Heinz Dieterich
1. Hazaña científica y política de Rusia
El registro de la primera vacuna anti-covid del mundo, dado a conocer por el presidente ruso Vladimir Putin el 11 de agosto, y el anuncio de su producción (15.8.), sacudieron al establishment mediático, político y farmacéutico occidental. Con justa razón. En la carrera mundial por el desarrollo de esta vacuna están en juego el prestigio nacional, el soft power geoestratégico y enormes oportunidades económicas para los ganadores. Tampoco falta la competencia entre el sistema del capitalismo occidental, dominado por las grandes corporaciones transnacionales y el sistema del socialismo chino, dirigido por el Partido Comunista del país (PCC).
Los campeones de la innovación microbiológica productiva-industrial de esta primera etapa de la carrera mundial son, por lo tanto, Rusia y China. En Rusia. El preparado farmacéutico se llama Sputnik V en honor al 4 de octubre de 1957, cuando la ciencia de la Unión Soviética inauguró una nueva época tecnológica para la humanidad, lanzando el primer satélite artificial de la Tierra (Sputnik) al espacio.
Pero, en honor a la verdad y para mayor desgracia de políticos, inversionistas y shareholders del pulpo farmacéutico Big Pharma, hay que decir que hay dos campeones. Porque el mismo día en que Putin anunció la proeza rusa, China otorgó su primera patente COVID-19 a una vacuna desarrollada entre la eminente científica Chen Wei de la Academia de Ciencias Médicas Militares y la empresa biotecnológica CanSino Biologics. De hecho, la Comisión Central Militar de China ya había aprobado el 25 de junio su uso limitado por un año en las Fuerzas Armadas (PLA) del país.
No carece de ironía histórica, que la anterior superpotencia socialista de Lenin y la actual superpotencia socialista de Xi Jinpin vencieron a los competidores. Toda persona informada sabe que detrás de los event horizons de la astrofísica y de la historia el universo siempre guarda sus misterios de la dialéctica.
2. Los competidores globales
Alrededor del mundo trabajan unos 160 grupos de científicos en el diseño de diagnósticos, vacunas y terapéuticos para frenar la pandemia. Al menos unas veinte entidades de este universo estadístico cuentan con el hardware biotecnológico, el software y la experiencia necesaria para alcanzar resultados positivos en tiempos relativamente cortos. Lo que diferencia a los competidores son las estrategias de investigación, los recursos financieros, la calidad de liderazgo nacional y el poder geopolítico del país. En una población multimodal competitiva de este tipo es inevitable que en cualquier momento alguna entidad salga triunfante. De hecho, en este momento hay aproximadamente diez candidatos a vacuna que se encuentran en una situación semejante a la del Sputnik (Gam-COVID-Vak) y la china, o sea, entrando a la fase tres de ensayos clínicos. ¿Cuál fue, entonces, el factor que le dio a Rusia las palmas?
3. La ventaja competitiva rusa
El hecho, de que la vacuna del Gamaleya Research Institute of Epidemiology and Microbiology en Moscú, en cooperación con el Ministerio de Defensa, terminara a la cabeza de los contrincantes, se debe, sensu stricto, a que su plataforma metodológica y tecnológica investigativa se basa en veinte años de trabajo sobre vacunas: particularmente, en las experiencias de diseño de una vacuna contra el Ebola (GamEvac-Combi) y, también del SARS y MERS. Fue esa pericia, que facilitó la composición y posología del preparado, entre otros aspectos importantes para la inmunización.
En sentido amplio, sin embargo, fueron el liderazgo estratégico, la audacia política de Putin y la ciencia y cultura heredada de la Unión Soviética, que hicieron posible el éxito de Moscú. Putin, con gran sentido de oportunidad en la competencia por el soft power global, logró optimizar el impacto del resultado científico endógeno Sputnik V en la opinión pública global mediante los siguientes recursos: el peso gravitacional de la presidencia de una de las tres superpotencias mundiales; su innegable carisma mediático personal; la utilización (timing) de la estratagema mediática del newsbreaker global; la reactivación del trauma occidental del «Momento Sputnik» de 1957, bautizando la vacuna Sputnik V; y, last but not least, agregando valor mediático y credibilidad a la noticia, mencionando que su hija participó como voluntaria en las fases experimentales (inyección) de validación de la vacuna.
4. Frivolidad del Zar inmunológico estadounidense
El retorno del «Momento Sputnik» desató un tsunami de agresión propagandística contra la vacuna rusa, junto con algunas preguntas legítimas. Entre las interrogantes legítimas está la del Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos. Fauci, quién durante largas semanas traicionó a su ética científica, no atreviéndose a contradecir las mentiras de su jefe Donald Trump sobre el patógeno, comentó después del anuncio de Putin, que «duda seriamente» que los rusos hayan «probado definitivamente que la vacuna es segura y eficaz».
