En su artículo titulado “Mafia-políticos, el binomio de oro”, de la Torre indica que con el 84% de la aprobación del nuevo Presidente, la población espera que se combata la fortaleza que políticos y narcoparamilitares han levantado para adulterar la democracia con el fin de enriquecerse, y adueñarse de lo ajeno, obviando el respeto a la ley.
Asimismo, la profesora hace referencia a una documentación que posee la columnista Claudia López, quien se ha enfrentado con valentía a la corrupción y a la politiquería.
“Ya desde el escenario de la legalidad, ya moviendo cuerdas tras bastidores, actuaban todos en pos de idéntico desenlace: capturar la administración del Estado y sus recursos, darle a su poder figura corporal en la política”, agrega de la Torre.
Además, puntualiza que esa tarea se vio disminuida pues los “cruzados” de la nueva patria no encontraron resistencia en el gobierno, el cual los acogió “como pieza madre de su proyecto histórico”.
En este sentido afirma que el paramilitarismo llegó a un tercio del Congreso, y que casi todo los 102 parlamentarios investigados por ese cargo eran uribistas.
“Los ilegales, escribe López, no eran tan clandestinos (contaron) con toda una gama de personas ‘de bien’ y una enorme estructura política para promover sus objetivos en todos los niveles territoriales, políticos e institucionales”, cita la columnista en su artículo.
En el origen del matrimonio, señala de la Torre, obró “la resistencia de los notables de provincia luego de que surgieron nuevas fuerzas que amenazaban el monopolio de los feudos del bipartidismo, también obró la pérdida del estatus legal de las autodefensas en 1986 y su renacimiento diez años después en las “Convivir”.
López afirmó -según el artículo de la profesora- que de todo ello, derivaron intereses complementarios entre élites políticas, mafiosas y armadas, que no fueron ajenas a la guerrilla, “unos necesitaban defenderse (del secuestro), otros administraban chequera y ejércitos para ofrecer protección, el resultado final es una contrarreforma agraria sangrienta, y la parapolítica, con su prontuario de coacción armada y fraude electoral.”
En este sentido, la profesora aseguró que las mafias generaron la corrupción pública pues de acuerdo con López, del clientelismo y el soborno se “pasó a la captura masiva de recursos y negocios públicos en la fuente, mediante cambios legales, exenciones tributarias, concesiones, contratos de estabilidad jurídica, zonas francas y carteles de contratación. Todo bajo un manto de legalidad”.
Además, expresó que los jefes del paramilitarismo cayeron en desgracia y los agraciados resultaron ser los políticos más “propositivos” en aquella alianza con el crimen.
“Sórdido notablato aderezado ahora de ‘narcos’, legitimado por un gobierno que le dejó avanzar en 8 años lo que no hubiera logrado en 30. Fuerza reaccionaria ésta del uribismo duro, que Santos y su ministro Restrepo parecen dispuestos a enfrentar por el flanco que a Colombia más le duele, la tierra. Acaso ese 84% dijera del hastío general con tanta desmesura. Y que, de persistir, el Gobierno no estaría solo”, concluye De la Torre.