Patria Grande

El jefe de estado venezolano Hugo Chávez, recibirá hoy en Argentina el premio Rodolfo Walsh en la categoría “Presidente Latinoamericano por la Comunicación Popular”, que otorga la Universidad Nacional de la Plata.

Los premios Rodolfo Walsh, se otorgan desde 1997, a quienes en el ámbito nacional y latinoamericano aporten a la comunicación popular, a la democracia y a la libertad de los pueblos.

Pero como era de esperar, ya salieron a declarar los acérrimos opositores del “rrrrégimen chavista”, quienes argumentan más de una razón para que el mandatario no sea reconocido, sobre todo esgrimiendo falta de libertad de expresión en su nación.

Dan risa. Hasta el mismo Chávez ha dicho “Me siento honrado, pero he leído que el “dictador” no lo merece”. Sin embargo, esos comentarios se manejan en varios medios privados de Venezuela, un país donde, según ellos, no hay libertad de prensa.

Se trata de un discurso que se conecta rápidamente con trasnacionales de la información y un mercado global de ideas que pretende demonizar al país como presunto Estado forajido y a su líder como un dictador.

Reporteros sin Fronteras, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CNN, entre otros actores políticos y mediáticos, han sido y seguirán siendo protagonistas de esa conjura.

Todos los que hoy injurian sobre el premio tienen, sin excepción, como fuente, los informes hechos públicos en la última década por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Amnistía Internacional, Freedom House, Human Rights Watch, Reporteros sin Fronteras, que al unísono advierten sobre “los retrocesos en materia de comunicación, de libertad de información y de serios obstáculos para el ejercicio del periodismo” en la Venezuela de Hugo Chávez.

Y por supuesto ponen como ejemplo, para justificar su hipótesis, la treintena de emisoras radiales según ellos “cerradas”, el enfrentamiento con Globovisión, la no renovación de la licencia vencida a la tan cacareada RCTV, o la implementación de una “política de hegemonía comunicacional” en el país.

Muchos están ajenos a la realidad nacional, aunque vivan en Venezuela. Siguen pensando que la comunicación es sólo derecho de unos pocos, de esos que son los dueños y durante años impusieron un modelo, que felizmente el gobierno bolivariano democratizó junto al espectro radioeléctrico.

Las emisoras supuestamente clausuradas, a las que hace referencia la SIP, no renovaron sus permisos de transmisión cuando les correspondía o los perdieron por el fallecimiento de sus propietarios originales, porque los medios en Venezuela ya no se heredan.

Ellos, los que adversan a Chávez, que se la dan de ser tan letrados, no conocen que en Argentina, por ejemplo, la Ley Nacional de Radiodifusión establece el otorgamiento de concesiones a los operadores de medios por 15 años, el mismo período establecido en la Reforma de la Ley de Telecomunicaciones venezolana, también muy criticada por los actores políticos de la oposición en ese país.

Este es solo un ejemplo, pero similares regulaciones pueden encontrarse en la legislación de otros países de Europa y América Latina. Claro, eso lo encuentra solo quien quiera buscar.

La derecha siempre encontrará motivos para criticar a Chávez. Lo cierto es que, como nunca, cientos de emisoras comunitarias, canales de televisión y periódicos han visto la luz en estos 12 años de gobierno bolivariano. El apoyo a la comunicación popular, a la diversificación de los medios y sobre todo el impulso a la cadena Telesur como alternativa, es un mérito de Venezuela en revolución.

Más allá de quienes se oponen, el jefe de estado venezolano se convierte en el segundo presidente latinoamericano distinguido por la Universidad Nacional de la Plata, pues con anterioridad el 26 de abril de 2009, Evo Morales, mandatario de Bolivia, también recibió ese premio y fue declarado “Doctor Honoris Causa” por la unidad académica.

Esta tarde en la facultad de Periodismo de esa sede, más de 5 mil personas se reunirán para en amplio intercambio, dialogar con el mandatario sobre comunicación en un espacio abierto a la comunidad y a las diferentes expresiones del movimiento estudiantil argentino.

Y la motivación es grande, pues, como dijera la decana de la facultad, “hay una región comprometida con un debate en torno del estatuto de la comunicación, que durante mucho tiempo no se discutió: comunicación equivalía a medios empresariales y punto. Si bien siempre se resistió esa idea, estamos en un momento histórico porque el tema forma parte de las agendas estatales y de gobierno”.