A pesar de la sobrecarga a los aparatos eléctricos generada por la ola de calor, hay una forma de mantener la refrigeración y el confort logrando un ahorro de hasta el 50% en las facturas de luz, lo que puede equivaler, según el caso, hasta $ 20 menos. “No es tan complicado, sólo hay que usar lámparas bajo consumo y moderar la temperatura de los aires acondicionados”, explicó Oscar Dores, de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec).
Según la Secretaría de Energía, la iluminación artificial en la Argentina concentra un promedio del 32% del consumo residencial. Las lámparas de bajo consumo gastan cinco veces menos, por lo que el recambio de las incandescentes más utilizadas de un hogar puede representar una disminución de hasta el 20% del total.
Las heladeras concentran otro 30% del consumo hogareño. Y una heladera de eficiencia categoría G (la que más gasta) consume hasta un 42% más que una A (la de menor consumo), lo que implicaría una baja del 15% en la factura bimestral.
La otra clave para el ahorro es el aire acondicionado. En días de alta temperatura, el consumo eléctrico es hasta un 20% mayor que en los de temperatura moderada, y puede incrementarse en 3400 megavatios (MW) más, un volumen de potencia eléctrica similar al que aportan tres grandes centrales eléctricas.
Según Fundelec, la demanda de energía eléctrica de los últimos 30 días fue 15% superior a la del mismo mes de 2009, debido a la incesante ola de calor.
El ahorro en los equipos de aire acondicionado es cuestión de temperatura: según Fundelec, por cada grado que se reduzca por debajo de los 25º C, el aparato puede consumir hasta un 7% más. Es decir: bajar 3º C la temperatura exige un 20% más de consumo.
¿Cómo impactan estos valores en el bolsillo de las familias? Si se toma como parámetro que el consumo eléctrico promedio de un hogar en Capital y GBA es de 550 kilovatios por hora (kWh), la tarifa sin impuestos para este consumo es de $ 40, ya que no está alcanzado por ninguno de los dos aumentos tarifarios de agosto y octubre de 2008. La reducción del consumo, en estos casos, puede alcanzar hasta los $ 20 por bimestre.
Es un dato relevante, ya que casi el 70% de los usuarios del Área Metropolitana consume menos de 650 kWh bimestrales, el tope para las subas. Sin embargo, en los casos en los que no se hace uso racional, los registros superan el consumo promedio y los importes empiezan a subir en cuanto son alcanzados por los incrementos del año 2008. En este sentido, un consumo de 1100 kWh por bimestre, hoy se traduce en un gasto final de $ 134. Es decir que hacer un uso racional puede redundar en dos ahorros: uno, lógico, por el menor gasto, y el otro, un ahorro implícito que conlleva bajar de categoría tarifaria por registrar un menor consumo y no ser alcanzado por los incrementos de 2008