China dio un gran salto hasta ubicarse al frente del sector de energías alternativas, pero se necesita una mayor inversión del gobierno si pretende brillar en el rubro, sostienen numerosos especialistas.
El profesor Zhao Xingzhong, de la Facultad de Física de la Universidad de Wuhan, investiga sobre células solares sensibles al color, una alternativa más eficiente y barata que la habitual tecnología fotovoltaica de semiconductores en estado sólido. Las implicaciones prácticas son evidentes, apuntó. «El proceso de producción de células solares sensibles al color no produce dióxido de carbono, es decir que no hay contaminación ambiental», dijo Zhao a IPS. «Además cuestan un quinto de los semiconductores tradicionales fabricados con silicio cristalino», añadió. El equipo de investigación de Zhao es único en este país y en el mundo, pero dice que el apoyo del gobierno está lejos de ser suficiente.
Corea del Sur y Japón invirtieron en total 1.600 millones de dólares en tecnología solar de tercera generación desde 2000, señaló. Pero en China sólo hubo cinco proyectos locales en la última década, cada uno recibió 4,5 millones de dólares. «Es difícil superar el cuello de botella tecnológico por la falta de recursos económicos», se lamentó Zhao.
En los últimos años, China se ha convertido en el mayor productor de tecnología para el sector de energías renovables superando a Estados Unidos en la cantidad de turbinas eólicas y paneles solares que fabrica. La compañía Ernst & Young consideró en septiembre a este país como el mejor lugar para invertir en ese rubro.
Las empresas chinas, encabezadas por Suntech, con sede en Jiangsu, concentran un cuarto de la capacidad de producción de paneles solares y aumentan con rapidez su participación en el mercado, bajando los precios gracias a las fábricas de gran escala y a su bajo costo.
En materia de energía eólica, las empresas locales aumentaron con rapidez su participación en el mercado en los últimos años, tras la decisión del gobierno de incrementar los requisitos para asociarse con extranjeros y de introducir nuevos y grandes subsidios y otros incentivos para las compañías chinas del sector.
En 2009 hubo 67 proveedores chinos de turbinas. La participación de empresas extranjeras en el mercado cayó de 70 por ciento a 37 por ciento en los últimos cinco años. Pero la mayoría de las partes producidas por las compañías chinas se basan sobre tecnología desarrollada en el extranjero, con escasa atención en la innovación local en el sector de energías alternativas
La bioenergía puede utilizarse para mejorar el estándar de vida en las zonas rurales, señaló Wang Mengjie, subdirector de la Sociedad de Energía Renovable de China y ex vicepresidente de la Academia China de Ingeniería Agrícola. Wang trabaja en proyectos para suministrar a los agricultores equipamiento capaz de transformar la basura orgánica en biogás y fertilizantes.
La cantidad de usinas para producir biogás en las zonas rurales de China superó las 35 millones a fines de 2009 que producen más 12.400 millones de metros cúbicos al año, según cifras del Ministerio de Agricultura. El gobierno aumentó el presupuesto de biogás en los últimos años a más de 754 millones dólares en 2009, respecto de los 337,2 millones de dólares en 2006 y 2007. Pero China todavía tiene que superar obstáculos tecnológicos en la industria de la biomasa, indicó Wang. «En términos de la tecnología para gasóleo de origen orgánico, países como Estados Unidos y Alemania llevan la delantera, en tanto China está en una etapa incipiente», explicó. Este país «no tiene normas ni políticas definidas en materia de energía a partir de la biomasa. En el contexto actual, no hay posibilidades de que las iniciativas se desarrollen más», añadió.
El interés de China en las energías renovables obedece a que es una oportunidad de negocios, arguyen los críticos. La mayor parte de la producción se vende en el extranjero. Este país todavía no alcanzó a Estados Unidos en términos de producción de energía renovable. Además es el mayor consumidor de carbón del mundo y se estima que quemará 4.500 millones de toneladas en 2020, según datos de la Administración Nacional de Energía.
El carbón seguirá ocupando dos tercios de la capacidad energética de China en 2020, pero el gobierno prometió invertir miles de millones de dólares para desarrollar la energía eólica, solar y nuclear.
La Asamblea Popular Nacional, el órgano legislativo de China, obliga a las compañías de electricidad a comprar 100 por ciento de la producción de los generadores de energías renovables.
Las fuentes de energía que emiten poco carbono representarán más de un cuarto de la matriz energética de China a fines de este año, informó la agencia de noticias estatal Xinhua, sobre la base de estadísticas oficiales, divulgadas en abril.
Los datos indican que se esperaba que la energía hidráulica, nuclear y eólica generará en conjunto 250 gigavatios para fines de 2010, en tanto la derivada del carbón, 700 gigavatios.