Los movimientos sociales del campo, que se reunieron a comienzos de esta semana en Brasilia, lanzaron un manifiesto en defensa de la Reforma Agraria, de un desarrollo rural que acabe con las desigualdades, de la producción y el acceso a alimentos saludables, de la agroecología y de la garantía y ampliación de derechos sociales a los trabajadores rurales. El encuentro de dirigentes de las entidades más representativas del campo en el Brasil, es considerado “un momento histórico, un espacio cualificado, con los dirigentes de las principales organizaciones del campo que esperan la adhesión y el compromiso con este proceso”. En el manifiesto fue criticado también el modelo de producción de commodities agrícolas, basado en los latifundios, en la expulsión de las familias del campo y en los agrotóxicos.
“El agronegocio representa un pacto de poder de las clases sociales hegemónicas con fuerte apoyo del Estado brasileño, orientado en el financiamiento y la acumulación del capital, en la mercantilización de los bienes de la naturaleza, generando concentración y extranjerización de la tierra, contaminación de los alimentos por agrotóxicos, destrucción ambiental, exclusión y violencia en el campo y la criminalización de los movimientos, dirigencia y luchas sociales”, afirman en el manifiesto.
El documento está firmado por el MST, la Vía Campesina, la Confederación Nacional de los Trabajadores en la Agricultura (CONTAG), la Federación de los Trabajadores de la Agricultura Familiar (FETRAF), entre otros. Los movimientos sociales prometen “un proceso de lucha unificada en defensa de la Reforma Agraria, de los derechos territoriales y de la producción de alimentos saludables”. En la tarde de este martes (28 de febrero), los movimientos presentaron el manifiesto ante la sociedad en un acto político en la plenaria 15° de la Cámara de Diputados, en Brasilia.
Según datos de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), durante 2011 sólo 6 mil 72 familias fueron asentadas por el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra).
Esta misma institución ha señalado que en Brasil hay aproximadamente 180 mil familias que buscan recibir terrenos para la siembra.
Versión íntegra del manifiesto:
MANIFIESTO DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES DEL CAMPO
Las entidades: APIB, CÁRITAS, CIMI, CPT, CONTAG, FETRAF, MAB, MCP, MMC, MPA y MST, presentes en el Seminario Nacional de Organizaciones del Campo, realizado en Brasilia, los días 27 y 28 de febrero de 2012, deliberaron acerca de la construcción y realización de un proceso de lucha unificada en defensa de la Reforma Agraria, de los derechos territoriales y de la producción de alimentos saludables.
Considerando:
1) Que la profundización del capitalismo dependiente en el medio rural, basado en la expansión del agronegocio, produce impactos negativos en la vida de los pueblos del campo, en los bosques y en las aguas, impidiendo el cumplimiento de la función socioambiental de la tierra y la realización de la Reforma Agraria, promoviendo la exclusión y la violencia, impactando negativamente también en las ciudades, acentuando la dependencia externa y la degradación de los recursos naturales (primarización).
2) Brasil vive un proceso de reprimarización de la economía, basada en la producción y exportación de commodities agrícolas y no agrícolas (minería), que lo hace incapaz de financiar y promover un desarrollo sustentable y solidario y satisfacer las necesidades del pueblo brasileño.
3) El agronegocio representa un pacto de poder de las clases sociales hegemónicas con fuerte apoyo del Estado brasileño, orientado en el financiamiento y la acumulación del capital, en la mercantilización de los bienes de la naturaleza, generando concentración y extranjerización de la tierra, contaminación de los alimentos por agrotóxicos, destrucción ambiental, exclusión y violencia en el campo y la criminalización de los movimientos, dirigencia y luchas sociales.
4) La crisis actual es sistemática y planetaria y, en situaciones de crisis, el capital busca salidas clásicas que afectan todavía más a los trabajadores y trabajadoras con el aumento de la explotación de la fuerza de trabajo (inclusive con trabajo esclavo), súper explotación y concentración de los bienes y recursos naturales (reprimarización), flexibilización de derechos e inversión en tecnología excluyente y predatoria.
5) En la actual situación de crisis, Brasil, como un país rico en tierra, agua, bienes naturales y biodiversidad, atrae el capital especulativo y agroexportador, agudizando los impactos negativos sobre los territorios y poblaciones indígenas, “quilombolas”, comunidades tradicionales y campesinas. Externamente, Brasil podría convertirse en la palanca del proyecto neocolonizador, expandiendo este modelo hacia otros países, especialmente en América Latina y África.
6) El pensamiento neodesarrollista centrado en la producción y en el lucro, defendido por la derecha y por ciertos sectores de izquierda, excluye y trata como un obstáculo a los pueblos indígenas, las “quilombolas” y las comunidades campesinas. La opción del Gobierno brasileño por un proyecto neodesarrollista, centrado en grandes proyectos y en la exportación de commodities, agrava la situación de exclusión y de violencia. Consecuentemente, no atiende las pautas estructurales y no coloca la Reforma Agraria en el centro de la agenda política, generando fuerte insatisfacción de las organizaciones sociales del campo, a pesar de los pequeños avances en cuestiones periféricas.
Estas son las razones centrales que llevaron a las organizaciones sociales del campo a unirse en un proceso nacional de lucha articulada. Aún reconociendo la diversidad política, estas comprenden la importancia de la construcción de la unidad, hecha sobre las bases de la sabiduría, de la madurez política y del respeto hacia las diferencias, buscando conquistas concretas para los pueblos del campo, de los bosques y de las aguas.
En este sentido, como organizaciones del campo lucharemos por un desarrollo con sostenibilidad y enfocado en la soberanía alimentaria y territorial, a partir de cuatro ejes centrales:
1) Reforma Agraria amplia y de calidad, garantía de los derechos territoriales de los pueblos indígenas, de las “quilombolas” y de las comunidades tradicionales: la tierra como medio de vida y afirmación de la identidad sociocultural de los pueblos, combate a la extranjerización de las tierras y establecimiento del límite de propiedad de la tierra en el Brasil;
2) Desarrollo rural con distribución de la renta y riqueza y el fin de las desigualdades;
3) Producción y acceso a alimentos saludables y conservación ambiental, estableciendo procesos que aseguren la transición hacia la agroecología;
4) Garantía y ampliación de derechos sociales y culturales que permitan la calidad de vida, inclusive el progreso rural y la permanencia de la juventud en el campo. Este es un momento histórico, un espacio cualificado, con los y las dirigentes de las principales organizaciones del campo que esperan la adhesión y el compromiso con este proceso por otras entidades y movimientos sociales, sectores del Gobierno, parlamentarios, personalidades y la sociedad en general, en tanto que la agenda que nos une sea una agenda de interés de todos y todas.
Brasilia, 28 de febrero de 2012
APIB – Asociación de los Pueblos Indígenas del BrasilCÁRITAS de BrasilCIMI – Consejo Indigenista MisionarioCPT – Comisión Pastoral de la TierraCONTAG – Confederación Nacional de Trabajadores en la AgriculturaFETRAF – Confederación Nacional de los Trabajadores en la Agricultura FamiliarMAB – Movimiento de los Afectados por las Represas MCP – Movimiento Campesino PopularMMC – Movimiento de Mujeres CampesinasMPA – Movimiento de los Pequeños AgricultoresMST – Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin TierraVía Campesina Brasil