Sybelle Padua

De las civilizaciones más antiguas del mundo nos visita un hombre con un carácter teórico y práctico trascendental. El egipcio y prestigioso economista, Samir Amin, es uno de los más importantes exponentes del marxismo contemporáneo, cuyo ingenio creador ha logrado renovar los postulados del pensamiento económico revolucionario. La audacia intelectual y su coherente militancia contra el capitalismo globalizador lo han colocado en la lista de los pensadores marxistas más notables de nuestra década.

La fecunda producción teórica de este militante recorre con profundidad la dinámica del sistema capitalista y su forma globalizadora. En sus análisis refleja una compresión certera de los cambios actuales. «Imperialismo colectivo», «La ley del valor mundializada», «Virus liberal», «Relaciones centro-periferia», «la desconexión», y el «capitalismo senil obsoleto» son algunas de las categorías que ha construido para desmontar la tiranía del capitalismo.

Una de sus últimas obras, titulada El capitalismo en la era de la globalización, constituye un legado teórico de gran utilidad para comprender la asimilación del capital a escala mundial y la crisis económica que hoy nos llama a reflexión.

A propósito de la esperanza que trae consigo la nueva crisis económica —desde una perspectiva de superación de un sistema para inaugurar la construcción de otro— la siguiente entrevista nos ofrece un análisis de aproximación a este fenómeno, sus dimensiones y algunos pequeños aportes para abonar el camino hacia una transformación del sistema económico vigente.

En su obra El capitalismo en la era de la globalización, realiza un análisis económico sobre el capitalismo en el mundo. En este sentido ¿Cuáles cree usted que son los núcleos de resistencias que puedan determinar un cambio significativo en la configuración de fuerza a escala mundial?

La tesis central del libro es sobre el modelo de globalización y hacia dónde va llevarnos este sistema. Este modelo está calificado de neoliberal globalizado. Un sistema que no es viable y que nos conducirá a una crisis en varias dimensiones, comenzando por la financiera, calificada como el «talón de Aquiles» del sistema capitalista. La explicación que damos sobre el crecimiento en un sistema neoliberal globalizado, o lo que se llama también economía de mercado globalizado, es que nos ha llevado a un nuevo estadio del capitalismo.

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El estadio de la centralización oligárquica. Es decir, pequeños grupos que concentran, exclusivamente, los bancos. Al mismo tiempo, instituciones financieras y grandes unidades de conexión industrial, comercio, transporte, que constituyen —cada uno— un oligopolio. Alrededor de 5.000 medios tienen en sus manos la economía mundial. A este estadio del capitalismo la fuente de provecho no es más que la explotación del trabajo, la distribución de la plusvalía en el sector financiero y las inversiones financieras.

En los últimos 25 años ha existido un crecimiento enorme de los centros financieros en comparación con la plaza productiva. En 75 años se proyectaba tres veces la raya productiva. Después de 25 años, representan 40 veces más. Sumado a eso, la acumulación dantesca de las ganancias y distribución de los comercios a la base de una enorme distancia social. Las desigualdades sociales son palpables. La crisis del sistema algún día, sin ser profeta, comenzará por una profunda crisis financiera. Esta crisis estará más visible, al principio, en el ámbito financiero. Luego, se mostrará como una crisis estructural profunda del capitalismo, paradigmática. Estadio que llamo capitalismo senil obsoleto. Es decir, un sistema de discriminación como éste no puede prolongarse durante mucho tiempo. Hay un límite relativo de las cosas naturales en relación al excesivo consumo energético.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.Con respecto a los núcleos de resistencias, es un tema importante y muy complicado. Evidentemente, hay un crecimiento de desigualdades sociales a escala mundial, y esto tiene una respuesta que se expresa con la resistencia de organizaciones y movimientos que pelean por derechos legítimos. Pero, desde una visión general, estas fuerzas se quedan, primero, fragmentadas. Segundo, sus respuestas son más defensivas que otra cosa. La gente atacada defiende lo que tiene. Con esta actuación pueden frenar, eventualmente, algunas cosas. Sin embargo, no son una amenaza fuerte para el sistema. Solamente, si llegasen a aglutinar en una real fuerza política a escala regional y mundial, con una estrategia compartida y objetivos a corto y largo plazo.

¿Cuáles crees que son los retos de los países de vanguardia revolucionaria en América Latina como Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador, frente a la crisis económica mundial?

Para mí en los últimos 20 años han sucedido cambios importantes y reales en América Latina. Es un continente donde las fuerzas comienzan actuar de forma adelantada. Casualmente, se presentó una convergencia de fuerzas desde un plan electoral. Chávez, luego Lula, Kirchner, Evo Morales, Correa. Todo esto es muy positivo. Sin embargo, no podemos subestimar al enemigo y las debilidades propias. Aun más en una crisis económica, porque resulta que todas las economías de América Latina son vulnerables. A pesar de los avances, se crean economías capitalistas privadas. Además, es más grave cuando observamos que todos los sistemas monetarios y financieros latinoamericanos están totalmente integrados al sistema mundial. No es comparable con, por ejemplo, Cuba. Menos comparable con la China. Los sistemas calificados de socialistas capitalistas dejan ver que son quebrantables rápidamente. Son sistemas vulnerables. A esto se suma las grandes diferencias y debilidades en los movimientos políticos y sociales, la existencia de fuerzas reaccionarias y la constante actuación de las fuerzas del imperialismo.

¿Qué principios económicos considera usted que deben seguir países medianamente liberados para romper la dependencia económica y debilitar aún más al imperialismo?

No puedo dar una receta. Puedo contribuir al decir algunas grandes banalidades. Por ejemplo, comenzar por controlar el sistema monetario y financiero, considerando que eso sólo se puede hacer a escala nacional, porque no lo puedes sustituir a nivel regional, si no lo haces en el plano nacional. Segundo, comenzar la desconexión real (en términos económicos) a través de la identificación de la interdependencia. Evidentemente, comenzando dentro de América Latina. Actualmente existen instrumentos, en los cuales Venezuela juega un papel de vanguardia, como lo son: el Alba y el Banco del Sur. Dos herramientas puestas en marcha antes de la crisis económica. Sin embargo, no podemos ser ingenuos, ya que estos son unos primeros pasos, además, con problemas internos y contradicciones. Pienso que todavía estas iniciativas son poca cosa para contrarrestar el capital imperialista.

En Venezuela está en marcha un plan de industrialización, ¿esto traería beneficios frente a la crisis mundial?

Venezuela en los últimos 50 años sufrió el devastador robo de su principal riqueza. La captación y despilfarro de la renta petrolera por parte de las clases dominantes de derecha ultra-reaccionarias destruyó la posibilidad de la industrialización, porque para ese entonces había dinero para comprar todo y desarrollar la agricultura. Es decir, no es la responsabilidad del poder actual. Es una situación heredada. Cuando el New York Times dice: «hay países vulnerables». Yo les respondo: «Sí, a causa de ustedes que han apoyado las clases dirigentes». Evidentemente, la industrialización es una larga ruta.

sybelle_padua@yahoo.es