Aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) volvieron a atacar el distrito de Ain Zara, en Trípoli, donde el jueves se escucharon al menos cinco deflagraciones y densas columnas de humo, así como un incesante sobrevuelo de naves militares.
La agresión a la capital, antecedida por otros bombardeos a instalaciones del Gobierno y complejos residenciales del líder Muamar El Gadafi, aparentemente no causó víctimas, pero movilizó a las fuerzas de defensa regulares e hizo activar las baterías antiaéreas.
Fuentes insurgentes afirmaron que 10 civiles murieron y unos 30 resultaron heridas el jueves en la referida localidad durante los enfrentamientos con las tropas leales a El Gadafi, que trataron de bloquear las operaciones del puerto, pese a los ataques de la OTAN.
El canal catarí Al Jazeera reportó, por otro lado, fuertes choques en torno al puesto de control fronterizo de Dehiba-Wazin, en el extremo oeste, a raíz del intento del Gobierno de cortar una ruta de abastecimiento para los insurgentes en la asediada Misratah.
También la agencia oficial de noticias tunecina TAP confirmó los enfrentamientos, mientras líderes insurgentes declararon que aviones de la OTAN los respaldaron con incursiones sobre las posiciones de las tropas regulares.
El gobierno de Túnez expresó su «extrema indignación» a su similar de Libia por el incidente en el paso limítrofe, dado que la artillería subordinada a Trípoli impactó en zonas del otro lado durante una ofensiva para despojar a los alzados de sus plazas en el oeste.
Los últimos informes aseguran que los insurrectos retomaron el punto Dehiba-Wazin, y provocaron la muerte de al menos ocho soldados gubernamentales, así como de varios civiles refugiados que intentaron cruzar la frontera.