Página12
Países de la región de variado signo político repudiaron este sábado la irrupción de la policía ecuatoriana en la Embajada de México para detener al exvicepresidente correista Jorge Glas, en un inédito desconocimiento del derecho internacional a la inviolabilidad de las embajadas y del derecho al asilo. El día anterior al asalto a la sede diplomática Glas había recibido asilo político por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador. Mientras que Glas era trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Guayaquil, el gobierno mexicano anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con Quito, .
La entrada policial
Videos que circularon en redes sociales mostraban a policías trepando paredes de la embajada, que estuvo desde desde la mañana del viernes custodiada por militares, y la agresión física a Roberto Canseco, quien quedó como encargado de la misión luego de que la embajadora Raquel Serur fuera declarada persona no grata, informó el diario mexicano La Jornada.
«Se trata de una violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México, por lo cual le he instruido a nuestra canciller que emita un comunicado sobre este hecho autoritario, proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión de relaciones diplomáticas con el gobierno de Ecuador», expresó el mandatario mexicano en sus redes sociales, apenás se enteró del hecho.
Minutos después la canciller mexicana, Alicia Bárcena, pasó de la suspensión a la ruptura de relaciones con Quito. “Ante la flagrante violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y las lesiones sufridas por el personal diplomático mexicano en Ecuador, México anuncia el inmediato rompimiento de relaciones diplomáticas”, señaló Bárcena, quien además advirtió que su país recurrirá a la Corte Internacional de Justicia para denunciar el ataque a su territorio soberano.
La entrada de la policía representa una violación a la Convención Americana sobre Asilo, que establece los derechos y procedimientos para otorgar y proteger el asilo político, y a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que regula las relaciones entre países y protege la inviolabilidad de las misiones diplomáticas, como las embajadas.
El gobierno de Daniel Noboa intentó justificar su ingreso forzado a una embajada extranjera con un comunicado. «Ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político. Jorge Glas fue condenado con sentencia ejecutoriada (firme) y contaba con disposición de captura emitida por las autoridades competentes», indicó el texto. «Ecuador es un país soberano y no vamos a permitir que ningún delincuente quede en la impunidad», añadió.
La escalada de tensión entre los dos países latinoamericanos comenzó el jueves, cuando el Gobierno de Ecuador anunció la expulsión de la embajadora mexicana Serur. Esto ocurrió después de que López Obrador expresara que, en su opinión, el crimen del candidato presidencial Fernando Villavicencio había perjudicado al correismo en las elecciones.
Pedido de renuncia
El expresidente Rafael Correa repudió el accionar policial en la Embajada, asegurando que el hecho dañó la reputación del país. «Antes se le conocía a Ecuador como el ‘jaguar’ de América Latina, y ahora se lo conoce por ser el país más violento (de Latinoamérica), el principal exportador de droga, sobre todo de cocaína, a Europa. El último clavo al ataúd fue la toma del canal de televisión en enero. El país está enterrado. Su prestigio, su reputación, está hecha pedazos«, manifestó en una entrevista con EFE.
Más temprano, su partido Revolución Ciudadana (RC) pidió la renuncia del actual mandatario. «Noboa demostró claramente que no tiene la capacidad de gobernar Ecuador y provocó una crisis diplomática sin precedentes, por lo que le exigimos que presente su renuncia al cargo», afirmó la líder nacional de RC y excandidata presidencial, Luisa González, en una conferencia de prensa en Quito. «Nos está poniendo en riesgo a todos los ciudadanos», especialmente a los migrantes ecuatorianos que se encuentran en territorio mexicano intentando pasar a Estados Unidos, y que requieren de la asistencia consular debida, añadió.
Condena regional
La reacción internacional tampoco se hizo esperar. El Gobierno de Nicaragua anunció que también rompió relaciones diplomáticas con Ecuador, en solidaridad con México. «Ante la insólita y repudiable acción realizada esta madrugada en Quito, por fuerzas que deberían resguardar el orden y la seguridad de los ciudadanos ecuatorianos y sus vidas, nuestra contundente, enfática e irrevocable repulsa, que convertimos en nuestra decisión soberana de romper toda relación diplomática con el Gobierno ecuatoriano», señaló el Ejecutivo en un comunicado.
La presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la hondureña Xiomara Castro, convocó para el próximo lunes a la Troika del organismo regional para tratar la problemática desatada entre Ecuador y México.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, condenó la irrupción policial e informó que solicitará a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) interceder en favor de Glas por haberse violado su derecho al asilo. Además, instó a una reunión de urgencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) para examinar el caso.
Una de las reacciones de condena más severas fue la del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien tildó de «acto fascista» la irrupción policial, mientras que el presidente boliviano Luis Arce agregó que ese accionar «no tiene precedentes en la historia del derecho internacional». El presidente de Chile, Gabriel Boric, calificó el hecho como inaceptable, al igual que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, quienes le transmitieron su solidaridad a su par mexicano tras la ruptura de relaciones con Quito.
El Gobierno argentino también expresó su condena. «La República Argentina se une a los países de la región en la condena a lo sucedido anoche en la Embajada de México en Ecuador», informó la Cancillería argentina en un comunicado.
La expresidente Cristina Fernández de Kirchner expresó en una publicación en la red social X: «Los hechos de público conocimiento sucedidos en la Embajada mexicana en Ecuador, constituyen una agresión sin precedentes en territorio americano que vulnera tanto el derecho internacional como la tradición histórica de la República de México en materia de asilo político». Y añadió: «Desde ese país se construyó el concepto amplio del derecho de asilo, que no sólo salvó la vida de argentinos y argentinas en los momentos más oscuros de nuestra historia reciente, sino también la de muchos ciudadanos y ciudadanas del mundo».
El gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cuestionó el accionar ecuatoriano, resaltando que las derechas latinoamericanas no sólo no defienden la soberanía, sino que tampoco la respetan. «Los derechos de nuestros pueblos y los intereses de nuestras naciones necesitan más integración y solidaridad regional. Este acto inédito va en la dirección contraria, desintegra y atenta contra la soberanía y los acuerdos entre naciones», aseveró.
El derrotero del exvicepresidente
Por su parte, Glas se encontraba alojado en la sede diplomática de México desde mediados de diciembre de 2023 a la espera de la respuesta a su solicitud de asilo político, al considerarse como un perseguido político y víctima de ‘lawfare’ (utilización del aparato judicial contra adversarios políticos).
El exvicepresidente está imputado actualmente por presunta malversación de fondos públicos en el caso de la reconstrucción de la costera provincia de Manabí, la más afectada tras el terremoto de 2016, y tiene pendiente terminar de cumplir una pena de ocho años de prisión por dos condenas vigentes por sobornos y asociación ilícita.
Abrir la grieta
El economista y Doctor en Relaciones Internacionales, Pablo Kornblum, explicó a PáginaI12 que la vulneración de una embajada no lo hicieron ni las peores dictaduras del siglo XX. «Es un caso bastante extraño porque además no había riesgo de fuga inminente del ex vicepresidente», señaló el analista.
Para Kornblum, el hecho tiene una connotación política muy fuerte, pero consideró que el foco de la disputa del gobierno ecuatoriano no es tanto con México sino con el correismo. «Es un eje más para abrir la grieta ir contra el vicepresidente de la gestión anterior, acusarlo de corrupción, e inventar que los narcotraficantes y a todo aquel que sea enemigo del pueblo está con Correa», precisó. «Lo que está haciendo la centro-derecha o la derecha en la región y en el mundo en general es la confrontación: contraponer blancos sobre negros. Lo vemos en el caso de Milei en Argentina y lo vimos en su momento con Jair Bolsonaro y Donald Trump», remarcó.
Informe: Axel Schwarzfeld