Agencias
Estados Unidos invocó este jueves el Tratado Interamericano de
Asistencia Recíproca (Tiar) ante ejercicios militares del gobierno de
Nicolás Maduro en la frontera con Colombia y tras una convocatoria de la
OEA a sus cancilleres.
“Recientes despliegues «belicosos» en la frontera con Colombia por parte
de los militares venezolanos así como la presencia de grupos ilegales
armados y organizaciones terroristas en territorio venezolano demuestran
que Nicolás Maduro no solo es una amenaza para el pueblo venezolano,
sino que sus acciones amenazan la paz y seguridad de los vecinos de
Venezuela”, dijo en un comunicado el secretario de Estado, Mike Pompeo
al activar el Tiar.
Colombia y Venezuela comparten una frontera de 2.200 km donde Maduro
ordenó ejercicios militares hasta el 28 de septiembre con el despliegue
de unos 150.000 efectivos y un sistema de misiles ante supuestas
amenazas de Bogotá en el marco de renovadas tensiones entre ambos
países, que en febrero rompieron relaciones.
El gobierno del presidente colombiano Iván Duque niega cualquier plan
contra Venezuela y llamó a la “serenidad” ante la escalada de tensiones.
El autoproclamado Juan Guaidó pidió la invocación del Tiar, indicó
Pompeo en un comunicado que fue retuiteado por el presidente Donald
Trump en la madrugada del jueves.
“Influencia desestabilizadora”
Pompeo dijo que la invocación del Tiar es “el reconocimiento de la cada
vez más desestabilizadora influencia” del gobierno de maduro en la
región.
“Las políticas económicas catastróficas y la represión política
continúan azuzando una crisis de refugiados sin precedentes, agotando la
capacidad de los gobiernos para responder”, señaló.
Según la ONU, unos 3,6 millones de venezolanos han abandonado su país
desde 2016 por la grave crisis económica que azota al país petrolero.
“Esperamos más discusiones de alto nivel con los integrantes del Tiar”
para “abordar colectivamente la urgente crisis dentro de Venezuela que
se derrama por sus fronteras y considerar opciones económicas y
políticas multilaterales”.
Bajo el Tiar, también conocido como Tratado de Rio por su adopción en
esa ciudad en 1947, los cancilleres pueden tomar medidas que van desde
la ruptura de las relaciones diplomáticas hasta el empleo de la fuerza
armada.
El miércoles, una sesión del Consejo Permanente de la Organización de
Estados Americanos (OEA) convocó a los cancilleres de los 19 países
signatarios del Tiar para reunirse en la segunda quincena de septiembre
con el fin de abordar el “impacto desestabilizador” de la crisis en
Venezuela, que representa “una clara amenaza a la paz y a la seguridad
en el Hemisferio”, según versa la resolución.
Estados Unidos celebró la decisión como un apoyo a los esfuerzos de
Guaidó para sacar del poder a Maduro y realizar nuevas elecciones.
En la sesión, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados
Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, República Dominicana y
Venezuela votaron a favor de activar el órgano de consulta del TIAR.
Costa Rica, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay se abstuvieron, en
tanto Bahamas y Cuba (miembro no activo de la OEA que nunca se retiró
del TIAR) estuvieron austentes.
Costa Rica intentó sin éxito que se aprobara una enmienda a la
resolución excluyendo el uso de la fuerza armada como alternativa, en
tanto Uruguay dijo que la situación actual en Venezuela no daba lugar
para activar el tratado.
Luz Baños, embajadora de México, que como Bolivia, Ecuador y Nicaragua
abandonó el Tiar en los últimos años lamentó que “nos acercamos
peligrosamente a un punto sin retorno” agregando que «México rechaza de manera contudente la invocación del TIAR con respecto a Venezuela«.
Venezuela abandonó hace seis años este tratado, pero en julio, la
Asamblea Nacional en desacato liderada por autoproclamado Guaidó aprobó
su regreso, decisión que fue anulada por el tribunal supremo del país.
Pese a las fuertes sanciones económicas que ha impuesto Estados Unidos a
Venezuela y sus dirigentes, Maduro, que goza del respaldo de las
fuerzas armadas, así como de Rusia, China y Cuba, ha logrado mantenerse
en el poder.