Nicolás Álvarez Guevara (*)
La comunicación popular ha permitido desde múltiples espacios de transmisión, crear antídotos contra el veneno de la dominación y el control de los poderes económicos concentrados, propietarios de los medios de producción de la industria civil y militar que se sostienen al capitalismo por medio de una amplia red mundial de propaganda, información y creación de opinión mediante sofisticados mecanismos de acción psicológica y manipulación de la conciencia humana.
Las minoritarias agencias de información que responden a los conglomerados transnacionales -detentoras del 80% de la información que día a día se propala por el vasto enjambre de emisión global- son el principal canal de flujo de información y matrices de opinión de las que se sirven los gobiernos de los países centrales y las oligarquías de la “periferia”.
El supuesto nuevo mundo pluripolar en términos de mercados o bloques de poder regional no se corresponde con el vigente bloque único de poder comunicacional dominado por los intereses monopólicos y oligopólicos de las corporaciones alienadoras de las masas trabajadoras de los países del mundo.
Las denominadas tecnologías de información y comunicación (TICs) -creadas desde los centros de poder para profundizar la estrategia de control y dominación de la subjetividad humana- han acelerado la dinámica de los procesos de transmisión audiovisual sumando a la información en papel (diarios y revistas), la radio, el cine y la TV abiertas; las FM, la televisión por cable, los diarios y agencias de noticias digitales privadas y estatales, junto a las penetrantes redes sociales.
El sistema de producción, distribución, venta y consumo de mercancías del capitalismo global están soportados en esta amplia red socio-psicológica global que mantiene y reproduce la estructura del mecanismo de generación de plusvalor en la nueva economía basada en la inducción al consumo por vía de las TICs.
Al mismo tiempo, la red imperialista global es el espacio virtual donde se preparan a las sociedades para la aceptación naturalizada de escenarios económicos, bélicos o climáticos que justifican luego acciones de invasión en territorios reales objetivos de los conglomerados financieros, petroleros, alimentarios, militares-industriales o mineros (América Latina, Asia, África, o países menos desarrollados de la Comunidad Europea).
Los poderes reales despliegan su bloqueo a la conciencia la red de redes mitómana que convalida el actual modelo explotador de organización humana al punto de convertirlo en inmanente e inmodificable a la vista de miles de millones de habitantes que a diario luchan por su supervivencia mediada por la ley del dinero-valor, esencia del capitalismo corporativo vigente.
La comunicación popular, como instrumento de construcción de verdad, es históricamente la herramienta más eficaz destinada a contrarrestar la mentira y difundir la realidad no virtual por medios virtuales, para repeler los ataques de las grandes cadenas mediáticas facilitando así una mayor comprensión de los verdaderos problemas de la humanidad, y las causas que los producen.
La comunicación popular con información veraz y pertinente, activará las energías latentes en las conciencias de quienes esperan ser liberados del perverso capitalismo corporativo.
(*) Comunicador social