La duda del funcionario es legítima, pero su formulación es demagógica y frívola frente a personas, que no tienen conocimiento de la metodología científica. Ninguna de las entidades en el mundo que procuran desarrollar la vacuna ha «probado definitivamente que la vacuna es segura y eficaz», ni puede probarlo en este momento. Por la simple razón, que tal «prueba» sólo es posible al conocerse los resultados fidedignos de la tercera fase del ensayo clínico, a la cual ningún grupo de investigación ha llegado todavía.
5. Rusia reconoce el problema y toma medidas
El problema referido por Fauci está siendo atendido en forma pública en Rusia.
El director del Centro Nacional de Investigación Gamaleya, Aleksander Ginsburg, ha explicado a la agencia de noticias TASS, que se llevará a cabo un ensayo de Fase III adecuado, en el que participarán decenas de miles de voluntarios. «Presentaremos la primera variante del protocolo de prueba posterior al registro, el lunes. Considerando la atención del público y los medios, creo que el Ministerio de Salud lo acelerará y aprobará la propuesta dentro de una semana. Entonces, en siete, quizás diez días, se lanzará el ensayo». También enfatizó que el Sputnik V no está programado para entrar en circulación masiva hasta enero del 2021, dejando entre cuatro y cinco meses para un mejor registro de su eficacia y de cualquier posible efecto secundario que pudiera surgir.
Una protección adicional para los ciudadanos rusos es la aplicación voluntaria de la vacuna. De esta manera, el ciudadano mismo decide sobre sus prioridades de salud.
6. La metodología «normal» de las vacunas
Para los lectores no científicos conviene explicar brevemente la metodología convencional en el diseño de vacunas, así como los procedimientos respectivos en tiempos de emergencia.
El tiempo de diseño vacunal en tiempos «normales» oscila entre cuatro años (A. Fauci) y alrededor de diez años. (No siempre se logra el éxito.) Tan largo proceso se debe a que el candidato a vacuna debe pasar por pruebas consecutivas: in vitro (laboratorio); «modelos animales» de creciente complejidad; la fase 1 de ensayo clínico con pocos participantes para evaluar, entre otros, la seguridad del producto (efectos secundarios), la mejor forma de administrarlo y la posología; la fase dos vuelve a evaluar esas variables, pero analiza al mismo tiempo la eficacia o inmunogenicidad (efecto deseado) de la vacuna en grupos humanos limitados; la fase tres repite el mismo análisis, pero en un estudio de campo con un universo estadístico mucho más amplio y con los estándares internacionales del doble ciego (double blind), aleatorio (randomized) y masivo.
7. La metodología en tiempos de emergencia
En tiempos de emergencia como la que vivimos –22.5 millones de infectados, 790.000 muertos, pérdidas económicas hasta de 12 millones de millones (trillions) de dólares a fines de 2021 (FMI)– muchos países permiten modificar el protocolo convencional para dar una respuesta anti-pandémica más rápida y regresar a la situación «normal» (status quo ante). En la Unión Americana, por ejemplo, existe la «Autorización de Uso de Emergencia» (Emergency Use Authorization), que permite a las autoridades (FDA) proteger la salud pública contra las amenazas CBRN (químico, biológico, radiológico, nuclear) vía procedimientos de emergencia.
Bajo la sección 564 de la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos, el Comisionado de la FDA puede permitir que «productos médicos no aprobados o usos no aprobados de productos médicos aprobados se utilicen en una emergencia para diagnosticar, tratar o prevenir enfermedades graves o de vida, enfermedades o afecciones amenazantes causadas por agentes amenazantes CBRN), cuando no existen alternativas adecuadas, aprobadas y disponibles».
8. Rusia y los protocolos de emergencia
Casi ninguna entidad que trabaja actualmente contra el covid-19 está siguiendo el protocolo convencional con rigor, porque la situación global requiere medidas de emergencia rápidas. Por eso, el Ministerio de Salud de Rusia autorizó el registro y producción de Sputnik V, con sólida evidencia de su inocuidad y eficacia obtenida en la fase dos, la implementación de la fase tres y las medidas de precaución mencionadas.
El candidato a vacuna de la corporación transnacional británica GlaxoSmithKline y la francesa Sanofi es otro ejemplo de esta metodología fast track. A fines de julio, su producto se encontraba todavía en fase preclínica. Para acelerar su llegada al mercado, Sanofi planea comprimir las fases tempranas e intermedias de las pruebas clínicas en un estudio que inicia en septiembre, seguido por la fase tres hacia fines del 2020.
Otros métodos de acortar los tiempos son la vacunación primera de los grupos más expuestos a la pandemia, como el personal médico y los maestros escolares, tal como se hará en Rusia y se planea en la Universidad de Oxford; la vacunación voluntaria, como en Rusia; la construcción de plantas de fabricación y cadenas de suministro (supply chains) al inicio de las investigaciones, o la descentralización productiva a nivel global. Tanto Rusia como China usan esas opciones.
