En los documentos publicados se pone de relieve que los gigantes norteamericanos del mercado de combustibles Exxon Mobil y Chevron, junto con la misión diplomática de EE. UU., tomaron medidas para frustrar el contrato entre Petrocaribe y Haití en 2006. Washington se opuso al acuerdo energético promovido por Venezuela que, según dicen los mismos cables, le ahorrarían 100 millones de dólares a Haití.
Según concluye, “más bien le importaba tener su política de dominación sobre Haití” y es por eso que se opuso a las actividades de Venezuela en la región. La investigadora comenta que tanto los cables filtrados por WikiLeaks, como otros ejemplos testimonian que EE. UU. “ha venido montando campañas en todo el mundo para intentar aislar y contener lo que ellos perciben como una expansión de la influencia de Venezuela”. Golinger acentúa: “La política de EE. UU. es buscar el control sobre los recursos estratégicos en la región, pero en los últimos años están perdiendo esa batalla”.
Que Haití se incorporara al convenio con Petrocaribe permitió mejorar considerablemente la provisión de necesidades básicas y servicios para 10 millones de personas, permitió mantener un suministro estable del hidrocarburo a precios fijos y contribuyó a que Haití inicie el camino hacia la independencia energética de EE. UU.
Petrocaribe es un mecanismo regional que fue creado en junio de 2005 bajo la iniciativa del Gobierno de Hugo Chávez con el fin de permitir a los estados de la zona comprar petróleo venezolano bajo condiciones de pago preferencial.