Alarma internacional frente a la Ofensiva de la Agroindustria
SIPAE
Desde la crisis de precios de alimentos en los años 2008/2009, el tema del acceso a la tierra ha ganado nuevamente importancia al nivel internacional. El foco del debate han sido las adquisiciones a gran escala por actores extranjeros en diferentes países del mundo, especialmente en África pero también en Asia y América Latina: Varios analistas hablan de un “robo de tierra”. Las tendencias de tratar la tierra como una mercancía cualquiera son una contradicción clara a la postulación de la “función social y ambiental de la tierra” en la nueva Constitución ecuatoriana. Actualmente, hay una iniciativa del Banco Mundial para apoyar este tipo de inversiones bajo el lema de “inversión agrícola responsable”, que ha causado una campaña amplia en contra. El SIPAE quiere presentar un análisis desde la perspectiva ecuatoriana.

 

Existe un interés en muchos países emergentes, como China y los países árabes productores de petróleo de garantizar su seguridad alimentaria afuera de su territorio, lo cual constituye una oportunidad económica para las grandes agro-empresas y fondos de inversiones. Analizando la crisis de los altos precios de alimentos, es necesario recordar que el mayor incremento de precios se dio en los productos básicos agropecuarios especialmente los cereales, aunque se registró una producción muy alta al nivel internacional, manifestándose así el nivel de especulación como un elemento clave de la crisis [1] . Desde allí, varios Estados y empresas optaron por adquirir, sea por compra o arrendamiento, grandes extensiones de tierras fértiles, mayoritariamente en el África subsahariana, esto se manifiesta en el estudio para la FAO , IFAD y el IIED, donde solo en cinco países de la región, se calculó que entre los años 2004 hasta 2009 una cantidad de 2.5 millones hectáreas se encuentra bajo estos esquemas [2] . Al nivel internacional se estima con hasta 20 millones de hectáreas. [3] Obviamente, no fue solo la reciente crisis de precios el aspecto motivador para este desarrollo, sino una tendencia más prolongada y una serie de razones que ejercen una presión creciente sobre el recurso tierra al nivel global, y no solo en África. Es así como, China empezó arrendar tierra en Cuba y México ya desde hace diez años [4] , otro ejemplo es la empresa japonesa Mitsui, que inició en Brasil en el año 2007 la producción de soja en 100.000 has [5] . Al mismo tiempo se reproduce un proceso parecido en el cual grandes empresas brasileñas inviertan en la compra o arrendamiento de grandes superficies de tierras fértiles en Guayana o Bolivia. [6]

 

Hambre por tierra fértil

 

Actualmente, no es solo la búsqueda por la seguridad alimentaria es la causa para el aumento de la presión sobre el acceso a la tierra, sino especialmente el tema de los agro-combustibles como palma africana o caña de azúcar, pero en general, es el «hambre» de los mercados globalizados, con productos forestales, camarones, frutas tropicales como banano o piña, recursos mineros, lugares turísticos, entre otros ejemplos.

 

El tema ha causado mayor atención pública en África, donde existen contrastes muy graves. Por ejemplo, mientras un grupo comercial de Arabia Saudita invierte 100 millones de dólares en Etiopia para la producción de trigo y arroz para abastecer las necesidades de este país rico, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) gastará casi el mismo monto en proveer comida a los 4.6 millones etíopes amenazados por el hambre [7] . Otro caso, es el gigantesco plan de una empresa privada de Corea de Sur para utilizar 1.3 millones de hectáreas en Madagascar, lo cual contribuyó a la grave crisis política en esta isla africana durante el año 2009.

 

El fenómeno de la creciente presión sobre la tierra no se muestra solo en África y no está solo ligado a intereses transnacionales. Una variante muy dramática es seguramente el desplazamiento masivo de familias campesinas, indígenas y afrocolombianos en Colombia. En gran escala, como consecuencia del paramilitarismo, en muchos casos ligado a intereses comerciales de empresas agroindustriales y el auge de los agrocombustibles. [8] Los autores del IFPRI formulan como un resumen relevante: «La demanda por tierra con acceso a riego no solo se ha aumentado hacia las fronteras, sino también adentro de los países [9] .» Por eso, es importante estudiar la tendencia general, ya que esta tiene todas las potencialidades de expresarse de una manera parecida en Ecuador.

