Las pérdidas para las empresas de Oxfordshire (sur) se estiman en 50 millones de libras esterlinas, (83 millones de dólares) una cifra alarmante para muchos sindicatos y representantes del gobierno local, dijo la Cámara de Comercio de esa región.
“La boda real hubiera podido ser mejor planeada, pues no muchas personas se dan cuenta de las serias implicaciones que el receso traerá para la economía del país. Los sectores de servicios y manufactura están abatidos con la situación”, manifestó Keith Slater, miembro de la Cámara de Comercio de Oxfordshire.
Los gastos de la boda, que siguió todos los cánones tradicionales según las costumbres monárquicas, fueron cubiertos con dinero de las arcas públicas. Sin embargo, las autoridades británicas dijeron que el “aporte” económico a la boda sólo cubriría la seguridad del evento.
El primer ministro de Reino Unido, David Cameron, no explicó que ese dinero sale directamente de los bolsillos de los ciudadanos que en estos días sufren los recortes en sectores como educación y salud impulsados por el Ejecutivo.
Según una portavoz del palacio de Buckingham, “los novios son conscientes de la situación económica”, en referencia al plan de ajuste anunciado en octubre pasado por el Gobierno británico para reducir el déficit fiscal.
La reina Isabel II, cuya fortuna ha sido estimada por la revista Forbes en unos 500 millones de dólares, recibe actualmente unos 42 millones de libras anuales (69 millones de dólares, 47 millones de euros) del Estado para cubrir el presupuesto de la casa real y sus gastos personales.
Cerca de tres de cada 10 británicos (29 por ciento) creen que la boda no es apropiada en el contexto económico actual y más de un tercio (36 por ciento) que no debería ser financiada por el contribuyente, según un sondeo YouGov publicado este fin de semana pasado.