Panorama Alternativo
Edificio de la Embajada de EE. UU. en Quito. Foto:DR
Quito.-El presidente Rafael Correa había asegurado en febrero de 2009 que Max Sullivan, primer secretario de la embajada de EEUU -expulsado del país-, era el «director de la CIA».
«Hemos expulsado del país a este señor (Max) Sullivan, de la embajada estadounidense, que, hablemos claro, era el director de la CIA en Ecuador», dijo el año pasado Correa.
En esa oportunidad, el presidente recientemente secuestrado en un hospital por algunos centenares de policías hace algunos días en el Ecuador, había calificado como una «barbaridad» que el ex funcionario haya ordenado el retiro de computadores con datos sobre seguridad interna donados por Estados Unidos a una unidad policial.
Los ordenadores se retiraron después de suspender la ayuda económica a la dependencia policial una vez que Quito se negó a coordinar con Estados Unidos la designación de las autoridades de esa unidad policial.
«La Embajada se pone brava porque ellos son los acostumbrados a poner al comandante» policial y «por eso es que se llevan las computadoras y se ha armado todo ese escándalo», había indicado Correa.
El 18 de febrero, el Gobierno hizo pública la expulsión «inmediata» de Sullivan por su injerencia en asuntos de seguridad de Ecuador, concretamente en la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (UIES).
La salida de Sullivan se sumaba a la del agregado de la misma Embajada, Armando Astorga, quien también fue expulsado por el Ejecutivo después de que se revelara una carta en la que daba por finalizado un convenio «verbal» e «informal» con algunas unidades de la Policía.
Poco después de que Correa ordenase la expulsión de Astorga el 7 de febrero de 2009, la embajada confirmó que éste había salido del país a finales de enero como parte de un “cambio rutinario de personal”.
El 2 de febrero del mismo año, Correa ordenó a las unidades policiales que devolvieran a la embajada todo el material que le había sido donado por la representación diplomática, pero en el trámite no sólo se entregaron vehículos y ordenadores sino también información reservada.