 

Lecciones para Ecuador

 

El Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación del ONU, Olivier de Schutter, ha dedicado en junio 2009 todo un informe a «las adquisiciones y arrendamientos de tierra a gran escala», manifestando que: «En muchos países en desarrollo… los derechos de los usuarios no están adecuadamente protegidos [10] «. Se sabe que eso es un fenómeno en casi todas las regiones de Ecuador, donde hay estimados que hasta la mitad de las UPAs carecen su titulo legal. Obviamente, una tarea importante será: proteger los derechos vigentes a la tierra de las familias campesinas e indígenas, tanto individuales como colectivos.

 

Las organizaciones de la Vía Campesina , la FAO y el mundo científico -hasta, formalmente, el mismo Banco Mundial en su informe de desarrollo de 2008 [11] – indico que, los últimos años, claramente han identificado «un tesoro inexplorado: la agricultura familiar» para superar la crisis alimentaria, como lo expresa el Representante de la FAO para América Latina y el Caribe, y para eso propone, entre otras, «mejoras al acceso a la tierra». [12]

 

En el Ecuador, la mayoría de los campesinos -con muy poca o sin tierra- carecen de suficiente acceso a la tierra. “Políticas redistributivas” en materia de acceso a la tierra, como propone la nueva Constitución en el articulo 281, son una tarea urgente para aprovechar del «tesoro inexplorado» para acercarse a la soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria y la lucha contra el hambre están basadas en el fomento de la agricultura familiar, no de la gran agroindustria.

 

Tomando en cuenta estudios recientes, se muestra un tercer elemento con una relación estrecha al tema de la presión comercial sobre la tierra, mencionada arriba. Los estudios de caso sobre acceso a la tierra que organizó el SIPAE en diferentes zonas de la Costa y de la Sierra mostraron claramente como uno de sus resultados importantes la afectación de pequeñas UPAs por la gran agroindustria: «Existe un proceso de re-concentración de la tierra, especialmente en zonas de la agroindustria como la de azúcar (ver La Troncal ), banano (ver Barbones), flores (ver Ayora) o palma africana (ver Quevedo). El proceso de la re-concentración de la tierra se acompaña de una concentración del agua, capital, tecnología, infraestructura y poder político [13] .» En casi todas las zonas indagadas se encontraron conflictos locales -unos más abiertos otros más por debajo de la superficie- por los recursos tierra y agua.

 

Este fenómeno es presente al nivel de América Latina como se expresó durante la 30a Conferencia regional de la FAO en abril 2008: «El tema de la concentración, no sólo de la tierra sino del conjunto de recursos productivos que existen en el campo, marca una diferencia fundamental con la situación que prevalecía incluso antes de la reforma agraria tradicional. En la actualidad se observa la presencia de grandes complejos agroindustriales usando alta tecnología, muchas veces ligados a empresas transnacionales y con estrechas vinculaciones con los mercados globalizados. Este tipo de estructura poco o nada tiene que ver con las concentraciones de tierras que existían en el pasado, donde los niveles de eficiencia y niveles de vida los volvía especialmente vulnerable. Sin embargo, los niveles de concentración que se observan en la actualidad son tal vez mayores a los que se observaban en el pasado [14]

 

Los estudios del Ecuador, como otras experiencias en América Latina sobre la expansión de los monocultivos de grandes empresas agroindustriales [15] , demuestran – aún más urgentemente en la luz de la ola de las grandes adquisiciones de tierra al nivel internacional- la necesidad de garantizar un «equilibrio entre agricultura familiar y agroindustria» y el reglamento de la misma agroindustria según estándares laborales, sociales y ambientales, como lo pide el artículo 17 de la Ley Orgánica del Régimen de la Soberanía Alimentaria (LORSA) de mayo 2009. [16]

 

El movimiento campesino más grande a nivel internacional, La Vía Campesina , ha propuesto desde varios años un cambio radical del modelo agrícola para llegar a la «soberanía alimentaria», la cual está basada en la participación de los pequeños productores, el derecho a la alimentación, una reforma agraria, la preservación de los recursos naturales, la reorganización del comercio de alimentos (por afuera del control de la OMC ) y una regulación de las instituciones y empresas multinacionales [17] .

