Regalarle un barco a Bolivia que no tiene mar, el Sierra Nevada. Prácticar la “desaparición” (asesinato y tortura) física de los oponentes políticos durante su etapa de ministro de RR.II, sin contar con la agachada de cabeza continua ante los gringos. Por mucho que digan que era amigo de Cuba y Fidel (me gustaría saber la opinión de Fidel sobre Carlos Andrés Pérez).
CAP deja tras de si la política del compadreo, del robo sistemático, de la apariencia, de la amante en la Lagunita (helipuerto incluido para poder visitarla) y la mujer oficial en Palacio. CAP es el rey de los amigos de “caña y negocios” de los “cerebritos” venezolanos venidos del Norte con posgrados en universidades gringas a enseñarle a los “pata en el suelo” de los ranchos lo que es el FMI, el Banco Mundial, los “paquetes” económicos, las mini devaluaciones diarias del bolívar, quitar las subvenciones a los productos de primera necesidad, el intento de privatización del petróleo que nacionalizara unos años antes y el hecho consumado de la privatización de todas las empresas públicas venezolanas para desarmar al Estado venezolano (al pueblo de Venezuela) y armar a amigos, compadres de dólares y regalías.
Se nos fue un cretino que jugó a ser dios porque sudaba plata él y sus amigos. Sus compañeros de caña, 5 y 6, autores de asesinatos selectivos, risa fácil, ignorancia supina y otras cosas andan exiliados entre Miami, Costa Rica, Madrid, Dominicana y New York con amantes oficiales (que determinaban quién ascendía a general) y amantes extraoficiales que iban desde misses con medio maní en la cabeza hasta superbarbies con un maní entero.
Se nos murió el hombre que caminaba hacia ninguna parte. Se fue ido en todos los sentidos. Con las manos llenas de sangre y George Bush en su entierro y supongo que Felipe González agradeciéndole los “favores”. El pueblo venezolano ya ni lo conoce. Los españoles se dedicaron en ponerle una página entera, por su muerte, que nadie leerá porque ni les interesa ni lo conocen. Espero que no descanse en paz.
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