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21 Mayo 2011 – Trabajadores, estudiantes y ambientalistas protestaron en forma masiva este sábado frente al Congreso de Chile, justo cuando el presidente, Sebastián Piñera, entregaba la segunda cuenta pública de su gobierno.
Mejores condiciones laborales, fin del modelo privatizador en la educación y rechazo a la construcción de represas en la Patagonia del país centraron los reclamos de los manifestantes, encabezados por la Central Unitaria de Trabajadores y las federaciones universitarias.
También al interior de la sede del Congreso, situado en la ciudad de Valparaíso, se registraron manifestaciones de desacuerdo con La Moneda, mientras el mandatario pronunciaba su discurso a la nación, trasmitido en vivo por canales locales.
Piñera fue interrumpido en reiteradas oportunidades por personas que se encontraban en las tribunas del Salón de Honor del Legislativo, quienes replicaron con consignas sus palabras al referirse a la gestión de su gobierno en materia de educación y reconstrucción posterremoto.
Visiblemente incómodo el jefe de Estado se salió del libreto en la séptima interrupción de su discurso, reconoció el diario oficial La Nación. “Los violentistas en este país nunca tendrán la última palabra”, dijo (el presidente) elevando el tono”, acotó el rotativo.
Otro momento en extremo tenso para el gobernante durante su mensaje, sobrevino cuando abordó la política energética de su administración y varios parlamentarios de la oposición que le escuchaban desplegaron un lienzo, donde se podía leer: “No a Hidroaysén”, en referencia a la homónima megacentral hidroeléctrica, prevista en la zona de la Patagonia.
El discurso de Piñera, que el viernes encaró una protesta de 50.000 personas por la política ambiental del gobierno, buscó marcar un rumbo para su política social, en un país que tiene un ingreso per capita similar a Portugal pero tres millones de pobres.
Al cierre de la extensa alocución del titular del Ejecutivo, Radio Cooperativa de Chile informaba del empleo de bombas lacrimógenas y carros lanzaaguas por Carabineros “para dispersar a los manifestantes en las calles porteñas” de Valparaíso, a unos 120 kilómetros al noroeste de Santiago.
La protesta demanda al Ejecutivo mejoras educativas y rechaza el proyecto HidroAysén.