Agencias

Menos de ocho horas duró en el cargo la primera mujer que asumió en Suecia el cargo de primera ministra. Magdalena Andersson, líder de los socialdemócratas, renunció este miércoles luego de que sus socios de coalición, el Partido Verde, abandonaran la alianza tras el rechazo, por parte del Parlamento, del proyecto de ley de presupuesto presentado por verdes y socialdemócratas. 

Ante este escenario, Andersson pidió salir de su nuevo cargo. «Le pedí al presidente del Parlamento que me relevaran de mis deberes como primera ministra», dijo la política. «Según la práctica constitucional, un gobierno de coalición debe dimitir cuando sale un partido. No quiero dirigir un gobierno del que se cuestione su legitimidad. Por eso he presentado mi dimisión», agregó, pero reiteró su disposición a liderar un Ejecutivo socialdemócrata en minoría.

El presidente del Parlamento, Andreas Norlen, aceptó la renuncia. Sin embargo, las posibilidades de que Andersson sea reelegida son buenas, luego de que los verdes anunciaran que la apoyarán en una eventual nueva votación, mientras que el Partido de Centro prometiera abstenerse, lo que en la práctica equivale a respaldarla. El Partido de Izquierda, en tanto, ya confirmó que votará por Andersson.

Si bien los partidos fueron incapaces de acordar un presupuesto, están decididos a mantener lejos del gobierno a los Demócratas Suecos, un partido populista y antiinmigración. «El Partido del Centro le abrirá la puerta a ella (Andersson) para que sea primera ministra. Nos queremos asegurar, de nuevo, de que Suecia tenga un gobierno que no dependa de los Demócratas Suecos», dijo Annie Loof, líder del Partido del Centro.

Los Demócratas Suecos están en el origen de la complicada situación política que vive Suecia desde hace años, debido al aislamiento al que lo sometían el resto de fuerzas políticas, aunque conservadores y democratacristianos aceptan ya negociar con ellos. Ese «cordón sanitario» es el que ha permitido que una coalición rojiverde gobierne en minoría desde 2014, encabezada por el socialdemócrata Stefan Löfven, y que en la última legislatura lo haya hecho gracias a un pacto con los centristas.

Löfven se convirtió en junio en el primer jefe de gobierno sueco en ejercicio en perder el cargo por una moción de censura, de los socialistas, en protesta por una reforma del régimen de alquiler impulsada por los centristas que acabó siendo retirada y le permitió ser elegido de nuevo un par de semanas después. Löfven anunció, no obstante, por sorpresa en agosto que dejaría todos sus cargos para allanarle el camino a su sucesor.