La siderúrgica destruyó manglares en áreas de la Mata Atlántica. Además, el trabajo de 8 mil pescadores se volvió imposible en Rio de Janeiro por su actividad.
Se trata de una inversión compartida entre la alemana ThyssenKrupp y la brasileña Vale. Es la construcción industrial más grande en América Latina.
El Estado brasileño también fue cuestionado ya que la empresa recibe financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES).
Fue durante la actividad «Empresas transnacionales en el Banco de los Reos: Violaciones de Derechos Humanos y posibilidades de Responsabilización». El debate fue organizado por el Instituto Rosa Luxemburgo durante el segundo día de Foro.
El debate giró sobre estrategias de defensa de los derechos humanos en el ámbito internacional.
El abogado de la organización brasileña Terra e Direitos, Fernando Prioste, afirmó que los movimientos sociales deberían unir acciones concretas de movilización con la presión a través de iniciativas jurídicas.
También sugirió que los movimientos pueden hacer audiencias públicas y la producción de dossieres para denuncias en los países de origen de las transnacionales.
Por otra parte, la economista Karina Kato afirmó que las empresas transnacionales causan una deuda ecológica y social que no esta siendo contabilizada. Kato es colaboradora del Instituto Políticas Alternativas para el Cono Sur