Nando Pérez*
La Argentina, como sociedad, se encuentra atravesando una profunda crisis política, económica y social producto de las decisiones llevadas a cabo por una continua sucesión de gobiernos.
De los últimos 40 años posteriores a los gobiernos de las genocidas juntas militares, entre 1976 y 1983, 25 años fueron gobernados por tendencias peronistas (10 neoliberal y 15 de centroizquierda), los denominados radicales durante 8 años (6 socialdemócrata y 2 neoliberales) y 4 años de macrismo (derecha neoliberal).
Tras los sucesivos gobiernos elegidos por la ciudadanía, la deuda externa con organismos internacionales de crédito y deudores privados asciende a la friolera suma de 382.281 millones de dólares según lo declarado por el actual gobierno con un 36,5% de la población que viven bajo la línea de pobreza.
De esta forma se desarrolló durante décadas un continuo flujo de traslado de capitales desde las instituciones bancarias y financieras que operan en el país a nombre de empresas (fundamentalmente extranjeras) que extraen las ganancias generadas en territorio argentino y las deposítan electrónica o físicamente en entidades y paraísos fiscales mediante un sin fin de mecanismos de fuga.
Ninguno de los gobiernos que fueron electos tomaron medidas suficientes y adecuadas para detener este perverso accionar de los empresarios y banqueros, constituyéndose en cómplices o socios del saqueo perpetrado en la Argentina, bajo la mirada tibia de la propia sociedad que percibe, año tras año, una evidente caída de su calidad de vida individual y colectiva.
Sin embargo, el relato de los integrantes de los partidos políticos -causantes del daño ocasionado- es no asumir su responsabilidad, culpandose entre ellos, por la crisis actual acumulada.
Ante un nuevo año electoral con cambio de fórmula presidencial, la sociedad argentina se enfrenta a una nueva trampa donde, gane quien gane, se encargará de engañar a la población para que el poder real mafioso continúe gobernando a través de sus partidos, legisladores, jueces y periodistas.
Establecer un status quo que mantiene las ganancias de los ricos y las pérdidas de los pobres, bajo un sistema de gobierno único con gerencias alternativas, es el nuevo-viejo objetivo de las gobernanza global que se intenta imponer en la mayor parte de los países del mundo en una realidad de postpandemia y guerra que pone en riesgo la propia existencia humana.
- Nando Pérez es integrante de la agrupación «Patria Sí»