9. Demagogia de contraindicaciones
Otra demagogia contra la vacuna rusa es la propaganda sobre posibles contraindicaciones. Considerando la complejidad del virus Covid-19, que tiene una alta capacidad de mutación es absolutamente seguro que habrá contraindicaciones. Y, ¿cómo no las va a haber, si el U.S. Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) advierte en sus normas generales, qué para usar una droga simple como la Aspirina, deben tomarse en cuenta 23 contraindicaciones (embarazo, alcoholismo, falta de vitamina K, ulcera, etc.) y 3 alergias?
Sin embargo, los médicos, que esencialmente son mercaderes, como experimentamos cada vez que vamos a un consultorio, ahora redescubren «la bio-ética» frente a los productos rusos y chinos, a fin de quedar bien con sus patrocinadores de Big Pharma. Para acabar con sus disonancias cognitivas deberían poner el símbolo del dólar en sus iconos en lugar de la imagen de Esculapio de Hipócrates de Cos.
10. Indemnización de transnacionales
Indemnizaciones en caso de efectos secundarios son otra fuente de fake news. No sabemos si el Estado ruso indemnizará a personas afectadas negativamente por la vacuna, pero en la Unión Americana el problema fue resuelto hace muchos años en beneficio de las corporaciones. En 1986, el Congreso aprobó la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles (NCVIA), que eliminó la responsabilidad del fabricante por los inevitables efectos secundarios adversos de una vacuna. El 42 U.S. Code § 300aa-22 – Estándares de responsabilidad: Párrafo (b), que trata sobre «Efectos secundarios adversos inevitables; advertencias» establece, que «Ningún fabricante de vacunas será responsable en una acción civil por daños que surjan de una lesión relacionada con la vacuna o muerte asociada con la administración de una vacuna después del 1 de octubre de 1988, si la lesión o muerte resultó de efectos secundarios, que eran inevitables a pesar de que la vacuna se preparó adecuadamente y se acompañó de las instrucciones y advertencias adecuadas». Con razón, el 37% de los estadounidenses no quiere vacunarse. Sabe, que los jueces de la Corte a que tendría que ir para ser indemnizado, y los ejecutivos de Big Pharma, son caimanes del mismo pozo.
11. Sputnik, Covid y Pearl Harbor
El 4 de octubre de 1957, el «momento Sputnik-1» fue calificado por la prensa estadounidense como un «technological Pearl Harbor«. Y, sin duda, fue un acontecimiento que cambió el rumbo de la humanidad, porque en el centro del poder occidental, en Washington, el complejo militar-industrial tomó el control del país; pese a que el presidente Eisenhower trató de impedirlo. Desde entonces, ese military-industrial complex, que Eisenhower definió acertadamente como «the disastrous rise of misplaced power«, determina la política del Imperio, llevando a la humanidad hacia una guerra nuclear entre Estados Unidos y China. Es la pandemia (estacionaria) global del capitalismo, que Lenin llamó «imperialismo».
12. La profecía Sputnik de Obama
En 2010, el presidente Barack Obama comentó el desastroso nivel de conocimiento de los estudiantes estadounidenses, quienes en un estudio internacional de la OECD terminaron en casi todas las materias en el lugar 23 or 24. «Cincuenta años después, el momento Sputnik de nuestra generación ha vuelto», dijo Obama. Con miles de millones de personas en India y China «repentinamente conectadas a la economía mundial», prevalecerán las naciones con los trabajadores más educados. «Tal como está ahora», dijo, «Estados Unidos está en peligro de quedarse atrás».
Esta es la razón estructural de la clase dominante estadounidense para arriesgar una guerra nuclear con China y Rusia, catalizada por las maquinaciones de un golpe de Estado electoral de Trump y su política de negligencia criminal frente al Covid-19. Dangerous Donald (Hillary Clinton dixit) ha convertido la democracia imperialista del Norte en un Estado fallido en la salud pública, la economía, la diplomacia mundial y, lo más importante, la verdad. Si se roba las elecciones, la democracia liberal burguesa se acaba en Estados Unidos.
Esta es la gran diferencia entre el momento del Sputnik I y del Sputnik V. El peligro para el Imperio de la Guerra Fría era el Socialismo del Siglo XX, de la Unión Soviética. El peligro existencial que enfrenta ahora no es Rusia ni China. El peligro es endógeno. Es el fascismo, que es parte integral de la genética del sistema burgués-capitalista. Y, la única vacuna que se ha encontrado contra esta holoendemia, es la eco-civilización democrática, basada en la economía de equivalencia.
El conocimiento científico de salvación lo tenemos. ¿Tendremos el poder para aplicarlo?