció al Comandante Eterno por su falta de logros, y generó el Quinto Objetivo del Plan de la Patria. En Cancún se volvió a reunir otra Cumbre sobre cambio climático que también fracasó. La próxima Cumbre se hará en Bucaramanga, Colombia, en octubre del 2.013 , de la cual no se espera gran cosa.