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“Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra.”

Noah Seattle

Considerando que el “american way of life” es la máxima propuesta consumista, hay estimaciones que señalan la necesidad de cuatro o más planetas en su estado actual; para dar a toda la población del mundo, los recursos requeridos para ese nivel de vida. Sin embargo el Pentágono, Wall Street, las empresas multinacionales y otros genios del mal; persisten en su afán de enriquecimiento, independientemente de estar sobrecargando las posibilidades reales del planeta, para la satisfacción de un cúmulo de necesidades, en su mayoría prefabricadas por ellos mismos e inducidas a la población global, por vías que ya hemos analizado y criticado anteriormente.

Bajo el argumento de “no poder” frenar su desarrollo, se ha negado la firma de los Estados Unidos y Canadá al Protocolo de Kioto. Dicho Protocolo había sido firmado por el presidente Bill Clinton (1993-2001), aunque el Congreso de EE.UU. no lo ratificó, por lo que su adhesión sólo fue simbólica hasta el año 2001, cuando la firma fue retirada por su sucesor George Walker Bush. Estados Unidos considera que el tratado es injusto y permitiría obtener ventajas a países «no industrializados», pero con grandes industrias contaminantes como China e India; debido a que no tendrían que dedicar grandes inversiones, para cumplir con el protocolo. Al respecto dijo Bush en 2005, siendo presidente por segunda vez:

“El segundo mayor emisor de gases de efecto de invernadero del mundo es China. Sin embargo, se liberó a China de cualquier responsabilidad respecto al Protocolo de Kioto. Éste es un desafío que requiere un 100% de esfuerzo de nuestra parte, pero también del resto del mundo.”

En efecto, China es el segundo país contaminador, con más del 12% de emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (GEI), pero el protocolo le asigna una responsabilidad menor, por ser considerado un país en desarrollo (al igual que la India). En 2010 la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Jiang Yu, afirmó:

“Es obvio que algunos países desarrollados han tratado de eludir sus responsabilidades para reducir emisiones contaminantes mientras impulsan el reemplazo del Protocolo de Kyoto por un nuevo acuerdo…

…Igualar las obligaciones de reducción de emisiones entre países desarrollados y países en desarrollo contradice el principio de ‘responsabilidades comunes pero diferenciadas’, señalado en la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático, que es la base de las negociaciones internacionales…

…Eso nunca podría ser aceptado por ningún país en desarrollo, incluyendo China.»

Desde nuestro punto de vista, la posición de China es acomodaticia; pues en el fondo, se trata de un argumento similar al de Bush. Como potencia emergente, China envía señales confusas sobre su disposición a limpiar su producción de energía, a pesar de figurar entre los 141 países que el 16 de febrero de 2005, ratificaron el Protocolo de Kyoto sobre recalentamiento global, siete años después de ser acordado (El protocolo fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón y hasta 2009 tenía 187 firmantes). Dicha firma habilitó a Beijing para proyectarse como defensor del ambiente y calificar de irresponsable a los Estados Unidos, por retirar su firma del tratado durante el primer mandato de Bush.

China tiene un conflicto de intereses entre satisfacer la voraz demanda de energía de su economía en expansión y disminuir la preocupación global, atacando el recalentamiento planetario. Dicho conflicto la conduce a una posición que además de acomodaticia, es ambigua, porque también se unió a un foro que se auto-propone como alternativa al Protocolo de Kyoto: la Asociación Asia-Pacífico sobre Desarrollo Limpio y Clima, la cual agrupa a seis de los mayores emisores de GEI y por ende, grandes responsables del recalentamiento del planeta: Estados Unidos, Australia, China, India, Japón y Corea del Sur.

Entre los ambientalistas, este nuevo foro es conocido como «pacto del carbón» y aspira a promover tecnologías que reduzcan las emisiones, permitiendo quemar combustibles fósiles de un modo más limpio. Algo que no le conviene mucho a la Pacha Mama, sino mas bien, a las multinacionales. Lo ideal es la mesura, entender al planeta y convivir con él, sin agredirlo.

La salud del planeta y con ella, las esperanzas de vida para una Humanidad amenazada; nos dirán como  queda el mundo, en esta lucha de “Dos colosos contra el Ambiente”.

aprocarga2001@yahoo.es

(*) Caficultor Bolivariano, eco-ciudadano, campesino con postgrado y autonombrado Contralor Social, en concordancia con los Artículos 62º y 326º de la CRBV