Al parecer, la presentación en Power Point con la que se hizo el grupo de activistas detallaba una estrategia que consistía en presentar una serie de documentos falsificados para el alojamiento de la organización. Una vez introducidos y publicados, se expondrían como documentos falsos, demostrando que todo es una farsa. Un plan de dudoso éxito con el que pretendían dañar públicamente la imagen de WikiLeaks y las de sus seguidores.
No sólo eso, en otro de los documentos filtrados a través de los correos de HBGary, los abogados de Bank of American sugieren llevar a cabo una política de confrontación entre los numerosos grupos pro-WikiLeaks, una campaña con cifras del coste de alrededor de los 2 millones de dólares.
Además, nombres importantes en la política estadounidense que han apoyado a la organización y son personas influyentes en la sociedad como los periodistas Glenn GreenWald y James Ball estaban marcados como acciones a seguir para desacreditarlos.
Hasta ahora, todos los implicados intentan desmarcarse de las informaciones filtradas por Anonymous. Bank of América y la propia Cámara de Comercio de Estados Unidos afirman no tener conocimiento de estas presentaciones en Power Point y mucho menos haber contratado a HBGary para tales fines. En cambio, la empresa de seguridad HBGary si ha realizado unas declaraciones que dejan pocas dudas de la autoría del plan trazado. Su presidente, Penny Leavy, realizaba las siguientes declaraciones:
Anonymous deben ser considerados como unos criminales. Ellos han demostrado que van a ir detrás de las empresas de seguridad y todo aquel que trabaja con el gobierno
Aunque no era muy difícil pensar que la mayoría de las empresas de seguridad estadounidenses se encontraban, como mínimo, en alerta con las posibles implicaciones que se pudieran filtrar sobre sus acciones, métodos o alianzas, lo que tenemos ahora mismo es una batalla de poderes con un final difícil de averiguar. Queda claro que WikiLeaks y Anonymous son una grave problema para Estados Unidos y su propia seguridad de Estado (como ellos mismos indican con sus acciones), ya que es la primera vez que se encuentran con este complejo activismo, donde la red es la batalla y el enemigo no tiene un origen claro, y donde nadie se fía de nadie. Una auténtica batalla de espionaje cibernética la que estamos aconteciendo.