Agencias

Washington.- Tras un arduo fin de año debido a las fuertes discusiones sobre materias clave en el Congreso -cuya mayoría perdió en las elecciones legislativas de noviembre-, Barack Obama, quien se encuentra en Hawai, prepara su primer gran cambio de gabinete.

El mandatario demócrata pretende darle más poder al brazo Ejecutivo, pero al mismo tiempo comenzar a preparar el camino para su reelección en 2012. Ello, tras un año en el que sufrió duros reveses políticos. De esta manera, se esperan importantes cambios en el West Wing de la Casa Blanca en los primeros días de 2011, antes del tradicional discurso sobre el Estado de la Nación.

De acuerdo con fuentes de la Presidencia citadas por la prensa estadounidense, el primer cambio en el Ejecutivo será el arribo de David Plouffe, el «cerebro» de la campaña de Obama en 2008. El ex jefe del equipo del entonces candidato demócrata asumirá como máximo asesor político del Presidente. Así, reemplazará a David Axelrod, quien saldrá de la casa presidencial para preparar la reelección de Obama.

Hasta ahora, Plouffe se había dedicado a dictar conferencias, a su libro The Audacity to Win -sobre la campaña de 2008 y que publicó en 2009-, pero también ha sido el consultor y confidente más importante de Obama fuera del gobierno.

Año duro

Otro que cambiará de puesto será Robert Gibbs, el secretario de prensa y también figura clave de la campaña de Obama. Según el Times, Gibbs podría convertirse en asesor presidencial o trabajar desde fuera del Ejecutivo, defendiendo al jefe de Estado en los programas de televisión. También dejaría su puesto, aunque en algún momento del año, el jefe del Pentágono, Robert Gates.

De acuerdo con los analistas, Plouffe, Axelrod y Gibbs serán clave en la nueva contienda de Obama con miras a las presidenciales de noviembre de 2012. Pese a los reveses sufridos en 2010, analistas como John Zogby o David Remnick (autor de una biografía sobre Obama publicada este año), sostienen que lo más probable es que el mandatario consiga ser reelecto. Ello, a pesar de que el Presidente ha perdido más de 30 puntos de respaldo, que hoy se sitúa en un 40%.

Aunque todo dependerá del rumbo de la economía, hasta ahora los republicanos tampoco perfilan a un candidato capaz de derrotar a Obama en las urnas, quien, por cierto esta semana se anotó dos triunfos: consiguió abolir una ley que prohibía la presencia de gays en las FF.AA. y obtuvo el apoyo de senadores republicanos para dar luz verde al más importante pacto nuclear con Rusia desde el fin de la Guerra Fría.