Por Manuel Freytas (*)/IAR Noticias


CONTRAINFORMACION:

El sistema «bajo control»

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Cristina en reunión oficial con el embajador de EEUU, Earl Anthony Wayne, en la Casa Rosada.

Las líneas matrices de un poder que nadie nombra pero cuyas redes invisibles están presentes en todos los niveles de decisión de los procesos económicos, políticos, militares, sindicales y mediáticos de la Argentina.



1) La misión estratégica

Si bien las mayorías (por la complicidad del poder mediático para ocultarla) ignoran la existencia y la función de la embajada de EEUU en la Argentina, la representación diplomática actúa como polea de transmisión de las decisiones estratégicas del Imperio en todas las esferas del poder local (económico, político, militar y sindical).

 

Hay tres misiones centrales que cumple la embajada norteamericana en la Argentina: 1) Velar por los intereses estratégicos (políticos y militares) de EEUU en la Argentina, 2) Velar por los intereses económicos de los bancos y trasnacionales estadounidenses en la Argentina, y 3) Preservar al país de sucesos que generen «desorden y caos» (económicos, políticos, sociales) que puedan alterar la «gobernabilidad institucional».

 

En resumen, la tarea concreta del embajador norteamericano en la Argentina consiste en: Hacer lobby empresarial para sus transnacionales en la Argentina, controlar (con la CIA local) cada paso de las corporaciones del poder local (empezando por el Gobierno de turno y las FFAA), y controlar y/o neutralizar los procesos políticos y sociales que puedan alterar la marcha normal del sistema capitalista en la Argentina (huelgas salvajes, estallidos sociales, cortes de ruta, etc).

 

En el actual esquema de gobernabilidad con el «sistema democrático», el Departamento de Estado norteamericano y su representación diplomática ya no utilizan (como en la década del 70) el poder militar local como elemento de control, sino que se valen de tareas de inteligencia y de operaciones mediáticas para influir en las decisiones del poder local.

 

Para conseguir sus objetivos estratégicos, la «Embajada» cuenta con una columna vertebral: Las cámaras empresariales (el poder económico), y los medios de comunicación (el poder mediático).

 

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Con las cámaras empresariales (la corporación de poder capitalista), presiona y controla al gobierno de turno, y con los medios de comunicación (la corporación de poder comunicacional), direcciona la conducta masiva y presiona al gobierno de turno hacia el objetivo buscado.

 

 

2) El sistema de
control,
con captura y manipulación de información sobre el poder local.

 

La «Embajada», a través de la CIA, dispone de una red interactiva de captura de información en todas las áreas de decisión de poder (gobierno, ministerios, gobernaciones, intendencias, cámaras empresariales, gremios, etc), que le permite tener una base de datos actualizada sobre «quién es quién» y las políticas de cada área del poder, además de las luchas internas de grupos por el poder.

 

Esto quiere decir, que sin la necesidad de escuchar conversaciones ni de poner cámaras ocultas (aunque también lo hace), la CIA local cuenta con información actualizada al minuto de la actividad pública y privada de cada funcionario, empresario, sindicalista o político que maneja niveles de decisiones en el poder, el gobierno en primer término.

 

La «Embajada» (a través de la CIA y su entrelazamiento con la SIDE y los servicios locales) sabe antes que nadie a que hora la presidenta Cristina tiene sesión con su psicoterapeuta, cuales son sus gustos de ropa íntima, sus «deslices» y «debilidades» etc.

 

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Esa es la razón principal por la cual la «Embajada» es el «poder invisible» que todos temen y nadie nombra.

 

Y esa es la razón principal por la cual el poder local (empezando por el gobierno de turno) averigua para qué lado soplan los vientos de la representación antes de dar un sólo paso.

 

Un error en la lectura de las «señales», le puede costar la destitución, un proceso judicial por «corrupción», la cárcel o una muerte «extraña».

 

«Con la Embajada’ no se jode» : Primer axioma de los que quieren conservarse «saludables» en el poder, empezando por el presidente de turno.

 

3) Las operaciones encubiertas, el segundo eslabón de control

 

Manejando información procesada de las corporaciones de poder (empezando por el gobierno) la embajada norteamericana opera constantemente para direccionar los procesos de acuerdo con sus intereses y objetivos a través de empresas pantallas, instituciones culturales, económicas, políticas, etc (por ejemplo las ONG), y agentes vernáculos infiltrados en los distintos ámbitos.

 

En las fuerzas armadas, los servicios de inteligencia y la policía locales, la CIA y el Comando Sur (subordinados a la «Embajada») mantienen delegaciones y concertan operaciones conjuntas en el marco de la «guerra contraterrorista» y el combate contra el narcotráfico.

 

Para conseguir sus objetivos, la «Embajada» (por vía de la estructura invisible montada por la CIA) no trasmite órdenes sino «señales» y «evaluaciones».

 

El embajador de EEUU, Earl Anthony, en «visita» oficial al ministro de Economía, Carlos Fernández, durante el conflicto con el campo.

Por ejemplo: Si quiere que el gobierno se entere de lo que EEUU piensa sobre el paro agrario, se contacta con algún directivo de las cámaras empresariales (industriales, bancarias, agroindustriales, etc) que luego se lo trasmite a los funcionarios de alto nivel del gobierno como «evaluación propia».

Si quiere direccionar opinión pública en contra o a favor (o mandar un mensaje público al gobierno) recurre a los «columnistas estrellas» de los grandes consorcios mediáticos que habitualmente se reúnen en «charlas de evaluación» con las primeras líneas de la de la delegación norteamericana.

 

Generalmente, cuando los expertos que manejan información estratégica actualizada del poder en la Argentina quieren saber puntualmente que piensa la «Embajada» en tal o cual tema, no tienen nada más que leer a columnistas o analistas relevantes en Clarín, La Nación, Ámbito Financiero, etc.

 

Es lo que hacen los funcionarios más inteligentes del gobierno, y, en general, todos los que quieren supervivir en el poder.

No obstante ser lo que más temen, los funcionarios, políticos y sindicalistas jamás hablan en público de la embajada norteamericana, y menos aún de las redes de control que tiende la CIA que incluye desde seguimiento de sus vidas íntimas hasta «monitoreos constantes» de sus negocios en negro en la estructura de la corrupción.

Mientras no se salgan de los parámetros establecidos para la «gobernabilidad» del sistema capitalista en la Argentina, la CIA y sus brazos ejecutores locales invisibles solo se limitarán a tenerlos «bajo control».

Si se salen de madre, si «sacan los pies del plato» como, por ejemplo, lo están haciendo los Kirchner desde el Gobierno, la CIA y la Embajada comienzan a desarrollar una operación orientada al «restablecimiento de la gobernabilidad».

En ese escenario, los que quieren suceder a los Kirchner en la gerencia del poder capitalista en la Argentina ya andan con la vista en las «señales» que envía la embajada norteamericana desde la estructura invisible controlada por la CIA.

fuente original: http://www.iarnoticias.com/2008/secciones/contrainformacion/0074_arg_control_cia_22jun08.html