 

Durante los últimos años, la organización ha profundizado su crítica frente al control de la agricultura a nivel mundial por las empresas multinacionales, como en el siguiente comunicado de prensa antes de la Cumbre Mundial de la FAO en noviembre 2009: «Las grandes compañías no tienen ningún interés en salvar al mundo del hambre. Se focalizan en aumentar sus márgenes de beneficio y de participaciones en el mercado. Lo que sucedió durante la crisis alimentaria en el 2007 fue muy instructivo: las compañías dedicadas al agro-negocio hicieron enormes beneficios, mientras que millones de personas sucumbieron al hambre y la pobreza. Actualmente , las tierras agrícolas se han convertido en una inversión provechosa y las compañías están tomando enormes cantidades de terreno alrededor del mundo, expulsando a los agricultores locales, para poder producir alimentos dirigidos a la exportación o a los agro-combustibles [18]

 

Es impresionante constatar las ganancias enormes de varias grandes empresas multinacionales del agro-negocio en los años de la «crisis alimentaria» entre 2007 y 2008: Cargill por unos 69 %, Monsanto por 120 %, Bayer «solo» por unos 40% [19] .

 

La crisis aumentó el poder de las corporaciones globales frente a los pequeños y medianos productores. Definitivamente, será una tarea en Ecuador medir el impacto de las empresas multinacionales, pero también de las grandes empresas nacionales, como Pronaca, Agripac o Supermaxi. Sin tomar en cuenta estas relaciones de poder en el campo, las cuales no se basan solo en la tierra. Una Ley de Tierras puede quedar en parte sin efecto. Se requerirá una relación con otras leyes previstas: la Ley de Agroindustria y Empleo Agrícola, sobre la cual el SIPAE está elaborando pronto una primera propuesta, la Ley de Desarrollo Agrario y una Ley anti-monopólico.

 

La política del Banco Mundial en la crítica

 

Actualmente, el Banco Mundial es un actor importante en el debate sobre el “robo de tierra”. Tomando en cuenta las diferentes criticas al tema, el Banco ha iniciado unos 20 estudios de casos para poder analizar el que hacer, especialmente porque “sorprendentemente pocos éxitos se han documentado” sobre el impacto de las adquisiciones grandes”. [20] ¿Los estudios están buscando solo éxitos? Lamentablemente, el Banco Mundial ni esperó los resultados de los estudios y su debate, sino está promoviendo –junto con la FAO , IFAD y UNCTAD- un tipo de código voluntario para empresas y gobiernos sobre “inversión agrícola responsable”. [21] Está previsto presentar el código y los estudios en un seminario a finales de abril 2010 en Washington. [22]

 

Varias organizaciones – como La Vía Campesina , GRAIN y la organización para el derecho a la alimentación FIAN- protestan contra esta política del Banco Mundial [23] , la cual parece buscar una justificación para las nuevas tendencias internacionales del acaparamiento de tierras.

 

Muy preocupante parece en este contexto que no “solo” las multinacionales tradicionales están metidas en el negocio, sino nuevos actores, especialmente especuladores y grandes fondos de inversiones que siempre buscan ganancias altas y rápidas sin preocuparse por impactos sociales y ambientales. “Estoy convencido que la tierra agrícola va ser una de las mejores inversiones de nuestros tiempos”, prevé el conocido multimillonario George Soros. [24] Lo que suena como promesa para los inversionistas, debe sonar como amenaza para las familias campesinas e indígenas del mundo.

 

Es una confrontación de dos modelos –del agroindustrial salvaje y del campesino basado en derechos y sustentabilidad. “En todo el mundo granjas familiares han probado que son económicamente más eficientes que plantaciones con mano de obra contratada,” además generan mucho más empleo, un aspecto “muy importante para la reducción de la pobreza”, dicen funcionarios del Banco Mundial mismo. [25]

 

Contrario a este resultado de experiencias e investigaciones, las cuales se han dado también en el Ecuador [26] , el curso del Banco Mundial sigue con una opción clara al fomento del modelo agroindustrial, sin tomar en cuenta que este mismo modelo ha culminado en la cifra horrenda de más que, un mil millones de hambrientos el año pasado.

Fuente: Información Urgente para Pensar y Actuar, Dirección Ejecutiva SIPAE, Vol. 16, abril, 2010