Por Ronaldo G. Manal

La aparición del virus Sars-Cov2 como emergente de una anomalía, sea natural o antrópica, pone a la humanidad en estado de calamidad ante la amenaza real de extinción de una parte de la población mundial.

Desde su progagación inicial en un mercado de la ciudad china de Wuhan, sea por evolución natural de una especie a otra, o como “sembrado” por agentes de algún poder fáctico transnacional, el efecto devastador de la enfermedad covid-19 continúa su derrotero de sufrimiento y muerte en todos los países del mundo, ante la mirada estupefacta de los ciudadanos que desde sus casas, asimilan información contradictoria y controversial de la Organización Mundial de la Salud y líderes mundiales, ocasionándoles serios daños psicológicos y materiales.

Como brazo biológico en la construcción de un Nuevo Orden Mundial, la denominada “pandemia” del coronavirus gatilla así una carrera de empresas farmacéuticas mundiales, alguna de las cuales desarrollan tecnologías desconocidas y temerarias de nuevas vacunas para detener la propagación del virus: Astrazéneca, Pfizer, Moderna, Jansen, Sanofi, Sinovac, Sinopharm, el Centro ruso Gamaleya y otras farmacéuticas intentar alcanzar la vacuna para borrar sus frondosos prontuarios de daño a la salud de la población, intentando junto a los gobiernos instalar una supuesta esperanza sobre el fin cercano de la epidemia global.

La producción de miles de millones de vacunas a precios de costo o de mercado no eliminarán los millones de asesinatos ocasionadospor laingesta de sustancias químicas en forma de comprimidos, cápsulas i inyecciones que estas coroporaciones narco-farmo-financieras, generaron en el transcurso de los años en una perversa industria farmacéuticas en complicidad con los entes reguladores de medicamentos y tecnologías médicas (FDA; EMA, AEMPS, ANVISA,ANMAT, COFEPRIS,etc.), quienes cumplirán con su tarea de aprobación rápida de las vacunas.

La estrategía como “salvadores de la humanidad” lanzada nuevamente por los poderes fácticos del “Estado Profundo” no pueden ponen en alarma a los 7500 millones de seres humanos aún vivos en el planeta. El botín del coronavirus podría configurarse en el incio de un “nuevo orden mundial”; en un reseteo del capitalismo aumentando el control del sistema económico, político y social que al momento del “Evento de Wuhan” ralentizaba la aceleración de ganancias de las coroporaciones globales en países periféricos.

La automatización y digitalización de los servicios y productos por medio de la robotización, la inteligencia artificial y las comunicaciones a través de la red mundial son las nuevas herramienta de control de masas y dominio psico-biológico en esta nueva reconfiguración del orden establecido.

Los daños materiales y psico-socio-afectivos ocasionados a los seres humanos por las acciones estatales implementadas, tienden a readaptar los comportamientos humanos laborales y sociales como una modulación del sistema biológico humano que requiere del control de multiples variables asociadas a una nueva matriz de producción de bienes y servicios que armoniza al mercado mundial único, y avanza a pasos agigantados hasta el momento de la inoculación de la vacuna covid-19; cuando la plataforma de lanzamiento del nuevo orden este lista.

A partir de la neutralización del virus en el cuerpo humano y una vez cumplido su rol en la pandemia, las compañias farmacéuticas continuarán concentrando sus ganancias y vendiendo sus productos a los sobrevivientes del covid-19 en enfermedades que no curan, pero incrementan el precio de los medicamentos y las acciones bursátiles de Wall Street como consecuencia de la creación de monopolios por patentes.

Así, el Nuevo Orden Mundial va eliminando selectivamente a la población vulnerable y se impone implacable, creando la mayor crisis civilizatoria de la era capitalista para continuar apoderándose de los recursos naturales y humanos necesarios para su perversa reproducción.