Kepa Arbizu – Tercera Información

 

Vivimos tiempos en los que el poder cada vez es un ente más difuso, las decisiones que controlan nuestras vidas vienen tomadas desde organismos casi desconocidos y la información que aparece en nuestro ordenador llega a él como por arte de magia, aunque es fácil suponer que eso no es del todo así en realidad.

Ippolita, un colectivo formado por hackers, informáticos y activistas sociales editaron en el 2007 “El lado oscuro de Google. Historia y futuro de la industria de los metadatos”, disponible en descarga directa en diferentes idiomas. Desde ahora, y gracias a Virus Editorial, también se podrá conseguir en formato papel. Precisamente durante estos días se está presentando por diferentes ciudades del Estado español (El 26 de noviembre en Madrid y el 30 en Sevilla).

El libro pretende dar luz al desconocimiento que una mayoría tenemos respecto al funcionamiento real del mayor motor de búsqueda que existe hoy en día, Google. Para ello hace un acercamiento a la herramienta creada por Sergey Brin y Larry Page desde diferentes puntos de vista. Por un lado comienza con una visión histórica que va desde su surgimiento, desarrollo y consiguiente consolidación. Ya desde este momento vemos lo exhaustivo de los análisis y del interés central por demostrar que hay detrás de este, ahora, gigante informático, que comenzó siendo un buscador modesto para ir ampliando su campo de acción a través de todo tipo de instrumentos (Gmail, Google Maps, etc…).

El acercamiento a estos temas se hace desde posturas técnicas y otras más divulgativas. Por medio de ellas no explican su modo de funcionar en la búsquedas, dando al usuario una lista de páginas que satisfagan sus deseos mostradas en un orden de utilidad. Dicha metodología, según explica el colectivo, ha quedado desfasada dado el tremendo tránsito de información que hay en la red y la categorización utilizada para marcar su importancia no resulta nada acorde con la realidad.

Un elemento clave que el libro pretende hacer ver es la verdadera enjundia empresarial que tiene Google, el tránsito que le ha llevado hasta ser la gran multinacional que es hoy en día. Ese camino recorrido está lleno de “fuga de cerebros” (el más sonado el de Kai-Fu-Li, de Microsoft) y su consiguiente conflicto respecto a los secretos empresariales, peleas por conseguir a los mejores expertos, la entrada en Bolsa y lo más grave seguramente, el paso por alto de muchas situaciones de censura para consolidar su “imperio”.

La relación entre la publicidad y el motor de búsqueda también ocupa el interés del libro. La aparición de anuncios en nuestras actividades diarias con dicha herramienta están marcados por nuestro perfil de usuario, según cuales sean nuestros hábitos y consultas, todo ello queda registrado por Google, así será la publicidad que se nos muestre. Utilizando palabras de los autores, un “self service” publicitario.

Quizás lo más llamativo, aunque menos técnico, del análisis que se hace de Google es su lado ideológico-filosófico y las contradicciones que se hacen patentes. Lo primero que se resalta es que pese a la utilización de “software libre” lo hace desposeyéndole de todo su sentido y empleándolo simplemente como un método más rentable en cuanto a costes-beneficios. Por otra parte tienen un interés claro por mostrarse como una empresa “blanca” y bondadosa, no hay más que ver alguno de sus “slogans” como “Don’t be evil” (“no seas malo”), su iconografía de colores básicos y limpios o la supuesta neutralidad que enarbolan no debe ocultar que estamos ante un tiburón empresarial que busca ser hegemónico en su parcela.

Uno de las grandes retos del individuo debe ser intentar llegar a resolver esa frase que ya planteaba Juvenal, ¿Quién vigila a los vigilantes?. Para eso lo primero es necesario conocer quiénes son y cómo actúan. Ahí reside la importancia de este libro, que analiza en profundidad y en ámbitos muy variados, el gran negocio que es Google. No pretenden, como bien aclaran en su resumen final, hacer un llamamiento al boicot masivo ni un regreso a eras pasadas desprovistos de los avances tecnológicos. Lo que quieren es algo más revolucionario todavía, que el usuario esté informado y sepa qué es lo que maneja para así darle el uso que él estime necesario.