Radio Mundo Real
El financiamiento climático propuesto en el “Entendimiento de Copenhague” de diciembre de 2009 por Estados Unidos y varios países, es valorado como absolutamente insuficiente por numerosos gobiernos y cientos de movimientos y organizaciones sociales alrededor del mundo.
El “acuerdo” de Copenhague (Dinamarca), decidido a espaldas del marco negociador de la ONU en la COP 15 de esa ciudad, ofrece 30.000 millones de dólares de 2010 a 2012 de financiamiento climático para los países en desarrollo, y luego 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020. La primera cifra representa el 0,005 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) anual de los los países industrializados, y la segunda oferta el 0,05 por ciento. Además, un porcentaje muy alto de este financiamiento saldría del mercado de carbono.
En contrapartida, el “Acuerdo de los Pueblos” surgido de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, realizada en abril de 2010 en Coahabamba, Bolivia, propone que el financiamiento climático sea del 6 por ciento del PBI anual de los países ricos.
Para analizar esta temática, Amigos de la Tierra Internacional realizó el martes una actividad paralela a la COP 16 de Cambio Climático en Cancún, México. Allí hablaron representantes de la federación ambientalista de El Salvador, Camerún, Estados Unidos, Sudáfrica y Reino Unido. También fue invitada como conferencista la integrante de la red Jubileo Sur, Lidy Nacpil.
La actividad se denominó “Cambio Climático: el bueno, el malo y el feo” y contó con la presencia de unas 100 personas de diversas organizaciones de la sociedad civil y algunos representantes gubernamentales. Amigos de la Tierra Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte aprovechó la oportunidad para lanzar allí un nuevo informe con una serie de propuestas de financiamiento alternativas al comercio de carbono.
“Amigos de la Tierra Internacional exige el establecimiento de un fondo mundial para el clima bajo la autoridad de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, sin la participación del Banco Mundial”, decía la convocatoria a la actividad de la federación. “Todo el financiamiento para este fondo debe provenir de fuentes públicas y debe excluir a los mercados de carbono”, agregaba.
La representante de Amigos de la Tierra Estados Unidos, Karen Orenstein, dijo en la conferencia que la cifra de 100.000 millones de dólares del Entendimiento de Copenhague es arbitraria, y que contrasta con las sumas muy superiores de los presupuestos de defensa de los países ricos. La activista demandó que se establezca un fondo global del clima en Cancún, pero lamentó que Estados Unidos intenta bloquearlo.
Lidy Nacpil, de Jubileo Sur, enfatizó en el concepto de “deuda climática” de los países del Norte, que es el punto de partida, según dijo, para hablar de financiamiento climático. Nacpil destacó que el mundo industrializado debe otorgar las “reparaciones financieras” necesarias al Sur global y recortar radicalmente sus emisiones.
A su turno, Siziwe Khanyile, de Amigos de la Tierra Sudáfrica, relató el financiamiento del Banco Mundial a la estatal energética sudafricana Eskom para la construcción de una central eléctrica a carbón en la localidad de Lephalale, provincia de Limpopo, la suma asciende a 3.750 millones de dólares. Esa nueva planta emitiría, según Khanyile, 25 millones de toneladas de dióxido de carbono por año. La activista subrayó la contradicción de este préstamo del Banco Mundial con su discurso de promotor de economías de bajo carbono.
Por su parte, Samuel Nnah Ndobe, de Amigos de la Tierra Camerún, se centró en el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques en los países en desarrollo (REDD). Dijo que se trata de una herramienta que permitirá a los paises industrializados seguir contaminando y haciendo negocios como hasta ahora. Demandó, en cambio, que se deje a las comunidades locales el trabajo de preservación de los bosques.
Finalmente, la representante de Amigos de la Tierra Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, Sarah Clifton, rechazó los mecanismos de compensación de emisiones y el comercio de carbono. Manifestó que esas estrategias sirven a los países ricos para evitarse cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones bajo el Protocolo de Kioto.