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“Israel ha suspendido todas las relaciones con la UNESCO. Hay un fuerte vínculo entre el Estado hebreo y las obras de su patrimonio histórico que los organismos internacionales rehúsan reconocer. Israel no puede tolerar esa situación”, señaló Ashley.
El descontento israelí se debe a la reciente decisión de la UNESCO que proclamó “parte inalienable de los territorios palestinos ocupados” la Cueva de los Patriarcas en Hebrón y la Tumba de Raquel en Belén. La UNESCO advirtió a finales de octubre pasado de que cualquier acción unilateralista del Gobierno israelí en relación con esos santuarios, que llamó en la respectiva resolución por sus nombres árabes – Al-Jaram Al-Ibrahimi (Santuario de Abraham) y la Mezquita Bilal abu Rabaj – serán interpretadas como una violación del derecho internacional.