Prieto sostiene que hay que enseñar el arte sin perder ningún talento que pueda tener el pueblo, «la masividad no debe estar acompañada del populismo seudo artístico, sino con el mayor rigor posible, no simplificando». Mantiene que es vital alejarse de la tentación de la mediocridad que supone la masificación del conocimiento artístico cuando se trata de las masas no educadas.
Igualmente comentó lo que ha sido la historia y los aportes del cine cubano, el trabajo de formación cinematográfica del pueblo que ha tenido un alto nivel de conocimiento en este tema. «El pueblo conoció la nueva ola francesa, el cine italiano, británico, incluso el cine alternativo estadounidense». Sin embargo el mismo Prieto señala que actualmente ha bajado la cultura cinematográfica de los habitantes de Cuba por estar consumiendo un cine hollywoodense como si fuera una droga.
En el área de literatura también hubo retrocesos especialmente en los años 90, pero actualmente gracias a la Feria del Libro de La Habana se producen más de 5 millones de libros al año para consumo de la población. Incluso comentó de las curiosas colecciones de arte universal que posee Cuba, como la que se encuentra en el Museo Napoleónico, y las colecciones de objetos griegos y egipcios, los cuales pertenecieron a la oligarquía, aquella que fuera muy racista y un tanto hispanizante, pero que legó al estado revolucionario tan importantes piezas de arte universal.
Según Prieto los puntos importantes que pueden ayudar a analizar lo que es este debate entre cultura y revolución sería: masividad, democratización, ruptura de barreras elitistas, rigor, calidad, protagonismo de las vanguardias, defensa de lo nacional y defensa del acceso del pueblo al arte universal, pero con una visión descolonizada, además de la defensa del patrimonio y la memoria histórica, y sobretodo defensa de la más amplia libertad de creación y experimentación.