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Entre todas las noticias que han salido de Egipto durante la última semana, quizás una de las más destacables para los fanáticos de la tecnología fue el ‘apagón’ de Internet que vive este país por cortesía del gobierno de Hosni Mubarak.

Aunque parezca absurdo y contradictorio con los “principios democráticos” de su país, en un futuro los estadounidenses podrían conferirles los mismos poderes absolutos a sus gobernantes.

La semana pasada, un comité legislativo del Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de Ley S. 3480, por medio del cual se crearía el National Center for Cybersecurity and Communications (Centro Nacional para la Ciberseguridad y las Comunicaciones, NCCC por su sigla en inglés). Esta nueva entidad quedaría bajo el mando del presidente y tendría una potestad absoluta para controlar la Red, incluyendo la posibilidad de ‘apagar’ Internet por 30 días.

A pesar de sus evidentes implicaciones negativas, la iniciativa estadounidense tiene fines muy diferentes a los que inspiraron a apagar la Red en Egipto. En teoría, el NCCC usaría sus poderes únicamente cuando haya ataques a la infraestructura informática de Estados Unidos, no para suprimir las opiniones o manifestaciones de sus ciudadanos.

Una fuente del gobierno le dijo a Wired que el proyecto no ordena que se apague la Red del todo, sino que se limita a que se desconecte “infraestructura crítica”. Por ejemplo, desconectar la presa Hoover de la Red cuando un ciberataque sea inminente. La pregunta que se hacen grupos de libertades cívicas que han cuestionado la ley, como ACLU, es ¿por qué no apagar esos sistemas afectados si ya se sabe que viene un ataque en lugar de desmontar los sistemas críticos de la Red?

Otros, como el periodista Dan Costa, de la revista PC Magazine, resaltan las dificultades técnicas y prácticas de apagar Internet en Estados Unidos. A diferencia de Egipto, la sociedad estadounidense tiene millones de conexiones de todo tipo -privadas, públicas y secretas-, por lo cual un apagón total de Internet al estilo egipcio sería muy difícil de lograr, por no decir imposible.

Por otro lado, la economía estadounidense y su sistema financiero dependen de las transacciones instantáneas que permite la Red. Apagar Internet por 30 días puede evitar que un ciberataque afecte la vida de sus ciudadanos, pero también podría causar daños profundos e imprevisibles al país.

No obstante su peligrosidad, precisamente el alto grado de sofisticación que tiene esta sociedad la hace más vulnerable a los ataques cibernéticos. Un ataque tan sofisticado como Stuxnet -el virus creado por EEUU e Israel contra plantas nucleares iraníes- que atente contra las redes del país podría poner en serios aprietos la maquinaria social y económica estadounidense y, en consecuencia, pondría en juego la seguridad del resto del planeta.

(Con información de ENTER)