Miguel Ruiz – Tercera Información
Durante varios días hemos podido ver en los medios lo siguiente, destaco estos títulos en ElPaís: “Limpieza total para evitar contagios”, “Aguilar: la UE no ha gestionado bien la crisis del pepino”, “Alemania apunta a la soja como origen de la infección de E. coli”, “Nuevos análisis a brotes de soja dan negativo”.
En el primero de esos título podemos leer esto: – ¿Cómo se ha desarrollado la bacteria? Las bacterias tienen mucha facilidad para intercambiar genes, prestarlos o tomarlos prestados. Es su mecanismo de defensa ante los antibióticos y su sistema para competir. Como la Escherichia coli habita en el tracto intestinal de los animales (humanos incluidos), lo más lógico es pensar que esta nueva cepa se gestó en ese entorno, donde coincidieron bacterias de dos tipos: la O104 y otra, que fue la que le pasó los genes que la han hecho más agresiva.
Parece extraño que se esté dando tantas vueltas para reconocer de donde viene esa mortal mutación del E. coli. No hace mucho que se le está dando a las vacas pienso de maíz. Con esto las vacas modifican su flora intestinal multiplicándose el E. Coli y produciéndose una nueva cepa. Es posible que la nueva cepa de E. Coli que no nos han dicho todavía de dónde procede se haya producido por la manipulación en la naturaleza de algún alimento.
Vamos a hablar del negocio de los alimentos. Podemos decir que desde que se produjo el desarrollo de la tecnología, hemos disfrutado y sufrido o soportado de muchas cosas que antes no existían. En el caso de los alimentos al igual que en otros, el modo de producción basado en obtener el máximo beneficio es el culpable de infinidad de perjuicios sobre el ser humano.
Lo que ocurre es que ahora tenemos que elegir entre productos alimenticios en lugar de consumir la comida que necesitamos por naturaleza. Nos anuncian que unos son mejores que otros, no porque lo sean en sí, sino porque los produce una determinada empresa. Y así nace la competencia entre compañías de alimentos. Ahora todo vale, incluso jugar con la naturaleza. Los alimentos que ya son buenos de por sí para la vida, ahora han sido convertidos en máquinas de crear enfermedades, uno de tantos efectos colaterales del capitalismo.
El cuerpo humano necesita alimentos naturales. Pero pocas leyes nos defienden para que nuestros alimentos sean naturales. ¿Por qué nos llegan tan pocas imágenes de mataderos? ¿Por qué los políticos defienden tan a la ligera la agricultura intensiva? Ahora, no hay más que conocer un poco el nuevo Codex Alimentarius (infórmense) para ver la paranoia que existe con la limpieza de los alimentos. Si se produjeran los alimentos de una forma más ética y conforme a los principios de la naturaleza, podríamos estar más tranquilos y más sanos.
Videos:
Sobre el Codex Alimentarius (subtitulado en español)
Food Inc. (subtitulado en español)