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El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, ha anunciado este miércoles su decisión de dejar su puesto. Rosselló renunciará el 2 de agosto, tras semanas de protestas que exigen su dimisión.
La renuncia del dirigente puertorriqueño se produce días después de que anunciara en un discurso subido a Facebook que no se postulará para una reelección y que dimite como líder de su partido —que cuenta con la mayoría en la Asamblea Legislativa de la isla—, si bien declaraba su voluntad de no abandonar su cargo hasta que termine su mandato dentro de año y medio.
Hace apenas un día, el secretario de la Gobernación, Ricardo Llerandi, presentó su renuncia, que se hará efectiva a partir del próximo 31 de julio.
La polémica en torno a Rosselló estalló a mediados de julio, después de que se filtraran 889 páginas de su conversación privada de Telegram, donde el propio gobernador y sus más cercanos colaboradores de la Administración intercambiaban mensajes con contenido violento, misógino y homófobo, así como burlas sobre periodistas, activistas y políticos.
En los mensajes el líder de la isla llamó «p***» a Melissa Mark Viverito, expresidenta del Consejo Municipal de Nueva York (EE.UU.), mientras que tachó al senador opositor Eduardo Bathia de «mam***chos de niveles históricos». Asimismo, uno de los asesores que participó en el chat, el representante del Gobierno ante la Junta de Control Fiscal, Christian Sobrino, escribió sobre la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, que está «salivando para caerle a tiros» y lanzó un comentario homófobo sobre el cantante Ricky Martin.Ver galería completa
Estas son algunas de las polémicas declaraciones extraídas de las 889 páginas de conversaciones mantenidas entre finales del año pasado hasta el pasado 20 de enero. Entre ellas también figuran textos que evidencian una manipulación de sondeos políticos para defender la imagen de Rosselló y su círculo cercano.
Este martes tuvo lugar el undécimo día consecutivo de protestas antigubernamentales, con cientos de manifestantes reunidos frente a La Fortaleza, residencia oficial de Rosselló. La Policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes.