El Destape
En una decisión sin antecedentes en Estados Unidos, el presidente de la Cámara Baja del Congreso, el republicano Kevin McCarthy, fue destituido de ese cargo en una votación, impulsada por un miembro de su propia bancada y referente del ala más radical de la oposición.
La votación terminó 216 votos a favor y 210 en contra. En otras palabras, un pequeño grupo de republicanos se unió al oficialismo demócrata para destituir al máximo dirigente de su partido en la Cámara de Representantes. No está claro aún quién lo reemplazará, aunque se descarta que sea otro opositor ya que la bancada republicana posee 221 bancas y controla el pleno.
Más allá del nombre, la gran incógnita es si el Partido Republicano optará por un conservador determinado a oponerse al Gobierno de Joe Biden, pero no «hacer estallar todo», como él mismo se quejó hace unos días; o si cederá ante las presiones del ala más radical de su fuerza y su bancada en la Cámara Baja y elegirá a un congresista aceptable para el sector quiere confrontar a todo o nada con el oficialismo demócrata. La decisión que tome terminará de definir el tono ya tenso de estos últimos 13 meses antes de las elecciones generales, en las que no solo se definirá el próximo presidente, sino también la futura composición del Congreso.
El acuerdo que prendió la chispa
El fin de semana pasado, a último momento, el Gobierno de Biden logró evitar un cierre temporal de su administración porque la Cámara de Representantes consiguió llegar finalmente a un acuerdo para aprobar una partida presupuestaria que garantiza el funcionamiento del Estado federal. McCarthy peleó durante meses para forzar cambios y compromisos del oficialismo, pero en las últimas semanas, cuando la posibilidad de un cierre -que obliga a cientos de miles de funcionarios a quedarse en casa sin paga- se volvió real, comenzó a buscar un acuerdo. Pero para este momento, el ala más radical de la bancada republicana ya no quería ceder y estaba dispuesto a ir a una nueva crisis de Gobierno.
Por eso, uno de ellos, Matt Gaetz no dudó en anunciar el mismo fin de semana que impulsaría un voto para destituir a McCarthy por aliarse con los demócratas para hacer aprobar el acuerdo presupuestario. “Creo que tenemos que arrancar la venda”, había dicho el domingo a CNN y había agregado que creía que tenía suficiente apoyo republicano para quitar del cargo al presidente de la cámara.
El lunes la presentó como había prometido y, aunque este martes se había especulado en que sus compañeros de cámara intentarían retrasar la votación, finalmente un puñado de republicanos habilitaron que el tema se tratara y votara esa misma tarde. Una vez que se dio esta luz verde, el destino del titular de la Cámara baja parecía sellado.
La disputa que recién comienza
La disputa interna republicana estalló con la victoria de Donald Trump en las primarias presidenciales de 2016, se acentuó a lo largo de los cuatro años de ese Gobierno -especialmente al final, con la pandemia y las derivas más acentuadas del entonces mandatario- y ahora volvió a quedar al desnudo con el clima pre electoral que se vive en el país. El sector más radical al que pertenece Gaetz está tan decidido a chocar con el sector -aún- mayoritario y tradicional de su partido como con los demócratas.
Por eso, asumen posiciones poco usuales para los conservadores tradicionales republicanos como rechazar seguir financiando a Ucrania en su guerra contra Rusia. La bautizaron como «la nueva guerra eterna» y reclaman que Kiev cumpla con reglas estrictas para dar cuenta en qué gasta los millones que lleva transferidos Estados Unidos en este último año y medio.